La llegada de los amigos de Camila era lo que faltaba para completar un mejor ambiente, más unido. A ver si así mi hermana se integra también, porque parece que los únicos que disfrutamos somos nosotros cuatro y la tía Sam.
Es un poco frustrante porque mi madre y el tío Jo se fueron, solo estarán dos días, pero cuando se trata de ellos es difícil asegurarse. Margot pasa más tiempo medicada que divirtiéndose y los niños, bueno son niños, les das una caja de cartón y son felices.
— ¿Por qué tan pensativo? — pregunta Gabriela, la hermana de Mateo sentándose a mi lado.
— Es frustrante todo esto, no se — admito indiferente —. ¿Por qué no vino?
— Sabes como es, se sintió traicionado porque no le contaste nada y todo eso.
— Pero si no le hice nada, no podía contarle porque no es un asunto mío — mi voz expresa toda la frustración que siento.
— Lo sé Nico, no es tu culpa, pero Mateo es demasiado inmaduro para aceptarlo — es sincera, sonríe con ternura y me calma un poco.
Supongo que en este tiempo me ve como otro hermano, después de todo es la mejor amiga de Camila y la hermana de quien se supone era mi amigo.
— ¿Cómo está mi sobrino precioso?— entra muy animada, sonriente y feliz —. Es un día precioso, podemos aprovechar que tú madre no está para salir.
— ¿No se supone que eres la mayor responsable de que no hagamos cosas como esas?— pregunta mi hermana desde la puerta, cruzada de brazos y burlona.
— Cariño, soy la tía Sam, ¿cuándo obedezco las órdenes de tu madre? —responde con un tono irónico, es cierto —. Pero en todo caso, somos muchos para salir sin que se entere, mejor no.
— ¿Por qué gritan tanto? ¿No saben hablar o están sordos? — el mal humor de Tiago es peor por las mañanas, insoportable.
— Disculpe señor sensible — se burla Melissa y todos reímos un poco —. Creo que necesitas un poco de sexo, a ver si así te animas.
— ¿Lo dices por experiencia? Ahora entiendo porque escuché cosas raras en la habitación de al lado — era obvio que no se iba a quedar con esa, pero se calla al darse cuenta de lo que dijo.
— ¿Ah?— todos quedan confundidos, pero la indirecta era para nosotros.
A ver, no pasó nada, solo hablamos para el siguiente paso con el padre de Mhia. De hecho, ella estaba también. Pero su indirecta deja mucho que desear ante todos.
— No se por que aún me sorprende lo mucho que se parece a su padre — comenta Sam pumas para sí misma que para el resto —. ¿Qué planes tienen para luego?
— Pensábamos en bajar a la costa, el mar se ve tranquilo — responde Melissa.
Nos sirven el desayuno y todos somos felices, es lo mejor, el momento de comer. El resto bajan minutos después, de mal humor también, o eso parece.
— No puede ser que sea la única que se levanta feliz en esta casa — se queja, parece una niña pequeña —. Estamos de vacaciones, así que al próximo que vea con una mala cara lo lanzo al agua y le prohíbo beber.
— ¿Nos vas a prohibir beber? ¿De verdad?— Camila se burla de ella en su cara, con la confianza suficiente.
— No me subestimen, así que mejor, alegren esas caras y disfruten del maldito viaje — sigue sonriendo, pero se nota que ahora está molesta.
Entiendo que se sienta frustrada, todo lo tiene planeado, dispuesta a darnos las mejores vacaciones, y nosotros lo único que hacemos es quejarnos.
Es divertido estar juntos. Pocas veces todos están tan animados como ahora. Incluso Camila se digna a pasar tiempo con nosotros, al igual que Isaac. Es normal que no se comporten al igual que todos, pero muchas veces siento que viven aislados,en su burbuja de cristal, donde tienen una familia perfecta, trabajos y empresas millonarias y con eso es suficiente. Pero en momentos como este, en donde disfrutamos de un simple desayuno es obvio que se sienten más libres que el resto de sus días.
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Vida perfecta (III)
Ficción GeneralLibro 3 de la trilogía"Vidas" Dicen que los cambios son buenos, pero no todos te ayudan, algunos sacan lo peor de ti. Ella nos ayudó y a la vez nos transformó. O quizá no fue su culpa, y mi búsqueda de la perfección siempre estuvo, motivada por ese...