Lobo Negro: prometida

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Los vampiros y sus aliados movieron rápidamente los hilos para que las hazañas del nuevo héroe se propagaran por todo el reino. Incluso arreglaron algunos eventos más, como salvar a unos mercaderes de unos bandidos. O rescatar a unos niños secuestrados.

De hecho, no sólo engañaban al reino, sino al propio protagonista. Era incapaz de darse cuenta de que Krovledi lo había llevado a los lugares adecuados en el momento adecuado, pero tampoco le importaba. Estaba donde siempre había querido estar. Era el héroe, el centro de atención, era idolatrado y halagado por todos.

Pronto, empezaron a surgir voces de que era lo que el reino necesitaba, un rey de verdad. Con la manipulación adecuada de la opinión pública, acabó siendo un clamor.



–Cligajia, debes causarle buena impresión. Es importante para todos– la presionó su padre.

Ella asintió. Le fastidiaba haber sido prácticamente nombrada la prometida de alguien a quien ni siquiera conocía, pero tampoco se podía oponer. Al menos, parecía que era alguien interesante, un héroe, fuerte y valiente. O eso contaba todo el mundo. Claro que ella conocía cómo funcionaban las cosas allí, por lo que no podía estar segura de cuánta verdad había en las historias.

De todas formas, estaba simplemente resignada. Desde niña, sabía que tendría una boda arreglada para sellar alguna alianza. El amor era un lujo que sólo podía soñar, que quizás llegara con el prometido elegido. Quizás, podría enamorarse de él.

Los presentaron en la fiesta que se celebró cuando él llegó a la capital, para celebrar sus victorias. Todos los nobles se apresuraban a presentarse, a halagarlo, a mostrar su mejor cara ante él. A estas alturas, era evidente quién iba a ser el rey.

Cuando él la vio, se quedó inmediatamente prendado de ella. De su elegancia. De sus finas facciones. De sus hermosos ojos marrones. De sus pequeñas orejas blancas que destacaban sobre su pelo rojizo.

No dudó en intentar impresionarla, presumiendo de sus batallas, de su cuerpo "indestructible", de todas sus hazañas. Ella escuchaba atentamente con una sonrisa en los labios, como le habían enseñado. Siempre amable, siempre atenta, haciéndole creer que estaba consiguiendo su objetivo.

Aunque poco importaba. Pronto, ella sería anunciada como su prometida, y él creería que ella había caído a sus pies.

Sin embargo, la realidad era otra. Ella se dejó caer a la cama en cuanto volvió, sintiéndose terriblemente agotada.

–Ególatra y ordinario. Al menos es guapo– se consoló, podía haber sido peor.

Sin embargo, aquella noche sucedió algo que cambió su concepción de él, llegándolo a despreciar, y maldiciendo su suerte.



Lone había sido conducido a su habitación por una sirvienta, una demihumana con rasgos similares a los de un oso.

–¿El señor necesita algo más? ¿Quiere que le traiga algo de comer o beber?– sugirió ésta.

–Sí que quiero algo más. A ti– dijo él, sugerente.

–¿Eh? ¡No! ¡Espera! ¡No hagas eso!– exclamó ella en pánico.

Pero él la había cogido y atraído hacia sí. Desde su punto de vista, cualquier mujer estaría encantada de tener su atención, aún más una sirvienta.

De nada le sirvió llorar, suplicar o resistirse, aparte de hacerle enfadar. Él no podía entender que no estuviera simplemente entusiasmada por su suerte. Él era el héroe, el centro del mundo.

No tuvo ningún miramiento en violarla brutalmente, sin compasión, dejándose llevar por sus instintos. Ni siquiera se sintió culpable al darse cuenta de que la había acabado matando. Para él, se lo merecía por no conocer su lugar. Aunque sí se sintió nervioso. Si lo descubrían, podría estar en problemas.

Krovledi se ocupó de que aquello no acabara en un escándalo, algo preocupada. Le daba igual la muerte de la sirvienta, que la hubiera violado o matado. Era prescindible. Pero no que aquello pudiera trastocar sus planes.

–Querido, esa zorra se lo merecía. Pero hay otros que podrían no entenderlo, que lo podrían usar contra ti, y tu posición como futuro rey aún no es estable. La próxima vez, déjame a mí. Me encargaré de que entienda que abrir las piernas para ti es lo mejor que le puede pasar– le aseguró.

Le costó un poco convencerlo, y no tenía total confianza en que no fuera a dejarse llevar de nuevo. Así que optó por un plan alternativo. Elegiría sirvientas adecuadas para él, siempre dispuestas a cubrir sus necesidades si ella no estaba. Incluso anhelantes. Era necesario evitar problemas.



Sin duda, Krovledi actuó discretamente, pero no pudo ocultar totalmente lo sucedido, había demasiado espías. Claro que no había pruebas, y ninguno de los que tuvieron conocimiento tenía realmente un motivo para actuar, o el poder de hacerlo. Muchos de ellos habían ignorado crímenes peores, o incluso habían sido los protagonistas.

Sin embargo, una de las personas a las que llegó la información fue Cligajia. Se tumbó en la cama, desconsolada.

–¿Me... me voy a casar con un monstruo?– le preguntó a la almohada.

Su primera impresión de él no había sido excepcionalmente buena, pero no mucho peor que decenas de herederos arrogantes que conocía. Ahora, sólo sentía por él miedo y desprecio. Ahora sabía hasta qué punto era violento, hasta qué punto era inhumano, un monstruo.



–¿De verdad tengo que casarme con él? ¿No hay otra opción?– le preguntó a su padre al día siguiente.

–Mi niña, va a ser el rey. ¿Qué crees que pasará si rechazamos a alguien tan violento como él?– respondió su padre con impotencia.

Él también se había enterado. A pesar de su ambición, ni siquiera él quería alguien así para su hija. Había esperado darle un buen futuro, a ella y a su familia, pero ahora se arrepentía. Lamentablemente, no había vuelta atrás.

La petición de mano había llegado, y era evidente que el futuro rey se había encaprichado de su hija. No quería ni imaginar qué haría si no aceptaban. O, lo que era peor, sus enemigos podían aprovechar para acabar con ellos, y entregar a su hija como esclava. Con la complicidad del nuevo rey, lo tendrían muy difícil de evitar.

Estaban en un callejón sin salida, donde entregar a su hija a un hombre cruel y violento era la opción menos mala. No había escapatoria.

Regreso a Jorgaldur Tomo III: guerrera de sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora