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—¡Nico despierta! — escucho una voz a lo lejos, me muevo incómodo porque no entiendo nada —. Nicolás despierta.

Abro los ojos asustando, me siento agitado sobre mi cama y no puedo evitar fijarme en todo a mi alrededor. Mi cama, Mhia frente a mi, la lámpara de mi mesa encendida, mi pecho sudado subiendo y bajando por la respiración descontrolada.

—Solo estabas soñando, mírame — me obliga a verla agarrando mi cara y me centro en ella —. Todo está bien, ya paso.

Para mi suerte, o desgracia. No morí.

Mi respiración se calma mientras mantengo mi mirada en ella, se le nota preocupada, pero no puedo hablar, el sueño sigue intacto, sintiéndose tan real, tan desesperante.

Me pasa un vaso de agua y no me niego a beberla, por alguna razón estoy sediento.

—¿De verdad no paso? — pregunto al borde del llanto, porque sigo sintiendo ese momento en que me resigno a morir, repitiendo la sensación de caída y los golpes.

—Fue todo un sueño, estás en casa, bien — me da leves caricias en la mejilla y una sonrisa de esas que me tranquilizan enseguida —. ¿Quieres contarme?

—Discutía con Camila... luego con mi madre, salí de casa, mi móvil sonaba , iba a atender pero perdí el control — me detengo en el relato por el escalofrío que me recorre el cuerpo —, el auto no tenía frenos... intenté lanzarme para no caer y morir, pero — algunas lagrimas caen pero no sollozo, estoy procesando el hecho de que fue un sueño —, pero el cinturón no funcionaba tampoco, y al final caí al vacío y —cierro los ojos dejando que las lagrimas invadan mi cara, intentando olvidar esa sensación —, vi como los recuerdos me invadían así como en las películas... eso de que ves tu vida pasar y la sensación de morir es lo más horrible que pude sentir jamás...

—Fue solo un sueño, estás bien, todo está bien — quita las lagrimas de mi rostro e intenta que me tranquilice —. Me quedare aquí, y velaré de tus sueños así como tú lo has hecho con los míos.

Se mueve y se sienta a mi lado, quedando bajo las mantas. Da un par de palmadas a mi almohada para que me acueste y lo hago, aún conmocionado, pero más tranquilo. Quedamos de frente y sigo aferrándome a ella, a sus ojos verdes y su pelo rubio, a sus facciones aniñadas que me relajan.

Pero inconscientemente mi mente imagina que sus ojos son amarillos como el Ámbar y su pelo es rojo, que sus facciones no son aniñadas sino más bien definidas y maduras.

—¿Quién te llamaba Nicky? — pregunta con un tono tan suave que puede ser inaudible.

Tardo en responder porque no sé cómo debo asimilar el hecho de que en mi sueño, a la única que le respondí la llamada fue a Adara.

—¿Era ella verdad?— vuelve a preguntar con el mismo tono, pero es más una afirmación disfrazada de pregunta —¿Adara te llamaba y por eso perdiste el control del auto?

—Perdí el control del auto porque me distraje — intento defender algo que no ha insinuado siquiera, pero no le respondo sobre ella.

—Son mis mejores amigos, los adoro a ambos, pero — toma una pausa y deja de mirarme, pensativa —, no eres bueno para ella, ni ella para ti.

Entiendo a lo que se refiere. Conozco su historial, y a ella un poco. También me conozco a mi mismo y sé que mi mundo solo traerá mayor perdición a su vida.

—Lo sé rubia, lo sé — sonrío con tristeza y lo nota, no es tonta —, créeme que lo tengo muy presente.

Vuelve a mirarme muy fijamente, como si quisiera adivinar qué es lo que pasa por mi cabeza en estos momentos. Pero no se ve molesta o algo parecido, más bien preocupada.

—No quiero que ninguno de los dos sufra — admite con una sonrisa triste —, pero los conozco lo suficiente para saber que es inevitable que la bomba explote — toma una pausa y suspira negando con la cabeza —, porque eso es lo que son, una bomba de tiempo que en algún momento estallará.

Medito sus palabras sin prisa, centrándome en lo resignada que suena, en lo mucho que parece preocuparle y lo difícil que es para ella admitir esto. Porque sí, Mhia es demasiado expresiva y más aún cuando algo no va bien.

—¿Pasa algo que no sepa Mhi?— le pregunto agarrando su mano para sentir que esta presente de verdad, aún sintiendo que sueño.

—Sabes todo lo que sucede en esta casa, así que no — su respuesta no me convence, en vez de verme, gira la cara para mirar hacia la puerta, miente.

—Se muchas cosas, pero no todo lo que pasa — intento sonar divertido, pero aún sigo conmocionado y parece más una queja —, pero si tú lo dices...

—Mejor volvemos a dormir, es muy tarde — cambia el tema drásticamente, apaga la lámpara y se gira dándome la espalda.

Ella quiere dormir, pero yo solo quiero olvidar esa sensación de resignación, lo mal que me sentí al recordar todo en cámara rápida, ignorar el hecho de que estoy vivo y que todo fue mi imaginación. Ella duerme mientras que yo me mantengo con la mirada en el techo, repitiendo el escenario, las personas, todo.

—¿Nicky?— minutos después escucho su voz suave, baja —¿estás despierto?

—Dime — respondo casi en un susurro.

—No quiero perderte — mantiene el tono bajo, pero suena triste —, ni quiero perderla a ella —suena resignada —. Por favor no permitas que llegue a más, por favor.

—Quizá si me dieras una razón más... no sé, algo que no sea lo malos que somos — suspiro resignándome a que tiene razón, pero de solo imaginar que no la veré más se me revuelve el estómago —, dime una razón para no ir más allá con ella Mhia, y te lo juro que cumplo.

Tarda en responder, parece que se lo está pensando porque escucho sus leves suspiros y como corta las palabras antes de empezar.

—No importa... sé que de igual manera terminarán juntos, para bien o para mal — algo me está ocultando y me desespera no entender.

—Sabes que si me das una razón, solo una, cumpliré y no llegaré a más — bueno, a más tipo relación o algo así.

Se gira quedando frente a mi de nuevo, no puedo verla bien porque es muy poca la luz que entra por la ventana, pero la imagino buscando esa fuerza que necesita para decir lo que pasa.

—Me gusta... — dice tan bajo que en otro momento fuera imposible escucharla —, siempre me ha gustado... pero es mi amiga, y no soy capaz de arruinar esto por un sentimiento tonto que se irá en algún momento...

Analizo sus palabras una y otra vez, repito la frase buscando la mentira, el juego, algún tipo de burla, pero no. Conozco a Mhia, sé que no miente. Por eso le ha costado tanto admitirlo y pedirme que no llegue a más con su amiga, todo porque le gusta y seguramente esté enamorada, por su voz suplicante lo puedo asumir... pero...

—¿Me perdonarías si te digo que ya ha llegado a más? — paso mis nudillos por sus mejillas y siento como las mueve, seguro con una expresión de duda —, ¿me perdonas por incumplir mi promesa aún antes de haberla hecho?

—A ti te perdono todo Nicky — sonríe con mi mano acunando sus mejillas y siento que todo mi mundo cae al sentir sus lagrimas frías —, de hecho no tienes que hacerme caso... después de todo es solo una atracción platónica, jamás ocurrirá nada más...

—De igual forma, sea platónico o no, te respeto, te quiero y eres como mi hermana — hablo pausado, para que no se sienta agobiada —, y creo que deberías decírselo, aunque sea o no correspondido, es algo que debes soltar para que dejes de sentirte mal —niega con la cabeza tan rápido que si no la sujeto puede que se quede sin cuello —. Sabes que tengo razón Mhi, es necesario para ti, solo piénsalo.

Mantenemos silencio, porque ambos sabemos que es un tema difícil de tratar para ella y yo aún necesito asimilar que mi mejor amiga está enamorada de la chica que me gusta y me vuelve loco.

Vida perfecta (III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora