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Termino de abotonar el chaleco que llevo con el traje y me pongo la chaqueta por encima, me observo en el espejo, me gusta como me queda. Tiago entra sin tocar, parece nervioso por algo y eso me preocupa.

—Siento que me veo ridículo así — se queja viéndose en el espejo y abre un par de botones de su camisa, pero deja intacto su chaleco.

—Te ves bien, no vas tan formal como lo imaginas — intento calmarlo, pero no funciona.

—Deberíamos irnos — dice ignorando el echo de que está estresado.

Sale de la habitación sin volver a hablarme y suspiro porque no sé cómo controlar estas situaciones. Reviso que tengo todo en orden y salgo detrás de mi primo para buscar a las chicas en su habitación. Tiago me espera más tranquilo en la puerta y al verme la abre para salir de la pequeña sala de estar.

Mhia y Adara están en la habitación de al lado, así que con caminar un poco por el pasillo llegamos a su puerta. Tocamos y abre Mariano, el escolta que permanece con ellas por protección. En la sala no están, así que supongo a aún siguen arreglándose.

—Tienen cinco minutos para salir — dice Tiago entre gritos para que escuchen en las habitaciones.

Escucho pasos aproximarse y no tardan en aparecer listas y perfectas. Ambas se ven deslumbrantes, maravillosas y diosas.

Mhia lleva un vestido hasta los muslos con mangas al estilo traje, con un corte de corazón en el pecho que deja ver la tela de encaje brillante;mezclando lo formal de un traje y lo delicado del encaje decorado con piedras azules, color blanco, es ajustado pero no exagerado, Lleva el pelo suelto cayendo sobre sus hombros en ondas y un leve maquillaje que resalta sus ojos verdes junto a una gargantilla de diamantes con un zafiro en medio.

Elegí bien, sabía que le gustaría porque da esa sensación de que lleva un traje con la diferencia de que es un vestido y no un pantalón, además de que el color resalta y transmite lo que quería, la pureza que representa Mhia en nuestras vidas.

Adara viste un vestido verde esmeralda de mangas caídas ajustado , con una abertura en la pierna izquierda desde el muslo hasta el tobillo que logra resaltar la cintura de la irlandesa y la hace ver mucho más alta. Los pequeños cristales que decoran su cuello resaltan bastante sus ojos amarillos al igual que el maquillaje sencillo pero felino, lleva el pelo suelto alisado, por lo que al caminar se ve como roza sus nalgas.

Ambas se ven preciosas, son impresionantes para cualquiera que pueda apreciarlas, de cerca o de lejos. Son estilos diferentes, Mhia representa pureza y formalidad, como accionista de los clubes, y Adara representa lo que es, una diosa.

No puedo evitar fijarme en cada detalle de la pelirroja, no disimulo porque no me importa que se den cuenta de que me la estoy comiendo con los ojos, porque se ve preciosa.

Salgo de mi embelesamiento y me centro en mi rubia favorita que habla de algo con Tiago, se ríe y se ve muy animada, eso me gusta. Me acerco y la cargo para darle un par de vueltas.

—Te dije que te gustaría — le digo riendo por sus golpes para que la baje.

—Está precioso, y me siento muy cómoda con él — admite con una sonrisa sincera, la dejo en el suelo de nuevo y ahora voy por la pelirroja.

—Toda una diosa — me acerco a Adara y se ríe por lo bajo por mi comentario íntimo, dicho solo para ella, agarro su mano y le doy una vuelta sobre su sitio para admirarla por completo —. ¿Te gusta?

—Está precioso... me queda... — no encuentra las palabras y me mira intentando explicarme —, me queda perfecto.

— Es la hora, Jess está de camino con el resto, seremos los últimos en entrar cuando ya estén la mayoría de invitados— comenta Tiago el procedimiento y nosotros asentimos de acuerdo —, Adara entrará antes, su llegada llamará la atención suficiente para presentarnos.

Vida perfecta (III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora