Me gusta el frío, claro que sí. De hecho el invierno es mi temporada favorita, pero el extremo de este lugar es un poco desesperante.
Dormí con Adara porque era obvio que no obedecería sus anticuadas reglas, y aun así nos estábamos congelando de frío por el gran tamaño de la habitación que no permitía a la calefacción llegar a temperaturas más altas.
Estoy acostumbrado a estar por casa con pantalones cortos y camisas sin manga o sin camisa, pero en ese lugar eso es una locura. Mientras Adara se prepara, regreso a mi habitación congelándome y busco ropa abrigada. Saco la ropa térmica de la maleta y por encima me coloco un chándal y una sudadera para estar más cómodo.
Salgo de mi habitación y en el camino me encuentro con mi primo recién levantado, lo sé porque está despeinado y no parece reaccionar a nada en concreto.
—Si no terminas de despertar vas a caerte por las escaleras — se sobresalta al escucharme y parece reaccionar —¿Todo bien?
—Sí, si... solo que no dormí muy bien y aún tengo sueño — comenta somnoliento —, hace demasiado frío.
—Lo sé, también me costo mucho dormirme — bajamos las escaleras con calma y la sensación térmica aquí es aún más fría que en las habitaciones.
Por suerte el comedor tiene varias calefacciones y se mantiene más caliente, además de que todos juntos creamos ambiente.
—Buenos días — saluda mi madre con una sonrisa —. El desayuno esta casi listo, pueden sentarse a beber un café o té.
Visten deportivas todas, al parecer mientras nosotros dormíamos ellas hacían ejercicio. Mi madre se ve radiante y feliz, algo extraño en nuestra familia estos días, mi hermana siendo mi hermana, como si no importara nada pero a la vez le importa todo en exceso, Sam controlando los desayunos como la dueña de la casa y mujer controladora que es y Melissa revisando su tablet y su ordenador a la vez.
El personal que anoche sirvió la cena, ahora se reduce y solo sirven algunas bandejas con diversos productos para desayunar.
—Buenos días — saludan los cuatro peques entrando también al comedor, todos a la vez, en pijama.
Luna va directo a donde su hermano, sus padres no están cerca y mi hermana y mis sobrinos abrazan a sus madres.
—¿Qué tal dormiste?— le pregunta con cariño cargándola —¿Tienes hambre?
—Quiero chocolate caliente — pide con su vocecita tímida y cariñosa —, y pancake con miel.
—Siéntate aquí mientras te lo sirvo — la deja sobre una silla y comienza a colocar todo en un plato y su chocolate caliente en una taza —, aquí tienes.
—Gracias Ti — le da un beso tierno en la mejilla y veo a mi primo derretido por su hermana.
Es la única persona con quien lo he visto comportarse así, porque ni siquiera con Mhia suele ser tan cariñoso, lo es, y demuestra cuanto le afecta, pero con su hermana es más allá, es un amor de padre, porque casi siempre la cuida y le enseña las cosas él.
—¿Qué quieren hacer hoy?— pregunta Sam animada sirviéndose su desayuno.
—Podemos subir a la torre, tiene unas vistas geniales de todo — comenta mi madre dándole de comer a Em.
—No lo sé, es la única parte que no refórmanos y es muy antigua... — mi tía duda un poco —. Podemos ir al lago y patinar.
—Congelarme el culo no está en mis planes de hoy — comenta Mel comiendo pan con aguacate mientras sigue en lo suyo.
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Vida perfecta (III)
General FictionLibro 3 de la trilogía"Vidas" Dicen que los cambios son buenos, pero no todos te ayudan, algunos sacan lo peor de ti. Ella nos ayudó y a la vez nos transformó. O quizá no fue su culpa, y mi búsqueda de la perfección siempre estuvo, motivada por ese...