Florencia
Florencia sonrió de lado al ver la pequeña risa que hizo su pequeña y adorable bebé, London. Su hija es tan pequeña que cuando la abraza, su cuerpo apenas se siente entre sus brazos. Es adorable, es regordeta y perfecta, así que cada vez que la mira siente que su corazón se llena de amor, aún más cuando acerca a su hija para darle un beso y el precioso perfume de William la vuelve loca de deseo.
— Mirate, William te tiene totalmente atontada — Celine se recargó en el mostrador de la perfumeria con burla en sus ojos — Si un hombre te tiene así, imagínate con dos, te vuelves loca
Florencia recargó a su bebé sobre su pecho para acariciarle la espalda mientras fulmina con la mirada a su hermana.
— Cállate Celine — Florencia se sonrojo por completo solo de recordar sus noches de amor con William, la hace sentir tan bien que hasta sus piernas se sienten como de gelatina y más porque el papá de sus hijas tiene dos malditos dones en la cama, sabe mover sus caderas muy bien y su suave y delicada lengua siempre la lleva al cielo — No necesito a dos hombres, con William es más que suficiente —
— Si tú lo dices — Celine soltó una carcajada antes de regresar a atender a otro cliente, sus palabras francesas son divertidas — Pero quiero recordarte que las mujeres tenemos dos pequeños espacios del amor para dos hombres. Además, los tríos son jodidamente buenos...—
— ¡Celine! — grito Florencia llena de vergüenza porque su hermana mayor es una pervertida y adicta al sexo. Pero Celine perdió la gracia del rostro y tomó una actitud totalmente madura.
— Florencia — la llamo de nuevo
— ¿Que pasa Celine? —
— No cometas ningún error ¿Si? No quiero estar dando puñetazos a toda la gente, ni tampoco quiero ver como arruinas tú vida, William no es como los otros hombres, él sabe lo que quiere y si tú te equivocas vas a perder todo, tu perfumeria, a tus hijas y al hombre que quieres, solo quiero advertirte que si hace algo mal William no te lo perdonará jamás —
Florencia abrazó de nuevo a su bebé y volvió a respirar el perfume masculino, pero unas pequeñas manitas se aferran a sus piernas con desesperación, su pequeña Paris la mira con rostro lloroso, es una pequeña bebé consentida que llora todo el tiempo porque esta celosa de su hermana pequeña.
Dejó el cuerpo dormido de London en su cochecito y se inclinó para tomar en brazos a Paris. Normalmente él que cuida a sus hija siempre es William, las tiene en brazos todo el día y siempre tiene demasiada paciencia para ellas, porque Paris lo hace como quiere, llora, se pone furiosa y suelta pequeñas carcajadas y William jamás la regaña, no tendrá paciencia para otras cosas, para sus hijas es el mejor.
Pero ser mamá realmente no es fácil y menos de dos bebés tan pequeñas, de todos modos Florencia jamás se imagino teniendo hijos, así que su viaje en el descubrimiento de la maternidad no ha sido nada fácil, por eso cuando miró los ojos llorosos de Paris y sus pequeñas manos aferrándose a su ropa, supo que su hija solo quiere pasar tiempo con mamá.
Tomó su bolso, las cosas de Paris y se acercó a la puerta, no sin antes despedirse de London.
— Llevaré a Paris conmigo — Florencia sonrió ampliamente cuando su hija se abrazó a su pecho — Cuida a London, no olvides darle su biberón y golpear su espalda levemente para que suelte el aire. ¡Si la cuidas mal, te golpeo! —
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La Perfumista De París [Saga Las Perfumistas Parte 1]
RomanceFlorencia Bellerose sigue la tradición familiar con su tienda de perfumes en París. Le encanta su vida y tiene todo lo que necesita, su viejo ático, sus perfumes y una cena romántica junto a su novia mirando la Torre Eiffel, esa es su vida perfecta...