Mazmorra, 1ª planta (III)

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Salió del área de descanso como una exhalación, preparada para enfrentarse al enemigo que había junto a la puerta, o los enemigos, si más hubieran llegado. Viendo que sólo era uno, saltó hacia atrás, añadió Toque Tenebroso a las dagas e invocó un par de Murciélagos para que vigilaran que no se acercaran más.

El maniquí avanzó hacia ella, cayendo en la trampa que había sido colocada un par de horas antes. Gjaki se acercó a su enemigo y bloqueó los dos brazos que se habían liberado con un escudo, atacando al mismo tiempo la pierna con la suya y Daga Sorpresa.

El escudo nivel 15 fue ligeramente perforado, así que lo descartó y se agachó, esquivando así otro ataque y clavando la daga en la pierna, en el mismo punto, para luego colocarse rápidamente a su espalda.

El maniquí apenas tardó un segundo en girarse, pero para entonces ya tenía dos dagas clavadas en la pierna, habiendo sido lanzadas con Daga Fugaz. Atacó donde había sentido la presencia de la vampiresa por última vez, pero ella se había movido después de envolverse en Oscuridad.

Ganó de nuevo la espalda y usó el martillo para darle un fuerte golpe a la pierna, haciendo que finalmente se rompiera y sus armas se desprendieran de la herida. El ser de maná intentó volverse hacia ella, pero había perdido una pierna y cayó al intentarlo. No obstante, no se detuvo, y, usando dos de sus brazos a modo de piernas intentó ir hacia ella.

–Es espeluznante. Parece una película de terror– murmuró para sí la causante.

Quizás pudiera parecer fácil, pero no había muchas aberturas ahora que estaba en el suelo, y aún tenía seis brazos para atacar. Por suerte, era más lento, así que ella retrocedió y colocó unos nuevos Tentáculos, esperando que cayera en ellos.

Cuando lo hizo, aprovechó para atacar con el martillo a los brazos más extendidos e inmovilizarlos. Aplastó dos de ellos, pero el tercero había logrado escapar y contratacar, por lo que no tuvo más remedio que dejar el martillo y saltar hacia atrás. A pesar de ello, no pudo evitar un corte en el brazo, que pronto Autorregenerar empezó a curar.

Había usado Endurecer, pero sólo había conseguido que la herida fuera menos profunda, no detener el afilado filo que hacía de mano.

Los brazos que había aplastado parecían inutilizados. A pesar de la diferencia de nivel, un golpe de un martillo a dos manos sobre ellos había sido devastador, y los había aplastado contra la roca.

El maniquí desvió la lanza sin mucha dificultad, pues Gjaki no tenía ninguna habilidad para arrojarla, ni mucha práctica, y bloqueó con facilidad la espada a dos manos con la que ella atacó un instante después.

Ella soltó inmediatamente la espada para empuñar las dagas, que ya habían sido recogidas por su asistente. Apuñaló así uno de los brazos que había bloqueado el ataque previo con una de ellas. Al mismo tiempo, con la otra usaba Daga Resbaladiza para bloquear y esquivar otra de las afiladas extremidades.

Dejando la daga clavada, saltó hacia atrás. Giró sobre sí misma en el aire para caer con los pies sobre la pared del túnel, e impulsarse por encima de su enemigo. Justo cuando pasó sobre él, cerca del techo y fuera del alcance de sus brazos, dejó caer el mismo martillo nivel 60 que días atrás había usado sobre un esqueleto.

Era pesado, pero no había la suficiente altura para que acelerara, por lo que el daño fue mínimo. Pero sí consiguió el objetivo de entorpecer a su enemigo.

Volvió a girar sobre sí misma para impulsarse de nuevo en la otra pared del túnel con las piernas. Esta vez no hacia arriba, sino hacia el brazo que había quedado atrapado por el martillo, que partió con un poderoso golpe de un hacha a dos manos que parecía demasiado grande para ella.

Al estar contra el suelo, el brazo recibió todo el impacto del arma y el propio impulso, además de que aquellos brazos no eran tan gruesos para resistirlo, por mucho que el arma fuera 5 niveles inferior. Si hubiera sido un golpe normal, si el brazo no hubiera estado apoyado contra el suelo de roca, la resistencia hubiera sido suficiente para que sólo lo empujara. Quizás hubiera sufrido un corte, pero nunca se hubiera partido como al estar contra la roca.

No se preocupó de recoger el hacha, sino que la usó como pértiga para esquivar el filo que quería atravesarla, y acercarse al brazo que tenía la daga clavada, agarrándola y sacándola ahora que la corrosión había agrandado la herida. Al hacerlo, aprovechó para seguir cortando, pero sólo hasta que tuvo que usar Señuelo para esquivar.

Se alejó un poco, mientras colocaba de nuevo unos Tentáculos y recuperaba la respiración. Había sido intenso, pero había conseguido mutilar a su enemigo, que se arrastraba con un pesado martillo que lo frenaba.

Lo dejó llegar, mientras su asistente le traía el otro martillo e iba por la lanza, y ella se preguntaba si harían huelga si les hacía trabajar demasiado. Esperó a que cayera en la trampa para volver a atacar, para acabar de seccionarle el brazo y aplastar otro.

Tras ello, empezó a atacar y esquivar sobre la trampa, que ayudaba a corroer y restringir a un enemigo que no tardó en quedarse indefenso, sin brazos. Para ello, la vampiresa había atacado sin parar, esquivando y bloqueando, y ganándose algún corte no demasiado profundo. No habían sido directos, y tenía su armadura y Endurecer.

Después de mutilarlo, fue fácil acabar con el ser nivel 20, y llegar a nivel 17. Con ello, sus enemigos representaban un peligro un poco menor, aunque también necesitaba más para subir de nivel, unos cuatro para el siguiente. Por ahora, se volvió a la zona de descanso, dispuesta a darse un baño dentro de su castillo, y a disfrutar de su mullido colchón.



Había desbloqueado el hechizo Muro Tenebroso, que crea un muro oscuro y traslúcido, no muy difícil de atravesar pero altamente corrosivo. Creía que podía serle útil en sus actuales circunstancias.

También había recuperado la habilidad Látigo Danzante, con la que se consigue que el látigo gire continuamente alrededor, creando una especia de barrera. Es muy útil para eliminar enemigos pequeños, o enfrentarse a lo que no se puede ver.

Regreso a Jorgaldur Tomo III: guerrera de sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora