Intento moverme para ir al baño, pero estoy atrapado entre las piernas de la pelirroja que duerme profundamente a mi lado.
Me apoyo de mis codos para observarla mejor y debo admitir que no se que hice para merecerla, es preciosa, fuerte, inteligente, dulce, cariñosa cuando le place y es tan independiente que me siento pequeño a su lado. Su respiración es lenta y pausada, hace un leve puchero al dormir que la hace ver tierna, pero contrasta con su pelo hacia atrás llegando a su culo cubierto por una simple tela.
Lo que era un capricho ahora es una obsesión, porque quería a Adara por tenerla, pero ahora siento que si se va, me muero. Porque no podría resistir mucho tiempo sin besarla, sin hablar con ella de cualquier cosa sin sentirme juzgado, sin tocar su piel de porcelana o peinar su largo cabello. Cosas tan simples como verla reír, pelear o dormir, son cosas que sin querer se vuelven en lo que necesito.
Se mueve entre sueños quedando boca arriba, liberando mis piernas, pero no mis ojos de su belleza. Quizá lo de diosa es más serio de lo que parece, y en realidad no es un criatura mundana. Paso mis dedos con cuidado por el contorno de su rostro hasta llegar a la barbilla, subo por sus labios finos que se separan soltando un suspiro, continuo por el puente de su nariz y llego hasta la frente para apartar un mechón que le cubre la mejilla. Creo que podría permanecer así todo el día, porque no me canso de admirarla.
El ruido de fuera me trae de regreso a la realidad y me levanto confundido, no entiendo a qué se debe. Abro un poco la persiana y veo atracando un pequeño yate y de él bajando tres personas que conozco muy bien.
Ignoro su llegada y voy al baño para ducharme y luego bajar a recibirlos, por fin. No tardo mucho porque el alboroto es más fuerte al punto de escucharse aquí arriba, salgo y me pongo lo primero que encuentro entre las pocas cosas que nos trajeron y observo cómo Adara se queja por el ruido, pero sigue durmiendo.
Salgo de la habitación sin prisas y las voces se van haciendo más entendibles a medida que me acerco. Rosa y Margarita básicamente los están obligando a sentarse a desayunar, solo está la abuela junto a ellos y me extraña que mi primo o Mhia no estén despiertos.
—Buenos días — saludo al par de chicas que me dan un apretón de mejilla y la abuela una sonrisa, y me centro en las tres personas que se sienten fuera de lugar —, gracias por venir, ¿desean algo?
—No es momento para ironías — salta Melissa a la defensiva y la miro con las cejas levantadas —, todo es un desastre, no puedes reclamar nada. Estamos haciendo hasta lo imposible para que no salgan a la luz las pruebas que tienen ¿y nos recibes con ese tono?
—Oh lo siento — hablo con falsedad y se molesta más —, no tenía ni idea que lavar la imagen de las personas era tan complicado... pobre de ustedes — el sarcasmo es más que evidente y casi que echa humo por los oídos.
—¿En dónde está el resto? — pregunta Ivan serio pero indiferente con nuestra discusión.
—Durmiendo — respondo seco y asiente sin más —.Margarita dime que hiciste ese jugo mágico de ayer — me acerco a la morena y se ríe asintiendo —, eres la mejor — Rosa se queja por mi halago —, las dos lo son.
—Hay muchos asuntos que arreglar, así que mueve tu culo y vamos — Melissa se baja de la silla pero con una simple mirada de Rosa se vuelve a sentar —. O mejor lo hablamos con todos despiertos.
—¿Cómo está Mhia? — pregunta mi tío preocupado y lo entiendo, él mismo la llevo a la boca del lobo.
—Estable, sus cambios de humor cada vez son más bruscos y no sabemos cómo controlarlos — es la abuela quien da la información con pesar —, pasaron muchas cosas que le afectaron aún más y solo empeoró...
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Vida perfecta (III)
General FictionLibro 3 de la trilogía"Vidas" Dicen que los cambios son buenos, pero no todos te ayudan, algunos sacan lo peor de ti. Ella nos ayudó y a la vez nos transformó. O quizá no fue su culpa, y mi búsqueda de la perfección siempre estuvo, motivada por ese...