—La montaña es segura, está preparada para esto — Sam tranquiliza las paranoias de mi hermana al acercarnos al sitio donde haremos esquí.
Camila es cuidadosa con los accidentes, más si se trata de los niños. Mi madre por el contrario, le coloca las botas sobre las tablas a Emmy y sin perder el tiempo la deja experimentar con lo que ya sabe.
El sitio está preparado para nosotros, es una montaña cercana al castillo donde suele haber un centro turístico de esquí que esta vez es solo para nosotros.
Me subo sobre las tablas para seguir al resto ya que solo faltamos por lanzarnos mi primo, mi madre, mi tío y yo. Pero mi madre interrumpe mi camino llamándome.
—Tenemos que hablar — por su tono no parece muy contenta.
—¿Ahora?— me quejo pero doy un giro para verla mejor —¿Qué pasa?
—He decidido que pueden volver a la administración de los clubes — cada palabra sale lento, como si le costara decirlo.
—¿Es enserio?— mi primo no oculta su asombro.
—Perfecto, ¿algo más?— la miro esperando que continúe y me giro porque no dirá nada más.
—Deberán empezar apenas regresemos, han habido algunos fallos — es mi tío quien habla y me vuelvo a girar sin entender del todo —. Solo ustedes saben el método que les estaba funcionando para mantener las cuentas limpias y estables, ahora hay vacíos entre las cuentas y las declaraciones serán en dos semanas.
—¿Y hasta hora se deciden?— pregunto sin creerlo —. Los que no saben manejarlos son ustedes con su ego de mierda y ahora que necesitan que les salvemos el culo como siempre, ahora si nos llaman.
—En realidad pensaba dejarlo así, pero Josep me convenció porque es cierto que solo ustedes saben poner en práctica los métodos para que funcione —mi madre está molesta, no le gusta aceptar su error.
—Lo arreglaremos, eso seguro — mi primo parece volver a la vida, todo su semblante cambió.
—Antes de las declaraciones hay que llevar a cabo una fiesta en una de las mansiones, de las grandes — comenta mi madre ajustando sus botas sobre las tablas —. Lo hablaremos al regresar.
Se pone de pie, camina un poco y sin decir nada más, se deja caer comenzando a esquiar.
—Su orgullo es más grande que muchas otras cosas — comenta mi tío observando la situación —. Aprovechen para demostrar que nadie como ustedes para conseguir esto. Yo lo sé, ella también, pero con hechos será mejor que con palabras.
Este también se deja llevar por la nieve bajo sus tablas y en poco tiempo logra un gran recorrido. Quedo sin palabras, no sé cómo debería sentirme.
—Esto es lo que queríamos, ¿por qué reaccionas así?— pregunta confundido.
—Porque no esperaba que fuera tan pronto — admito mirando hacia abajo donde están todos —. De hecho, creí que nunca pasaría.
—¿No sería que te acostumbraste a no hacer nada?
—No, eso nunca — lo miro por encima del hombro y se mueve hasta quedar a mi lado —. Bueno, es momento de hacer lo que mejor sabemos, salvarles el culo.
Desde que recuerdo he sido bueno con las mates, con las cuentas y con los problemas de economía que veía en mis primeras clases. Ayudaba a mamá cuando necesitaba ahorrar el dinero hasta fin de mes y cuando no le alcanzaba, era yo quien buscaba soluciones.
Crecí con restricciones sobre qué comer, beber o comprar, alargando lo poco que mamá ganaba para mantenernos lo máximo posible. Por eso, ahora que sobra, sé en dónde meterlo, como justificarlo, antes no tenia y lo alargaba, ahora necesito darle un uso sin importar lo que sea y por eso se me da bien, cuando no tienes nada y pasas a tener todo, entiendes muchas cosas.
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Vida perfecta (III)
General FictionLibro 3 de la trilogía"Vidas" Dicen que los cambios son buenos, pero no todos te ayudan, algunos sacan lo peor de ti. Ella nos ayudó y a la vez nos transformó. O quizá no fue su culpa, y mi búsqueda de la perfección siempre estuvo, motivada por ese...