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Cuando digo que ha sido una semana de locos, es literal.

La apertura del club de Múnich se retrasó una semana porque mi madre así lo quiso, estoy repleto de exámenes y eso que apenas empiezan las clases, al final mi hermana se enteró de lo que paso con Lucia y tuve que pedirle que no despidiera a nadie porque puedo ser una mierda, pero al menos tengo palabra. Isaac y Camila están en proceso de reconciliación, Mhia cada día mejora más y está decidida a estudiar arquitectura, pero por los nervios se siente insegura. Melissa no me habla después de la pelea porque le hice ver que estaba actuando mal y es demasiado orgullosa para aceptarlo. Mi madre lleva días en un ir y venir que no entiendo, según lo poco que dijo "son negocios importantes".

Adara no habló de la pelea y yo tampoco, prefiero que sea así. Algo parecido a un secreto compartido, que de alguna manera nos une. Porque sí, durante las clases que tenemos juntos hemos conversado,pequeñas peleas por quien es más idiota, y me cae muy bien, y supongo que yo a ella también.

—¿Estás listo? — pregunta Mhia entrando a mi vestidor. Lleva ropa ancha de hombre, que le queda muy bien.

—Sí, vamos — agarro la maleta de mano y salgo con ella a mi lado —¿Adara viene al final?

—¿Por qué tanto interés con que venga? — pregunta a la defensiva, me detengo al escuchar su contesta y espero que me explique —¿Qué?

—¿Por qué tan molesta? — pregunto serio, no me gusta verla así porque sé lo que significa, problemas.

—Estoy de mal humor, me siento cansada, estoy harta de todo, quiero pasar tiempo con mi mejor amigo pero que casualidad que nunca esta y ahora que viajaremos para abrir el club lo único que haces es preguntar por mi amiga — suelta todo lo que siente en una descarga de furia, aprieta sus manos en puños y tiene la cara roja por el llanto contenido —. Necesito a mi mejor amigo conmigo, porque me siento como una puta mierda que solo estorba en todo lados y tú no te das cuenta de nada.

—Mírame Mhia — le pido con voz suave cuando baja la mirada dándose cuenta de su arrebato. Levanta la cara y veo un par de lagrimas caer por sus mejillas —. Estoy aquí, contigo. Y siempre lo estaré, lo sabes.

—Pero no...

—No, escúchame — no la dejo hablar porque necesito que se calme —. Eres mi niña, mi hermana, mi mejor amiga, y eso no cambia porque unos días esté más presente que otros — niega con la cabeza, avergonzada —. Sé que he estado de aquí para allá, pero debes entender que es trabajo que aunque quisiera no te puedo meter. Me preocupo por ti y siempre quiero que estes bien, por eso prefiero mantenerte al margen, para protegerte — siguen cayendo lagrimas y se muerde los labios para contener los sollozos —. Si pregunto por Adara es porque quedamos en que sería mi acompañante en la apertura del club, fue tu idea, así lo quisiste y nosotros aceptamos.

—Lo siento Nicky... de verdad estoy muy estresada y me siento excluida y no quería reaccionar así — dice todo muy rápido, como si tuviera miedo de la respuesta, con la voz entrecortada por el llanto silencioso.

—Lo sé mi niña, lo sé — me acerco a ella y la abrazo, dejo que se pegue a mi pecho y llore conmigo —. Jamás vuelvas a decir que te excluyo, ni mucho menos que estorbas, porque no es así, lo sabes.

Asiente con la cabeza en mi pecho y le doy un beso en la cabeza, nos separamos cuando deja de llorar y me mira apenada, pero con una sonrisa tierna.

—Mucho mejor, ahora vamos — asiente y sigue caminando, paso mi brazo libre por su cuello y la pego a mí —. ¿Por qué estás tan estresada?

—Porque tuve que cambiar casi todas mis optativas y van más adelantados — responde cansada.

Sabía que tenía que ver con eso, así que mejor no toco el tema y la distraigo.

Vida perfecta (III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora