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ADARA

Aunque disimulo, vivo con pánico. Miedo de arruinar lo único bonito que me ha sucedido en la vida, hecho con amor y pasión, destinado a mí. Todo mi mundo ahora se resume a esa pequeña semilla que tanto quise tener y que ahora crece dentro de mí constante y fuerte. Pero eso aumenta mi miedo, el temor de perderlo también, la angustia de recibir las consecuencias de mis acciones y pagar con esta parte de mí que no quiero perder.

Apenas se notan los cinco meses de embarazo, casi no salgo del penthouse o de la mansión Lombardi, pero igual siento un escalofrío cada que alguien se acerca más de lo debido o que es necesario salir. Al principio no quería aislarme, discutimos por eso, pero agradezco que Nicolás no me permitiera moverme, él tampoco quiere otra pérdida.

—¿Hablaste con tus padres?— pregunta Mhia acostándose en mis piernas para tocar mi vientre abultado.

—Sí. Vienen mañana — respondo recostando mi cabeza hacia atrás —. No sé cómo lo vayan a tomar.

—Seguro que bien. Te adoran, darían todo por ti. Además, cuando ocurrió el accidente, tampoco es que dijeran mucho — comenta acariciando con cuidado mi panza.

—No es lo mismo saber que lo perdí a que lo voy a tener — bromeo un poco para calmar mi nerviosismo —. ¿Vemos una pelí?

—¿Quieres comer algo?— pregunta sentándose recta.

—¿Pides hamburguesas? — pregunto sonriendo con ternura y asiente —. De pollo, y sin ketchup — alzo la voz para que me escuche desde la distancia.

Apoyo mis pies en el asiento reclinable del cuarto de juegos de la mansión, solo estamos nosotras, el resto están de viaje a saber dónde. La pequeña hermana de Nico se fue con su hermana mayor y Mhia prefirió quedarse conmigo, cosa que agradezco. La soledad me sienta mal con tanta incertidumbre.

—Listo, las traen en unos minutos — se sienta a mi lado y nos cubre con unas mantas finas —¿Vemos esa?

Señala una peli de suspense y acepto solo por complacerla, porque no me emociona para nada. La trama es aburrida, se sabe lo que va a suceder y me quedo dormida como siempre.

—Ady despierta — me mueve hablando en voz baja —. La comida ya está aquí.

Abro los ojos y veo que la peli está pausada, Mhia de pie señalando en la mesa del mini bar una bandeja con comida. Me estiro y voy con ella hasta los taburetes para comer.

—Nunca imagine que serías tú la primera en tener un hijo — dice mirando a la nada, centrada en su comida.

—Yo tampoco sabía que lo quería tanto hasta que perdí al primero — admito abriendo el envoltorio de las salsas.

—¿No te da miedo?— pregunta con la voz temblorosa —, traer un niño al mundo para que vea las cosas tan horribles que suceden aquí...

—Supongo que solo pienso en todo el amor y cariño que quiero ofrecerle — muerdo la deliciosa hamburguesa quedando en un silencio extraño —.¿Qué te preocupa?

Suspira y mira directo su comida, como si esta tuviera las respuestas necesarias a mi pregunta.

—No quería decirte nada, para no preocuparte — tarde, ya me preocupa como empieza —, pero Nicolás ahora mismo está negociando con la mafia irlandesa.

—¿Qué?— todo mi cuerpo tiembla en respuesta a una pesadilla, no sé cómo tomarlo.

—Ady respira, todo estará bien. Jamás permitirá que alguien te haga nada, lo sabes — agarra mis manos temblorosas y me mira fijamente —. Quiere arreglar las cosas para que vivas mejor y más tranquila.

Vida perfecta (III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora