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—¿Mhia salió sola?— pregunta mi primo al subirnos en el auto.

—¿Por qué?— pregunto extrañado, dijo que iba a donde Adara.

—Mira su historia de Instagram —me pasa su móvil y me enseña sus fotos.

Esta sola en una casa, algo extraño. Pero a medida que las voy pasando reconozco el lugar.

—Está en casa de Adara — le regreso el móvil y asiente más tranquilo.

—Son par de obsesivos, ella está mayor como para poder salir sola y hacer su vida sin ustedes de por medio — Melissa nos regaña, pero no nos mira, esta muy concentrada en sus cosas.

—Llévanos a casa de Adara — le digo al escolta de Tiago que conduce y asiente sin más.

—Es una tarde de amigas Nicolás — mi primo interviene, pero lo ignoro.

Pasamos primero por la calle donde vive Adara y los de seguridad nos dejan pasar nada más ven el auto enfrente. Melissa se va a la otra camioneta con los escoltas y nosotros entramos.

Es obvio que no nos esperan, así que no me sorprende el asombro en ellas cuando entramos. No hay nadie atendiendo la casa y es más probable que cualquiera entre y salga sin control.

—¿Qué hacen aquí? — es Mhia quien habla y nos encara cuando aparecemos en el salón principal donde está con sus amigas.

Adara no está con ellas, así que supongo que fue a buscar algo. Tiago se sienta en el sillón que está libre, pero yo espero que aparezca mi diosa.

—Chicas, no sé si los recuerdan — vuelve a hablar y mira a sus amigas señalándonos —. Tiago y Nicolás.

—Ah si, él es el chico posesivo que fue a buscarte como si fueras una presa — una de las rubias habla y me giro para verla con una sonrisa.

—El mismo — hago una reverencia y mi sonrisa no parece agradarle —¿En dónde está? — le pregunto a Mhia.

—Fue a buscar bebidas — señala la cocina y asiento dirigiéndome hacia allá —. Te va a insultar cuando te vea, sigue molesta.

—Dime algo que no sepa — me giro sobre mi hombro y me mira negando con la cabeza.

—¿Por qué Adara estaría molesta con él?— una de las gemelas cuestiona curiosa y escucho como Mhia explica por encima.

Entro en la cocina y veo como mi diosa coloca en una bandeja una jarra con alguna bebida y vasos al rededor.

—¿Quieres que pida algo para comer?— se asusta al escucharme y por poco se le cae todo—¿Todo bien?

—Me has dado un susto de muerte —se queja llevando una mano a su pecho dejando la bandeja de lado en la encimera —.¿Qué haces aquí?

—Vine a ver a mi diosa — me acerco y la sujeto de la cintura antes de darle un beso que corresponde sin dudarlo.

—Tengo visita, no me provoques — me separa riendo cuando me vuelvo más intenso en el agarre —.¿Por qué tan formal?

—Vuelvo a ser un chico de negocios — comento ayudándola con las galletas y caminamos de regreso al salón —. Y tuve que pasar por el banco para que mi negocio no se hunda más.

—¿Tan mal está todo?— se ve preocupada, sabe del tema y entiende que es importante para todos.

—Con decirte que tuve que pedir ayuda — se ríe por mi respuesta y me mira sin borrar su sonrisa.

Dejamos todo sobre la mesa del centro y nos miran extrañadas, bueno solo ellas dos, los chicos nos ignoran y se centran en las galletas.

—Ya veo que no puedo pasar ni un día con mis amigas sin que aparezcan — se queja Mhia entre risas, esta muy relajada y eso es bueno.

Vida perfecta (III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora