Vida perfecta (III)

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Como era de esperarse, un simple esguince no sería impedimento para que Sam continuara con la "fiesta del siglo", así que todo sigue en pie.

Pensaba que sería algo como en Cancún, solo nosotros, algún dj y todo privado. Pero no, resulta que junto a mi hermana organizaron literal un concierto privado y vienen más personas para disfrutar con nosotros.

Acaban de llegar los gemelos, el primo adoptivo de Emilia, algunos jugadores de baloncesto que invitó Gabriela junto a su hermano y un par de cantantes con los que mi hermana trabajó hace un tiempo y algunas modelos de la agencia. Todo muy improvisado a mi parecer.

¿Me sorprende? No, pero me estresa porque no sabía nada de esto y ahora veo a mucha gente caminando por mi casa como si fuera la suya. Que a ver, muchos no me interesan porque son amigos de siempre, pero hay otros que no.

— Cambia esa cara, nadie a muerto — Mhia intenta animarme desde que supimos los verdaderos planes, con una sonrisa y chistes malos.

— No me gusta enterarme de las cosas a último momento — admito lo que me molesta, mirándome al espejo mientras ajusto mi camisa —. Siento que no me toman en cuenta.

— Nadie lo sabía Nic, y no significa que no te tengan en cuenta, solo que era una sorpresa — me abraza por las espalda y me tranquiliza al momento.

Es un don que tiene Mhia con todos, más allá de ser divertida y alegre, tiene algo natural que tranquiliza a cualquiera. Así la conocimos, sacándonos de una pelea.

— Lo mas gracioso es que todos los años regresamos con resaca — bromeo estando más tranquilo y se ríe a la vez que se separa de mi espalda.

— Es cierto, la borrachera del año pasado fue de otro nivel. Espero que la de esté le supere al menos un poco — da un par de saltos hasta alcanzar su maquillaje y retoca sus labios —¿Las modelos qué tal están?

— No se quienes vienen, conozco a pocas — respondo indiferente, no me importa.

—Hay un par que sí conoces muy bien — reafirma mi respuesta y la miro muy mal por eso —¿Qué? Me vas a negar ahora que no te has follado a un par, como mínimo.

No lo voy a negar, pero no soy tan idiota como para admitirlo en voz alta. Hago un gesto de indiferencia con los hombros y la ignoro, es mejor así.

— ¿Nico me ayudas con mi vestido?— entra Melissa muy rápido sin tocar, nerviosa —. Bien, están los dos, no encontraba a nadie más.

— Ven que te arreglo eso — sujeta con los brazos la parte de adelante para no quedar desnuda y se da la vuelta para poder cerrar el vestido —¿Desde cuándo tan arreglada para una fiesta?

— Desde que viene Nelson Nic, es obvio — responde Mhia por ella y sonríe mucho por adivinarlo.

—¿Tan obvia soy? — pregunta nerviosa, girando la cabeza para ver a Mhia por el espejo.

— Nop, soy observadora que es diferente — su respuesta tranquiliza un poco los nervios de mi tía y lo agradezco.

—Listo, pero no te maquilles mucho para no sobrecargar el outfit. Me gusta el vestido — admito al final de mi consejo porque le queda muy bien.

En realidad es de su estilo, un vestido negro de látex que cubre los muslos y unas sandalias con tiras hasta casi las rodillas. Me gusta como se ve, pero ahora que lo pienso, es muy obvio que quiere impresionar.

— Es cierto, un vestido así toma protagonismo solo — termina de maquillarse y se acerca a nosotros, agarra del brazo a Melissa y la sienta en mi cama —. Yo me encargo de que quedes impresionante.