Florencia
— ¡Florencia abre la puerta ahora! Tienes que explicarme que está pasando contigo —
La fiesta de su madre no tenía porqué acabar de esta manera y la vida privada de Florencia mucho menos tenía que ser expuesta a todo él mundo.
Pero así es su familia, si algo le pasa, lo sabrá todo el pueblo. Así que toda su familia está detrás de la puerta y esta segura que hasta sus hermanas están abrazando a sus bebés.Florencia se encerró en su cuarto antes de que entrara toda su familia y la dejará más en vergüenza, ya es una mujer adulta que sabe lo que quiere, no es una pequeña niña a la que puedan intimidar con cualquier cosa. Así que los gritos de su madre y golpes que da su padre a la puerta no la asustan. Tiene 26 años, lo que haga, a ellos no les importa.
— Abre esa maldita puerta Florencia. Tenemos que hablar — gritó su madre de nuevo. No mintió cuando dijo que es la oveja negra de la familia.
Nada la había asustado en su vida, quizá su primer beso con una chica, pero después sintió mariposas y supo que era lesbiana hasta el día de su muerte. Hay tres cosas que Florencia tiene claro en su vida, son sus reglas y no las piensa romper. Siempre hará los mejores perfumes, adora a las mujeres y no quiere hijos, NUNCA.
Ella no fue hecha para amar a los hombres y mucho menos para ser mamá.
Esta sentada en la esquina de su cama, con los ojos cerrados y muerta de miedo. Aferra sus manos a la cubierta de la cama para no temblar. Tiene esa extraña sensación en el estómago y cree que podría vomitar de nuevo. Después de que ese extraño la abandonará desnuda en el cuarto de hotel, trato de hacer como sino pasará nada. Solo siguió con su vida, en fiestas y en su perfumería, pero hasta su novia notó que algo estaba mal. Sus cambios de humor y su repentina adoración por vomitar, no eran normales. Hace unos días se detuvo en una farmacia a comprar una prueba de embarazo, no fue lo suficiente madura para aceptar su error y lo tomó como una mala broma.
La prueba está en medio de la cama y está totalmente asustada de tomarla y descubrir la verdad. Amelie la dejará sí se entera de la verdad.
Si la prueba es negativa, se reirá, festejará a su madre y se llevará a su novia a unas largas vacaciones. Pero si es positiva, no dejará que ningún bebé arruine su vida perfecta con Amelie.
Respiró profundamente y tomó la prueba de embarazo, la miró y no paso ni menos de tres segundos antes de vomitar de nuevo sobre el suelo de su habitación.— No te vas a escapar de mi, pequeña pelirroja — su madre entró a su habitación hecha una furia, pasó a un lado de su vomito y le arrebató la prueba de las manos. Florencia solo cerró más fuerte los ojos — ¡Estas embarazada Florencia! Tengo 11 nietos y todos ellos tienen padre ¿Él tuyo qué?
No pudo contener de nuevo y volvió a vomitar.
— ¿Tienes que explicarme como es que estás embarazada? ¡Ahora mismo! Porqué tú arruinaste mi fiesta de cumpleaños — Florencia tomó la prueba de embarazo y la guardo en su bolso, quiere esa cosa lejos de ella ¿Cómo quedó embaraza? Pues tuvo sexo — ¿Dónde esta él papá de tu bebé? ¿Porqué no vino? -
— No... — su voz apenas es un hilillo, la última vez que su madre la regañó así fue cuando la encontró fumando un cigarrillo — No se quien es, apenas y conozco su nombre —
Su padre mejor se cubrió el rostro y su madre tiene el rostro rojo de furia. Sus rizos rubios se mueven de un lado a otro cuando habla. Esta totalmente molesta.
— Lo buscarás y te casarás con él, Florencia. No dejaré que ninguna de mis hijas esté sin casar y sea madre soltera ¿Tal solo piensa que dirán todos de ti? No dejaré que te pierdas en una vida de libertinaje. ¿Qué pasó contigo? Antes eras buena, sería, delicada y virginal. Ahora parece que no te conozco —
Quizá Amelie tuvo razón desde un principio. Florencia tuvo que haberle dicho a su madre que era lesbiana desde que tuvo su primer beso con una mujer. Si tan solo antes de escaparse a París le hubiera dicho, no tendría esté problema. Ninguna de sus hermanas la estaría mirando de esta manera, como si fuera un asco.
— Siempre fui así, solo que tú nunca te diste cuenta — contestó Florencia segura de sus palabras
— No, soy tu madre, París te está afectando, no quiero que regresas ahí
— Me iré — Florencia se puso de pie y tomó sus cosas en unos segundos. Si tan solo las palabras salen de su boca, sentirá que al fin es libre. Es ahora o nunca — ¿Saben qué? Yo cometí un grave error al no decirte la verdad. Lo siento mamá, te quiero mucho, pero no cambiaré por ti. Soy lesbiana, lo soy desde que tengo memoria y no voy a dejar a mi novia solo por cumplir tu capricho y ser tu última hija que viva un matrimonio infeliz —
— Entonces no te quiero volver a ver aquí. ¡Vete Florencia! —
Esperaba gritos de su madre, malas palabras, pero jamás que la abofeteara de esa manera, delante de todos. Ni siquiera su abuela dijo nada cuando tuvo que salir de su habitación. Florencia tiene tantas ganas de llorar, pero contuvo la respiración, su madre se dejó caer al suelo desmayada, entre llanto y más llantos y ella, tomó esa distracción para salir de su casa como hace años lo hizo.
Salió corriendo de su casa con lágrimas en los ojos sin poder contener el llanto. Quizá adentro de su imaginación esperaba que su madre la esperará con los brazos abiertos, y le dijera tiernamente que ser lesbiana no tiene nada de malo, que la abrazara y le diera un beso en la mejilla, así como le sucedió a Amelie con sus padres, pero a ella, todos la hicieron sentir como si amar a una mujer fuera el mayor pecado del mundo y ella una pecadora que iría al infierno.
Cómo si fuera peor su mala suerte. Camina sola por la carretera, sin mirar la parada de autobús, solo los cultivos de flores interminables a su vista y la lluvia torrencial moja su ropa con rapidez. No pude hacer otra cosa más que sujetarse mejor a su bolso y seguir caminando, hasta conseguir llegar al pueblo.
Él viejo auto de su hermana Celine se detuvo junto a ella, haciendo ese horrible ruido que es característico en él.
— Entra al auto Florencia, te hará daño la lluvia —
Pero ni siquiera mira a si hermana. Ella no la defendió cuando su madre la hizo sentir como una mierda. Qué se quedé ahí, esperándola... pero su hermana abrió la puerta para ella. Su rostro está preocupado.
— ¡No iré a ningún lado contigo! — contesto Florencia furiosa.
—Florencia, lo siento, de verdad, debí defenderte y no lo hice ¿Ya estás contenta? — negó con la cabeza. La tomó del brazo como hermana mayor que sólo le gana con un año y la sentó en el auto, así como cuando eran pequeñas — Ahora que la fiesta de mamá se arruinó, regresemos a París
Florencia no puede decir nada, porque su cabeza duele mucho, esas punzadas que no cesan, y tiene ese horrible presentimiento en el pecho.
— Ya era hora de regresar a casa. Era el momento perfecto para decirle a todos que eres lesbiana. Ellos tenían que oírlo y tú tenías que liberarte —
¿Regresar a casa? ¿Liberarse?
Florencia no puede dejar de pensar que al llegar a París, estará embarazada y ese problema está metido en ella, dentro de sus entrañas. No le interesa conocerlo, ni ponerle nombre, mucho menos imaginarse abrazandolo, él o ella, arruinó su vida por completo y lo odia más qué a nadie.
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La Perfumista De París [Saga Las Perfumistas Parte 1]
RomanceFlorencia Bellerose sigue la tradición familiar con su tienda de perfumes en París. Le encanta su vida y tiene todo lo que necesita, su viejo ático, sus perfumes y una cena romántica junto a su novia mirando la Torre Eiffel, esa es su vida perfecta...