Florencia
— ¿Y si Celine mata a la niña? ¿Y si no la alimenta? Mi hermana es muy descuidada — Florencia caminó un par de pasos más hasta que sus botas se undieron en el lodo, este clima no es para ella, prefiera los días soleados de La Provenza — Creó que debí de haber traído a mi hermana y a la bebé aquí, a Darcy le habría encantado éste lugar —
William dejó de caminar, giró su rostro y sus ojos se posaron en ella mirándola detalladamente como si no entendiera su preocupación.
— Tienes que dejar que Celine se haga cargo de la niña, no todo el tiempo estará la tía Florencia para salvarles la vida — William soltó una estela de aire frío que le confirmó que este lugar no es el ideal para ella — Por lo menos tú hermana podría cambiarle los pañales ¿No creés?—
Florencia rodó los ojos resignada, no puede luchar contra el excelente argumento de William, ya que la noche anterior, en su última noche en Londres cuándo sólo quería disfrutar de unas horas de sueño, una rubia tocó la puerta de su casa en plena madrugada, pero no venía sola, sino con una bebé a medio vestir, la pobre de Darcy no llevaba puesto el pañal y lloraba con fuerza, aunque Florencia pensó que del estrés Celine también lloraria.
Pero ese Inglés tiene razón, fue ella quien tuvo que levantarse de la cama para cambiar el pañal y después pasear a Darcy de un lado a otro de la casa porque los cólicos la tenían muy mal, se pasó la noche en vela mientras Celine dormía en el sillón cómo sino hubiera un mañana.
Carrapeo nerviosa y comenzó a caminar más rápido cuando escuchó los llantos de sus bebés dentro de esa vieja mansión escocesa, así que dos botas volvieron a hundirse en el lodo escocés.
— Es que Celine no está acostumbrada a cuidar bebés, es un poco...¿Inexperta? Pero ya la enseñé a poner pañales y a curar los cólicos, así que no volverá a correr en medio de la noche con una bebé llorando —
William la alcanzó con sus pasos rápidos y la aferró de la cintura para acercarla a él y darle calor, le hubiera gustado usar un costo vestido, quizá, de color rojo para mostrar más pasión en estos días de abstinencia pero esté lugar está lleno de niebla y sus piernas se hubieran congelado, es un lugar precioso y al levantar la mirada el primer recuerdo que viene a su memoria es de la mansión del Señor Darcy, de esa película que su madre y sus hermanas aman mirar las noches de navidad, pero esto no es una película, es casa de William y ahora también es suya.
— Tú también eras inexperta, tenias miedo y no sabías que hacer con Paris, supongo que esa fallecida artista y él nacimiento de London te enseñaron a ser mamá — William la tomó de la mejillas para besarla en la comisura de los labios — Lo que trató de decirte es que dejes que esa bebé se acostumbré a tu hermana, la pobre niña ya tiene una vida caótica y un padre de mierda, esa bebé necesita crear un lazo de confianza con tu hermana porque aún son unas extrañas entre sí, cuándo Darcy vea a tú hermana cómo mamá dejará de llorar, pero si la sigue llevando contigo, nunca querrá alejarse de ti y te verá a ti cómo mamá —
Florencia se paso las manos por el cabello moviendo sus mechones rojizos y desprendiendo el olor de su perfume, esa es otra razón por la cual no puede poner contra, esa misma noche Darcy lloro desconsoladamente porque no quería que la alejarán de ella, está tan acostumbrada a su pecho, a sus besos y a su cuidado qué ya no quería irse con Celine.
— Además, de todos modos tú hermana estará aquí para la fiesta de las niñas, sólo van estar alejadas una noche — William se aferró a su cintura respirando en su cuello y poniéndola nerviosa por su cercanía — Y si las niñas se duermen rápido y tu madre cuida de los bebés, está noche podré estar contigo —
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La Perfumista De París [Saga Las Perfumistas Parte 1]
RomanceFlorencia Bellerose sigue la tradición familiar con su tienda de perfumes en París. Le encanta su vida y tiene todo lo que necesita, su viejo ático, sus perfumes y una cena romántica junto a su novia mirando la Torre Eiffel, esa es su vida perfecta...