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Mhia me ayuda con el protector solar en la espalda, el sol no es tan fuerte como en otros momentos del día, pero estaremos un mes entero aquí, no quiero quemarme más de lo necesario.

—Mi padre me ha llamado — dice por lo bajo, nerviosa quizá —, vio nuestra foto, y está furioso.

—Creía que entendía que éramos sólo amigos, no entiendo — me confunde mucho la actitud del padre, es muy bipolar.

— No es por ti, es por todos. Confía en Josep, pero no en mí —intento encontrar alguna emoción en sus palabras, pero no hay nada, solo costumbre por así decirlo —. Estoy cansada de él y sus reglas.

El padre de Mhia conoce al tío Jo desde que ambos eran militares, luego se asociaron en algunos negocios un poco legales y por esa razón la conocí, y aún más importante, mi madre la deja entrar como si fuera de la familia.

Todos sabemos que es un hombre muy machista, homófobo, borracho y estricto. Por eso Mhia no pierde tiempo en irse, huir, o buscar excusas para no aparecer por su casa, le tiene miedo y es normal.

— ¿Por qué no te mudas conmigo? — pregunto de la nada, una idea muy loca pero posible —. Tienes 17, puedes alejarte sin que te obligue a volver.

—Creo que el sol te está dañando un poco el cerebro Nicky— deja de ponerme protector en la espalda y me gira para verla de frente —. Nos mataría si se entera que vivo contigo, incluso sola.

— No subestimes mi capacidad de convencerlo, incluso la de mi madre en caso de que intente hacernos algo — una sonrisa maliciosa se cruza por mi cara, tengo un plan.

Josep y el padre de Mhia tienen negocios juntos, que de hecho le dan muy buenas ganancias que no se puede permitir perder. En caso de que se interponga en la salida de casa de su hija, estaré yo para recordarle que aún tiene dinero gracias a mi familia, y que si se nos apetece, cortamos cualquier lazo con él.

—Deberías dejar de fumar eso que te da tu hermana, estas mal — se levanta de la tumbona para alejarse un poco, no acepta mi propuesta —. Es una locura Nicky, me matará si me atrevo a salir de casa e irme a vivir con un chico, seas tú o cualquiera. Dejara de darme dinero, no tendré como vivir y no pienso ser una carga para ti o tu familia.

— Tu tranquila, yo haré un plan perfecto, y ya luego decides si lo cumplimos o no — me levanto también y la agarro por los brazos sin ser muy brusco, solo para darle seguridad —. No permitiré que nadie te haga daño Mhia, nadie.

—No entiendes, no sabes cómo es él en realidad... — su voz se quiebra un poco, me mira aterrada, y no puedo evitar abrazarla.

—Él tampoco me conoce a mi, y de lo soy capaz de hacer, créeme Mhia, tu padre debería tenerme miedo a mi, no yo a él.

Entiendo su miedo, el terror que siente, los nervios y la ansiedad por lo que puede pasar si algo sale mal, de verdad que comprendo el sentimiento, pero me asusta más el hecho de verla derrotada, prefiriendo seguir en esa casa llena de maltratos en vez de salir de ahí.

—Chicos, vamos a pedir algo al bar, ¿quieren algo en especial? — pregunta Tiago, interrumpiendo la escena, pero cambiando el tema, así que lo agradezco.

— Dos piñas coladas estarían bien, gracias Ti — pido por lo dos porque seguro Mhia esté hinchada de llorar y no quiere que la vean así.

Tiago se va en dirección al bar, vestido solo con el bañador y una gafas de sol. Aprovecho para separar un poco a Mhia y buscar la manera de tranquilizarla.

— ¿Confías en mi?— pregunto viéndola a los ojos, ella asiente sin poder hablar y es suficiente para mi —. Entonces necesito que siga siendo así, jamás te haría daño, y si pasa, jamás me lo perdonaría — dejo un corto beso en su frente y me alejo del todo —. Ahora, limpia esas lágrimas que estamos en un viaje para divertirnos y pasarlo bien.

Asiente con una sonrisa, intentando motivarse de nuevo, se pone sus gafas de sol mientras se le va la evidencia de que estuvo llorando, y vamos junto a Tiago y el resto.

Es la hora de la siesta de los niños, así que todos estamos disfrutando de bebidas y un rato tranquilo. Camila se fuma un porro sentada a un lado de Isaac, me alegra ver que siguen enamorados y que el miedo de Camila no es por su relación sino por el exterior. Sam va medio borracha, como lo normal en un viaje, y Melissa y Jess se ríen de algo que no me entero, pero me gusta.

Verlas relajadas, tranquilas y despreocupadas sobre lo que pueda pasar, al menos unos minutos.

— ¿Todo bien? ¿Por qué tardaron tanto? — pregunta con una sonrisa gigante mi madre, se nota que ha bebido un poco —. Recuerden usar mucho protector solar, mira que Mhia ya está un poco roja.

— Eso se me va luego, es normal, me pongo roja de nada — se excusa sin nerviosismo, también es verdad que con lo mínimo esta roja.

Nos entregan nuestras bebidas y terminamos sentados todos alrededor de una mesa redonda enfrente de la barra del bar. La música del sitio suena un poco alta, suficiente para animar a cualquiera pero nos permite conversar sin gritar.

— Es que son iguales, siempre parece que quieren matar a alguien — bromea Sam sobre el mal humor del tío Jo y Tiago, y es cierto.

— No somos amargados, solo reservados y callados, que tú hables demás no significa que todos debemos ser iguales — el tío Jo se defiende sin discutir, y eso provoca aún más risas, siempre terminan en la misma mini discusión sobre los diferentes caracteres de cada uno —, si no es así, miren a Jessie, parece que no rompe un plato y sonríe con inocencia pero es más amargada que todos aquí juntos.

— Yo no estoy en su guerra, a mi no me metan — mi madre se defiende con mucha diversión, todos llevan algunas copas de mas, así que es normal —. Todos tenemos un carácter fuerte, Sam es una controladora, Camila también, Melissa bipolar y yo una caja de sorpresas. Nicolás es un amor cuando quiere y Tiago es más dulce de lo que todos pueden notar, al igual que Josep.

— Vaya, parece que alguien se ha puesto sentimental — comento de broma, y su reacción es muy exagerada, como si la hubiera ofendido —. Yo también te quiero mami.

— Yo no soy controladora, solo me gusta tener orden, ella sí es excesiva — intenta defenderse, pero todos la miramos tipo, ¿de verdad lo niegas Camila?

— ¿Y tú Mhia? Eres de carácter fuerte o más ligero? — pregunta Melissa viéndola muy fijo, algo que me extraña y pone nerviosa a Mhia, hoy no es el mejor día para esas preguntas.

— Diría que ambos, soy tímida pero cuando entro en confianza es diferente — responde sin más, restándole importancia a lo directa que fue Melissa sin ninguna razón —. Al menos no lo oculto o intento fingir ser fuerte, pocas veces lo soy en realidad.

— Cada uno es fuerte a su manera, y lo demuestra de formas más abiertas o no — mi hermana apoya el comentario de Mhia, por alguna razón creo que la entiende —. Solo es cuestión de ganar confianza en ti misma, mírame a mí.

Es cierto, Cami ha pasado por tanto. Se dejó influenciar por personas que no eran sanas, le lastimaron y seguía ahí, sin parar, en un bucle. Hasta que conoció a los Esposito y comenzó a tener ganas de vivir de nuevo, metas y control sobre su vida.

Eso quiero para Mhia, que salga adelante sin importar lo mierda que sea su padre, y se aleje del miedo y el terror que este le produce. Igual con Lizzy, solo quiero que viva bien y tranquila, sin preocuparse por si tendrá para comer mañana o no, pero supongo que no puedo resolver la vida de todos.

— ¿Nicolás? — escucho que Tiago me llama, pero estaba tan perdido en mis pensamientos que no supe que me dijo —. ¿Tú qué dices? ¿Vamos a la piscina o esperamos un poco más a que baje el sol?

— Por mi esperamos un poco, un par de copas más y vamos — respondo tranquilo, como si no estuviera un poco perdido.

Pedimos otra ronda de copas, cada uno bebiendo algo diferente y con gustos muy particulares. Pero es divertido, las burlas no faltan, el estrés se va y cada comentario es tan natural que a veces olvido lo mucho que fingimos.

Vida perfecta (III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora