Manantial sagrado

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–Sabes, estarías monísima con el vestido de sirvienta– le dijo a aquella especie de hada.

Para su sorpresa, de inmediato ésta cambió su vestimenta. Llevaba ahora exactamente el vestido que la vampiresa tenía en mente, incluso con el pelo recogido en una cola como lo había imaginado.

–¡Ja, ja! ¿Y qué hay del de mayordomo? ¿Y...?

Olvidándose de que sus enemigos la estaban esperando más abajo, empezó a probar varios de los diferentes vestidos que tenía en aquella especie de hada. Siempre había sido una de sus pasiones, y la razón por la que había elegido aprender sastrería en el juego.

Además, aquel pequeño ser era una versión diminuta de sí misma, por lo que podía ver como le quedaban a ella esas mismas ropas. De hecho, ahora que no había sol, cambió el aspecto de su túnica a un vestido de cuerpo completo inspirado en un conjunto chino. Era bastante corto en sus piernas, donde estaba abierto por los lados para permitirle moverse libremente.

–Esto es muy sexy. Aunque esos esqueletos no sabrán apreciarlo– se lamentó, finalmente volviendo a fijarse en ellos.

No le faltaba mucho para subir a 8, pero los esqueletos no le daban mucha experiencia. No obstante, tenía de nuevo el pesado martillo, y una hada dispuesta a recuperarlo. Así que decidió jugar un rato al Martillea al Esqueleto.

–Je, je. A Eldi le hubiera encantado el nombre– dijo para sí –. Lástima que no den drops como en el juego.

Para su sorpresa, una nueva hada salió y se paseó por el campo de batalla. Pronto le trajo varios polvos de hueso de nivel bajo, y Gjaki le asignó un mono de trabajo con una gorra.

Pronto, el número de esqueletos había disminuido considerablemente, pero aún le quedaba para subir, así que decidió Planear hasta uno de los zombis. Si bien podía intentar acabar con ellos dejando caer el martillo, era mucho menos eficiente, y no quería que se le hiciera de día.

Así, cubierta de Oscuridad, se dejó caer tras un zombi nivel 9 y ejecutó Puñalada Trasera. Éste, con una clara herida que podría haber matado a un ser humano, se giró hacia ella, sin mucha rapidez. A diferencia de los seres vivos, la carne y órganos de los zombis sólo sirven como medio para que el maná circule, por lo que no era suficiente con herirlos. Tenía que hacer más para interrumpir el flujo de magia.

Siguió cortándolo mientras éste intentaba girarse hacia ella, pero la vampiresa era mucho más rápida, por lo que podía mantenerse atacándole siempre la espalda. O esquivar fácilmente el Manotazo que el nomuerto intentó dar hacia atrás.

Lo había elegido porque estaba algo separado de los otros zombis, teniendo así tiempo para ir cortándolo. Sólo uno de los esqueletos supervivientes logró acercarse. Sin embargo, siendo nivel 5, fue presa fácil para el látigo. Pronto el zombi también se desmoronó.

–Esto es un poco gore... Bueno, ya falta menos.

Es cierto que la escena de la carne putrefacta cortada era tremendamente desagradable, pero se sentía en parte acostumbrada. En el juego, más de una vez se había comportado de una forma un tanto sangrienta, aunque fuera para meterse en el personaje, o para bromear. Y ahora, aunque lo encontraba repulsivo, parecía que la experiencia del juego la había preparado para esto.

Inmediatamente fue hacia el siguiente. Estaba mucho menos concurrido, por lo que le era fácil atacar a unos y otros y permanecer fuera de su alcance. Eran enemigos incómodos por su resistencia, su número, su insistencia y la carencia de sangre, al menos de sangre que pudiera consumir, pero para la ágil vampiresa resultaba un enemigo fácil debido a su lentitud.

Por supuesto, si hubieran sido de mayor nivel, no hubieran sido tan lentos, pero eso era algo de lo que ahora no tenía por qué preocuparse.

Pronto acabó con los otros tres zombis y un par de esqueletos, alcanzando el nivel 8.



En 7 había recuperado Traición, una combinación de magia de sangre e ilusionista, dos poderes que se complementaban bastante bien. Y una de esas combinaciones era la verdadera razón por lo que Gjaki había escogido dicha magia, la que debía obtener en nivel 99. Traición manipula la sangre de un enemigo herido y añade ilusiones, haciéndole creer que un aliado es un enemigo. No dura mucho, pero es muy efectivo para causar caos entre las filas enemigas.

Y en 8 estaba Toque de sangre, que, imbuido en un arma, permite absorber sangre cuando dicha arma consigue llegar a ésta. La cantidad de sangre obtenida depende de la herida y de la diferencia de nivel.

En cuanto a habilidades, en 7 estaba Principios de Combate sin armas, que le permitía acceder a habilidades de ese tipo.

Y en 8 estaba la primera de éstas, Endurecer, que precisamente endurece una parte del cuerpo por unos pocos segundos, lo que hace que puede usarse tanto ofensiva como defensivamente.



Suspiró ante su propia decisión de dirigirse hacia el Manantial Sagrado. Estaba cerca, lo podía ver en el mapa del juego, mucho más que la Aldea de Iniciación. Era un buen lugar para descansar con seguridad, o atacar a los nomuertos que esperaba la siguieran hasta allá, pero también una de las bromas de los desarrolladores.

El resto de razas lo podían usar para curarse y recuperar fuerzas, pero, a los vampiros, al ser un lugar Sagrado, el agua los dañaba.

Se acercó esquivando a los nomuertos, demasiado lentos para alcanzarla, y demasiado estúpidos como para rodearla. Y pronto sintió como atravesaba una especie de fina membrana invisible. Por suerte, ni siquiera a los desarrolladores se les había ocurrido la idea de no dejarlos entrar.

Miró hacia el agua que se movía con suavidad, tan sólo empujada por el lugar del que brotaba, y atraída por la pequeña cascada en la que caía. No se sorprendió al ver su imagen reflejada, pues ya había comprobado que era así. Aun así, maldijo a los desarrolladores del juego una vez más.

Sólo por curiosidad, usó Arañar para hacer crecer sus uñas, e introducir la punta de una en el agua.

–¡¿Eh?!

Esperaba que se deshiciera, que saliera humo de ella, pero, para su sorpresa, no pasó nada. Incluso acabó metiendo el dedo, pero, a diferencia del juego, el agua no quemaba su piel, no la dañaba.

Un tanto indecisa, cogió un poco de agua en la palma de la mano y se la puso en los labios. Y sólo cuando vio que estos permanecían indemnes, se atrevió a tragar un minúsculo sorbo.

Esta vez sí que tuvo efecto, pero no el que esperaba, sino el que tenía en el resto de jugadores. Aunque poco, pues apenas la había probado, notó como recuperaba maná y energía. Sospechó incluso que se curarían sus heridas si las tuviera.

–¡¡¡Malditos desarrolladores!!!– exclamó, atribuyendo a los creadores del juego la diferencia con el mundo ahora real.

Algo irritada, miró hacia la barrera que retenía a los nomuertos que iban llegando, habiendo seguido su rastro. Sonrió, pues había encontrado donde desahogar su irritación.

–Con el agua y la barrera, esto va a ser muy fácil– se dijo, empuñando dos dagas y avanzando hacia ellos.

Regreso a Jorgaldur Tomo III: guerrera de sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora