William
— ¿Papi de que murieron tus otros hijos? — Le preguntó Paris con esa dulce voz mientras está sentada frente de su escritorio en esa gran silla que la hace ver diminuta — ¿Porqué están muertos? —
William dejó de firmar algunos papeles de su trabajo y levantó su mirada para ver a su hija, estaba a punto de contestarle pero London, esa bebé que había estado sentada sobre el escritorio comiendo un par de galletas, abrió los ojos asustada y negó con la cabeza moviendo sus rizos rubios.
— ¿Su mamá los mató? — Preguntó con la boca llena de galletas de chocolate.
William no pudo soportar más los rostros de sus hijas llenas de terror y soltó una carcajada que hizo que esos tres pequeños bebés recostados en su portabebé soltarán pequeños ruidos como gatitos asustados, pero desde su escritorio puede verlos moviendo sus manitas porqué son muy pequeños como para hacer otra cosa.
Los miro a todos y cada uno de ellos, esos cinco niños que lo miran con sus grandes ojos azules y verdes no tienen ni una sola idea de lo afortunados que son y claro que si los compara con sus pasados hijos, Natalie nació muerta, pero James no, lo tuvo con él 6 años, tiempo dónde sabe qué su hijo no fue lo suficientemente feliz, siempre estaba enfermo o lloraba por los cambios de humor de su mamá, también lloraba porqué William cada noche lo dejaba para irse a refugiar con una de sus amantes, así que los niños delante de él, tienen una vida espléndida.
Y sobretodo tienen una mamá que los adora, y aunque Florencia jamás pensó en tener hijos y lloró cuando salió embarazada por primera vez y en algún momento pensó en dar en adopción, es la mejor y de eso no hay duda.
— Su mamá no los mató London — Le dijo con cariño a esa rubia que no deja de comer — Mi hija nació muerta y mi hijo tuvo un accidente en la piscina —
London abrió su pequeña boquita con curiosidad, tiene las mejillas sonrojadas por el esfuerzo de masticar tantas galletas y su cabello es tan dorado como el de él, pero a pesar de no ser físicamente parecida a su mamá, ambas comparten esos ojos llenos de curiosidad, inocencia y sobretodo, esa bebé es idéntica en su forma de ser a Florencia.
— Yo una vez tuve un accidente en la piscina — Dijo London con sus ojos llenos de inocencia — Me hice pipí —
Willia no pudo parar de reír y tomó en brazos a London antes de que sus manitas llenas de chocolate arruinaran los importantes documentos, la tomó en brazos mientras aferra a su pecho a la pequeña Mila, esa bebé que tuvo que levantar del portabebé porqué ya reclama su lugar ante sus hermanas, así que tiene a sus dos hijas aferradas a él.
— Fue muy feo papi — Dijo Paris igual de emocionada que su hermana — Porque mamá tuvo que limpiar toda la piscina —
— Pero mamá no me regañó — Terminó de decir su rubia casi ahogándose al tomar de vaso de leche.
— Tampoco la regañó cuándo London se quitó el pañal y le enseñó trasero en la perfumeria
William miró como reprimenda a su pequeña rubia, la única de sus hijas que tiene el cabello dorado, ella y sus hermanos son rubios como él, porque Paris y Mila tienen el cabello tan rojo cómo su mamá, como unas pequeñas demonios.
— ¿Enseñaste el trasero London?
— Si papi — Contestó rápidamente London cómo sino entendiera que con su comentario pondría histérico a su papá — Me gustan que me vean la colita —
William casi se atraganta al escuchar eso, vaya que London le dará muchos problemas cuando este más grande.
— Vamos niñas, creo que ya es necesario que se vayan a dormir — William se puso en pie con las niñas en brazos — Ya es tarde y necesitan dormirse temprano —
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La Perfumista De París [Saga Las Perfumistas Parte 1]
RomanceFlorencia Bellerose sigue la tradición familiar con su tienda de perfumes en París. Le encanta su vida y tiene todo lo que necesita, su viejo ático, sus perfumes y una cena romántica junto a su novia mirando la Torre Eiffel, esa es su vida perfecta...