Florencia
Florencia jamás había sentido un dolor tan grande en toda su vida, exceptuando el parto que fue horrible, pero este dolor que siente en el pecho la deja sin aire, sin vida, sin nada. Es como si le hubieran roto el corazón en miles de pedazos y esos pedazos no pueden volver a unirse si no tiene a Paris con ella y por las noches es lo peor, no puede dormir y no hace más que sentarse en la ventana y ver de lejos la torre Eiffel, mientras llora al recordar el rostro afligido de Paris cuando su papá se la llevo lejos. La extraña tanto, que aveces puede escuchar su llanto y se duerme abrazando sus pequeñas prendas de ropa para recodar su olor a bebé, así se pasa los días hecha un ovillo en la cama y Florencia cuando escuchó la voz de su hermana por todo su ático, se escondió debajo de las sabanas, sin dejar de escuchar a su hermana al correr y maldecir al tirar las pinturas de Amelie.
— ¿Florencia estas enojada conmigo?Diime algo pelirroja, no contestas mis llamadas y tampoco vas a la perfumería — Su hermana Celine se tiró sobre la cama y se aferró a su espalda abrazandola tan fuerte que penso que la dejaría sin aire — ¡Lo siento, lo siento muchísimo! Yo tendría que haber estado ahí para recibir a Paris, por mi culpa perdiste a tu bebé, necesito que me digas que puedo hacer para remediarlo ¡Florencia! —
Florencia se quitó las sabanas de la cara y miró a su hermana con los ojos hinchados por el llanto, ni siquiera puede ver bien porque las lágrimas no la dejan ver. De seguro se ve horrible, con su cabello despeinado, la piel pálida y con el rostro desencajado en llanto.
— ¡William se llevó a mi bebé! — Florencia carraspeo — Hace días que no veo a mi bebé, a ella solo le gusta tomar leche de mi pecho. ¿Que pasa si no puede dormir? Paris solo duerme si yo la recuesto junto conmigo y acarició sus mejillas. William no sabe lo que le gusta a mi bebé, es hombre, no puede cuidarla tan bien como yo ¡Y tú debiste estar en la maldita perfumería! —
— ¡¿Sabes que?! ¡Basta Florencia! — Celine arrojó las sabanas a un lado y puso sus manos sobre su cintura furiosa — ¡Levantante! Vamos a buscar a tu bebé en Londres —
— ¡¿Que?! Pero yo no tengo dinero para eso, Londres es carísimo — giro su vista hacia su alcancía vacía — Amelie no ha vendido ningún cuadro y yo no he trabajado en la perfumeria —
— ¡¿Y eso que? Estamos haciendo esto por Paris. No te estoy pidiendo nada, digamos que siempre se que vas a necesitar de mi, así que tengo dinero ahorrado — Celine se puso de pie y movió la ropa por todos lados, hasta que le arrojó unas prendas de ropa a la cama — ¡Vamos hermanita que el maldito tren nos deja! ¡Te esperó afuera y no tardes! —
Florencia se levantó rápidamente, se puso sus jeans y su chaqueta, apenas y se peinó el cabello y se puso poco maquillaje para disimular su rostro de zombie. Busco las cosas de su bebé como una madre desesperada por tener a su pequeña de nuevo, Los segundos se le hacen eternos mietras prepara la pañalera de Paris, lleva tantas cosas por si tiene hambre, por si tiene frio y puso sus perfumes de bebé. Pero esta segura que William ya la llenó de cosas y juguetes, claro, él si puede comprarle todas las cosas del mundo, pero eso no importa, porque Paris necesita una mamá y Florencia no va dejar a su bebé tan fácil, no me importa ser solo una perfumista, es su mamá y es no va a cambiar.
— ¡Espera Florencia! ¿Que haces? Tenemos cosas que hacer esta noche — Amelie trató que arrebatarle la pañalera de las manos — No puedes irte así, sabes que hoy es la presentación de mis pinturas en el museo, ¡la primera en mi vida! No puedo hacerlo sin ti, tienes que estar ahí —
— No Amelie, lo siento, pero no haré esto contigo. Tengo que ir por Paris — se alejó de su novia antes de que Amelie la tomará de los brazos para no dejarla salie del ático. Tomo sus últimos billetes y se secó las lagrimas — Necesitó tener a mi bebé de vuelta, no se a donde iré, tampoco se en que maldita calle vive William ¡Pero traeré a mi bebé de vuelta! —
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La Perfumista De París [Saga Las Perfumistas Parte 1]
RomanceFlorencia Bellerose sigue la tradición familiar con su tienda de perfumes en París. Le encanta su vida y tiene todo lo que necesita, su viejo ático, sus perfumes y una cena romántica junto a su novia mirando la Torre Eiffel, esa es su vida perfecta...