104

2 0 0
                                    

La abrazo a la vez que la cargo como una bebé, no me permito dejar de mecerla para calmar sus nervios y el llanto que vuelve cada cierto tiempo. Cada vez que se despierta se altera recordando lo sucedido y eso no es bueno.

Tiene el pelo trenzado por Emmy, no se ha querido cambiar el pijama y no quiere salir de la cama. Me preocupa que con todo esto empeore la situación, su salud y la del bebé. Ahora más que nunca debe cuidarse.

—Hablé con el doctor — me mira curiosa, con los ojos hinchados y las ojeras muy marcadas, preciosa —, dice que si avanzas esta semana, podemos pasar los meses que quedan en la isla.

Su mirada se ilumina, todo su rostro demuestra la ilusión que le hace esa noticia. No parece creerlo, me mira esperando que sea una broma, pero sigo igual que antes, abrazándola y meciéndola en mis brazos.

—¿De verdad?— sonríe contenta, aunque esté mal, su sonrisa opaca el resto.

—Llevaremos un equipo médico para monitorear los días que quedan — le informo y asiente rápido —, pero debes mostrar avances esta semana. Sigues con la tensión alta, las pulsaciones también, sabes que no es sano ni bueno para los dos.

—Lo intento pero...

—Lo sé Diosa, lo sé — beso su frente y cierra los ojos ante el tacto —. Bajaras esos niveles y podremos ir a la isla, ¿verdad que si?

Asiente haciendo puchero y me mira con los ojos llorosos de nuevo. Aún seguimos sin hablar de nuestra pelea, no quiero tocar el tema y ella lo sabe, pero igual le afecta. Cada vez que puede me mira esperando una reacción de mi parte, pero no voy a caer en eso otra vez, no me voy a jugar por una discusión a mi hijo y mi mujer.

Se queda dormida de nuevo sobre mi pecho, respira lento y pausado, descansando por fin. No me muevo para no despertarla, me mantengo aferrado a ella, a su respiración, a sus suspiros dormida, al latido de su corazón, la calidez de su cuerpo, las patadas de mi hijo cada vez que toco su barriga..., durante las horas que ella duerme yo solo puedo velar por sus sueños.

No me importa dejar todo de lado mientras se recupera, me da igual el resto del mundo, solo me importa ella. Me duermo a medias, sentado con la espalda reposando en el cabecero de la cama, sin soltarla a ella. Abro los ojos de vez en cuando y me aseguro de que siga dormida, y vuelvo a cerrarlos, pero no tardo mucho en repetir la acción. Si duermo una hora entre una y otra vez, es mucho.

Me despierto al sentir un vacío entre mis brazos, no esta acostada y eso me desorienta. Miro la hora y suspiro al ver la cantidad de mensajes que tengo de todos, incluidos los padres de Adara. Debería estar ahí fuera trabajando como el resto, pero dejarla sola no es una opción y ella tiene que estar en reposo.

Al menos no son malas noticias, Melissa dice que la negociación fue tal como queríamos, Elena los convenció de apoyarnos en los enfrentamientos porque esa gente solo quiere manchar la imagen de lo que fueron en algún momento. Tiago y Mhia cerraron un trato en Las Vegas, compraron un edificio entero para abrir un club diferente, más nuestro. Los padres de Adara no pueden venir a verla, pero su madre no para de escribirme para preguntar cómo se encuentra o si necesita algo. Jessie me pide en clave que solucione algunas cosas desde aquí y suspiro al ver de que se trata, no es fácil.

Mientras sigan matándose unos con otros, nadie está a salvo, es obvio. Creímos que sería más fácil hacernos con el poder, pero no contamos con quienes querían todo para ellos sin importar a quien se llevan por delante.

—¿Pasa algo?— habla bajito, sin ganas.

Sale recién duchada, con el pelo mojado cubriéndose con una toalla. Se ve mejor, es obvio que descanso un poco, pero sigue decaída.

Vida perfecta (III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora