En grupo: jefe 5ª planta

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Tal y como esperaba, la sala de la araña jefa estaba repleta de otras arañas. No quería enfrentarse a ella hasta llegar al nivel 40, y aquel era un buen lugar para alcanzarlo.

Arquero y maga ayudaban desde la distancia, mientras que el resto lo miraban de lejos. No les preocupaba mucho levear. Consideraban que habían logrado más de lo que esperaban llegando hasta allí, pues su objetivo inicial había sido entrenar y ganar un nivel. Además, ayudando a acabar con varias arañas, habían ganado una nada despreciable cantidad de experiencia.

Quizás podrían ayudar en las siguientes plantas, aunque cada vez menos, pero estaban satisfechos. Sabían que la velocidad subiendo niveles de Gjaki no era normal. Ellos esperaban poder alcanzar el siguiente en meses, con suerte. El poder acompañarla y ver de primera mano lo que les esperaba cuando mejoraran, era más que suficiente.

La vampiresa logró fácilmente alcanzar el 40, y acabó ella sola con la jefa de planta. Sorprendió un tanto a los reptilianos la facilidad, pues parecía que podía leer los movimientos desde el principio, y así era.

No había grandes diferencias respecto a la jefa araña a la que se había enfrentado en la anterior mazmorra, aparte de unas habilidades adicionales. Es cierto que era más fuerte, pero también lo era Gjaki, y aún había ganado más habilidades y hechizos desde entonces que la jefa.

Era un tanto engorroso el Manto de Tela, que envolvía de telarañas varios metros alrededor de la enorme araña. No obstante, sacrificar un mastín era suficiente para abrirse camino. También Explosión de Oscuridad podía ayudarla a librarse inmediatamente de las que la circundaran, si no podía esperar a que lo hiciera Aura Tenebrosa.

En cuanto a Láser, un hechizo que permitía a la jefa disparar un haz de maná desde cualquiera de sus ocho ojos, sólo era útil si podía apuntar a su enemiga. Y si conservaba los ojos, algo que la vampiresa pronto se aseguró de que dejara de ser cierto.

Así que, como había hecho en la otra mazmorra, puso Muros de Oscuridad para que dañaran a la araña cuando usaba Aplastar. También fue dañando sus patas, o esquivó y se puso fuera del alcance de las habilidades más peligrosas de la enorme araña.

Acabó venciendo el combate como si se tratara de un trabajo rutinario. El único peligro era no estar suficientemente atenta, pero ese error no lo iba a cometer alguien que se había enfrentado a cientos de jefes. Y que había aprendido al llegar de verdad al mundo que el castigo por distraerse era mucho más grave que en el juego.

Así que pronto pasaron a la siguiente planta, la sexta, dejando que Gjaki fuera delante. Empezaba a ser peligroso para ellos estar allí por sí solos. Si bien podían defenderse, e incluso vencer a un enemigo, tenían que ir con cuidado.



Gjaki se había cambiado al equipo nivel 40 tras subir de nivel, lo que había reforzado su defensa y ataque, además de algunos bonos.

Además, había recuperado Sirviente, hechizo de sangre con el que puede crearse un sirviente vampiro menor tras morder a alguien, y que no tenía previsto usar. La idea de crear sirvientes no le era nada atractiva en la realidad. Más bien, siniestra.

También había reobtenido Excedente, una habilidad que permite aumentar temporalmente la capacidad de absorber sangre. Eso hace que pueda tenerse una reserva mayor por unos minutos, siendo especialmente útil cuando se muerde a una víctima y se la desangra. No obstante, pasado el tiempo, la sangre sobrante no consumida en hechizos o habilidades se pierde.



Los enemigos de aquella planta eran unos enormes mosquitos nivel 40, de poco menos de un metro de longitud, y capaces de chupar el maná de sus enemigos. Eran rápidos y ágiles, aunque relativamente frágiles.

Dado que no era la fuerza su principal virtud, Kroquia era capaz de bloquearlos, aunque no les resultaba fácil atacarlos, excepto a Gjaki. Cuando estaban al máximo de maná y energía, les dejaba practicar con uno, siempre vigilante.

Hubieran podido enfrentarse a más de uno consecutivamente, pero era más seguro no forzar. Seguramente hasta tres o cuatro, aunque no a la vez. Era importante que estuvieran en plena forma, por si alguno se escapaba de Gjaki, o acechaba por alguno de los pasillos mientras ésta se enfrentaba a otro. No sucedió más que un par de veces, pero un solo desliz sería suficiente para acabar con una vida.

Por su parte, la vampiresa era simplemente más rápida. Siendo superados en su principal virtud, aquellos mosquitos no representaban un gran problema, aunque le servían para ir entrenando sus Artes Marciales. La combinación de patada voladora, seguida de un rodillazo, una segunda patada, un codazo o un puñetazo, era muy efectiva.

También lo era el látigo, en especial con Tieso, Agarrar y Regate, para dañar las alas y dejarlos casi indefensos. Hubiera podido dejarlos para sus compañeros, pero tenía planes más eficientes en mente. Por ahora, lo más rápido era que ella subiera de nivel y alcanzar las plantas inferiores.

Era un tanto abrumador para los reptilianos ver la cantidad de recursos de los que ella disponía. Y eso a pesar de que los hechizos de ilusiones, y muchos de sangre, resultaban inútiles, pues no tenían efecto en los seres de maná que habitaban la mazmorra.



En aquella planta, había otra puerta, otro sello, una caballera de sangre.

–El lugar de los muertos no es el mundo de los vivos. Es hora de pasar al otro lado. Como señora del contrato, te libero de tus ataduras y te abro la puerta a donde perteneces.

–Fuisteis uno en vida, sed uno en muerte.

Su arma, un martillo, desapareció con ella, aunque no su recuerdo. A pesar de ser ya la tercera vez, dejó igualmente una fuerte impresión en la vampiresa.



Sus compañeros se seguían maravillando de su velocidad de leveo. Apenas tardó un par de días en llegar a 41.

Anillo de oscuridad fue el hechizo recuperado. Si bien no era muy útil contra aquellos mosquitos, sí podía serlo contra otros para mantener a sus compañeros a salvo.

Le entusiasmó más desbloquear Artes Marciales Avanzadas. En el juego, no tenía un gran significado, pero ahora era diferente. Con el control que acababa de obtener, podía dañar un hueso de un enemigo sin dañar su carne. O ejecutar dos golpes al mismo tiempo.

Regreso a Jorgaldur Tomo III: guerrera de sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora