Zona de leveo (I)

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Cinco Clones espejos aparecieron alrededor de una de las ratas, siendo el sexto la verdadera. Asegurándose de que estaba en un punto ciego, atacó junto a los otros cinco.

La otra rata arremetió contra una de las ilusiones, mientras que la que era atacada lanzaba Latigazo contra una Gjaki ilusoria e intentaba morder a otra. La verdadera actuó desde el costado con Sobrecarga Sanguínea y Perforar, ocasionándole así una profunda herida. Gracias a Extensión sanguínea, llegó a afectarle el corazón, aunque no consiguió ser letal.

La rata se volvió hacia su supuesta presa, pero la vampiresa ya había saltado sobre ella, empuñado el látigo, y atacado a otra con Rotación Letal y Rozar. Mantuvo hábilmente el equilibrio sobre la encabritada rata, hasta saltar para esquivar el ataque de la que acaba de provocar.

Con las dos juntas, usó Atadura Sanguínea para atarlas la una a la otra, en una posición forzada que no les permitía usar sus dientes o toda su fuerza para liberarse. Gracias a ello, las ataduras duraron lo suficiente para que ella pudiera rematarlas a placer.

El resto de ratas habían logrado debilitar la red de hilos afilados. Estaban heridas, algunas de gravedad, pero se habían unido y avanzaban juntas. La vampiresa retrocedió, llegando a la zona donde había colocado las trampas.

La primera en llegar cayó en una Confusión. Miraba alrededor, aturdida, sin entender qué estaba sucediendo. Otra que cayó en una trampa similar tuvo una reacción completamente diferente. Giraba sobre sí misma y atacaba al aire.

Dos más cayeron en Tentáculos, otras dos se arrastraban como podían, y la última había logrado esquivar las trampas. Atacó a la vampiresa sin dilación, encontrándose con que era una ilusión, un Clon.

Ésta había aprovechado para atacar a la primera de las ratas confundidas, que apenas pudo defenderse. La otra era peligrosa, así que optó por las que estaban luchando con los Tentáculos.

No dudaron en volverse hacia ella, pero sus movimientos estaban demasiados restringidos como para ser una amenaza.

Dejó un Señuelo para despistar a una de las ratas, le ganó la espalda y la mordió. Era la única de su nivel, así que podía absorber directamente la sangre, además de Trastornarla.

La otra tenía dos niveles más, pero aún no había logrado liberarse, aunque no le quedaba mucho. Gjaki esquivó ágilmente el ataque de la rata libre, que había vuelto sobre sus pasos, y saltó sobre la medio inmovilizada, metiéndose en medio de la trampa. A ella no le afectaba su propio maná.

La rata que estaba fuera no dudó en saltar sobre ella, metiéndose también en la trampa. Los Tentáculos estaban debilitados, así que no tuvieron mucho efecto. Sin embargo, las dos ratas estaban la una sobre la otra, incapaces de distinguir amigo de enemigo.

La vampiresa se movía para alejarse de sus dientes, cola y garras. Intentaba colocarse en el lomo o en los costados, mientras las atacaba con el látigo, con Rotación Letal, Rozar y a veces Agarrar.

Mientras, la rata en Confusión, logró escapar de la trampa. Tras unos momentos de desorientación, arremetió también contra la vampiresa.

Ésta esquivó, e invocó de nuevo Clones Espejo, añadiendo más caos a aquella pelea, en la que las propias ratas se estaban mordiendo a veces entre ellas.

De repente, sonrió. Uno de sus Murciélagos había encontrado lo que estaba buscando. Así que decidió acabar rápido el combate, invirtiendo maná en invocar un par de Explosiones de Oscuridad.

Una murió, otra quedó muy malherida, y la tercera fue rematada rápidamente por la vampiresa, aprovechando la distracción que habían ocasionado sus ataques. No tardó en rematar a la segunda, mientras que las dos lisiadas que se arrastraban no supusieron un gran problema

–Justo lo que necesitaba. No tenía mucha sangre– se dijo ella, mientras sus asistentas se encargaban de recoger los restos, sangre incluida.

En realidad, sí tenía, pero no de ese nivel, y la iba a necesitar. Probablemente, no tendría suficiente, pero quería primero probar a ver si era como en el juego. Confiaba en sus habilidades para poder escapar cuando quisiera y buscar más sangre.

Así que, después de que las pequeñas Gjakis hicieran su trabajo, fue en la dirección del Murciélago, y dejó la carne de una de las ratas en el suelo.

La hormiga que era seguida por su espía recogió la carne sin preocuparse de dónde había salido. Tras ello, se dio media vuelta para volver a su hormiguero, tal y como la vampiresa esperaba.

Mientras la seguía de lejos y el Murciélago la vigilaba de cerca, la densidad de hormigas fue aumentando. En el juego, se decía que allí había colonias de millones de individuos, algo que no sabía si era cierto. Sin embargo, sí que había suficientes para ella.

Ahora que las había localizado, el siguiente paso tendría que haber sido encontrar un lugar adecuado, un lugar estrecho donde varias de ellas no pudieran atacar a la vez. Sin embargo, en el juego, era una táctica que ella encontraba demasiado aburrida. Así que hizo como entonces, y saltó sobre una de ellas.



No fue hasta que el sol amenazaba con asomarse que la vampiresa se retiró. Las hormigas la rodeaban, pero Oscuridad no sólo la ocultaba en la noche, sino que disimulaba su olor. Junto a unas ilusiones, le resultó fácil despistarlas.

Huyó caminando entre sus patas, y luego se alejó hasta llegar al lugar que había elegido antes de empezar su caza de hormigas. Allí montó Protección de las Sombras, se dio un atracón de pastelitos, y se metió en su tienda-castillo a descansar.

Había estado horas saltando sobre las hormigas. Las provocaba, hería e intentaba juntar. Cuando estaban apiladas unas sobre otras intentando alcanzarla, usaba Pilar de Oscuridad para eliminarlas.

Había sufrido algunos cortes y arañazos, pero ningún impacto directo. Eran muchas y peligrosas, pero lentas. Le resultaba fácil saltar entre lomo y lomo, e ir eliminando alguna que otra, hasta que conseguía acabar con decenas a la vez. Además de que le resultaba divertido.

No usaba habilidades de sangre, a excepción de Autorregenerar, pues no tenía mucha. Por suerte, a medida que subía de nivel, podía usar la de las ratas con las que se había encontrado antes. Las reservas no eran extraordinarias, pero de momento suficientes.

No sabía cuántas hormigas había aniquilado, pero calculaba más de medio millar. Lo mejor era que, como en el juego, estaban agrupadas por nivel. Así que sólo tenía que ir a las de más alto cuanto subía. Si lo hacía antes, Pilar de Oscuridad no era suficiente efectivo para matarlas a la vez, y usar varios no era lo más eficiente.

Gracias a ello, había subido dos niveles y estaba en 71.

Regreso a Jorgaldur Tomo III: guerrera de sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora