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Planear viajes y fiestas no es lo mío, disfrutarlas si, pero organizar todo es frustrante y estresa más de lo que me gusta admitir.

Al menos contamos con la tía Sam, ella si sabe cómo organizar una vacaciones inolvidables.

—En el correo que les envíe está todo lo que haremos este mes, al menos lo básico — comenta tranquila bebiendo un zumo.

Me gusta el ambiente así, como al principio, cuando ninguno tenía ni idea del caos que se iba a armar. Es divertido, las peleas de mi madre y la tía Sam son de niñas pequeñas, el tío Jo serio pero integrado, Camila conversando de algo con Melissa y el resto siendo espectadores de nuestra familia de locos.

— ¿Entonces nos quedaremos en mi hotel? — su pregunta es más afirmación que otra cosa —. Tenemos una casa también, por si cambian de idea.

— Oh, no te preocupes, que ya tengo planes para la casa — responde con una sonrisa gigante, de esas que salen cuando trama algo.

— Yo digo que es mejor el hotel, siempre nos quedamos en alguna mansión y es aburrido no interactuar con el resto de mortales — se queja mi hermana, igual que siempre.

— ¿Qué pretendes hacer en mi casa Samantha?— no parece molesta, sólo curiosa por los planes macabros de Sam y sus fiestas excesivas.

— Es Mykonos Jessie, llevar a todos los dj posibles y montar la mejor fiesta que hayan visto — responde obvia, aunque no me queda del todo claro.

—Pero el hotel está en Santorini — comento confuso, con ella nunca se sabe.

— Las primeras dos semanas estaremos de relax en el hotel en Santorini, luego, iremos a la mansión de tu madre en Mykonos, que es muy bien conocida por las fiestas interminables — habla con tanta emoción y dedicación que me pregunto por qué no se dedica a esto, se le da genial.

—Recuerda que vamos con niños Sam — Camila siendo Camila, por supuesto que tenía que poner un pero a los planes.

— Tranquila cariño, para algo están las niñeras, los escoltas y nosotros en momentos de sobriedad para cuidarlos — era obvio, pero Camila es muy apegada a sus hijos, normal luego de la forma en que los tuvo —. Si no hay más dudas, nos vamos la semana que viene, alquile otro avión, en el de Jess ya no entramos todos.

Se levanta sin prisa del sillón, agarra su bolso de mano y se despide dando besos volados, camina con mucha tranquilidad y facilidad con tacones de doce centímetros.

¿Quién paga todo esto? Me preguntaba al principio, luego, entendí que cada uno asume algún gasto para no ser pesado para ninguno y así no bajar el capital de ninguna familia.

El avión lo alquiló Sam, seguramente el hospedaje sea trabajo de Jess, la seguridad de Josep y el consumo, de Camila. Parece que alguno pagará más, pero no, es casi la misma cantidad que se gastan en cada cosa.

La seguridad que tenemos es de lo más costosa, alquilar un avión para treinta personas también lo es, cubrir hospedaje durante un mes entero aún más, y pagar todo lo que consumimos ni se diga, aunque sea en general es una millonada lo que gastamos en cada viaje.

Melissa y yo pagamos los gastos junto a Camila, ella tiene dos hijos y aunque gana millones con cada desfile, preferimos no sentirnos tan inútiles.

— Eh tú, hora de entrenar, no te libras — Melissa me trae de vuelta a la realidad. Me levanto con calma, estoy listo pero no me apetece entrenar ahora —. Quita esa cara, mira que bastante quiero partírtela y me lo pones muy fácil.

— Ya quisieras tener fácil partirme la cara — caminamos a la par para ir al gimnasio, donde de seguro nos espera el entrenador personal que se encarga de que no nos matemos —. Algún día te dejare ganarme, no te preocupes.

Vida perfecta (III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora