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— Tenías razón, este lugar es impresionante — comenta Luci mirando en todas las direcciones, encantada con el club —. Dime que podemos montar, me haría mucha ilusión.

Sonrío divertido y asiento con la cabeza. Agarro su mano  y la llevo hasta las caballerizas para que escoja un caballo.

Este club al ser una especie de cabaña antigua pero remodelada da una sensación de campo y hogar. Más aún la zona de los caballos, en donde los mantienen sanos y salvos, los entrenan y cuidan.

—Este es Salem, el último que compramos Tiago y yo, es precioso — le presento al semental de color negro al llegar —. Esa de ahí es Huracán, aquella es Sol, y esos dos son Centella y Ventisca.

— Me gustan mucho — se acerca con cuidado a Ventisca, el más pequeño, hijo de Huracán —. ¿Son para correr o por simple capricho?

— Al principio eran por capricho, pero desde que compré a Salem he cambiado de idea — admito mis planes sin darle mucha importancia, me acerco a Huracán y acaricio con calma su lomo —. ¿Cuál quieres montar?

Antes de pasar por aquí, la lleve directo a cambiarse. Pedí ropa de su talla y me siento satisfecho de que le gustara y le quede tan bien.

— Se llama Sol, ¿cierto? — pregunta acercándose ahora a la yegua rubia a un lado de Ventisca.

Aprovecho mientras vienen los encargados y preparo yo mismo a la yegua, no es fácil pero he practicado y no es tan complicado.

Saco a Sol y se la entrego a Luci, mientras ellas entran en confianza preparo a Salem más rápido que antes porque me conoce y se queda tranquilo.

—¿Estás lista? — pregunto sacando a Salem para montarlo —. Veo que le gustas.

—Es muy dulce, ella también me gusta — sonríe con emoción a la vez que da pequeñas caricias por su melena.

— Ojalá ser Sol, así me dices que también te gusto — finjo estar serio, pero en realidad quiero reírme mucho por su reacción.

Dejo de acariciar su melena y me mira fijamente, buscando la diversión es mis palabras. Hablamos de que quería algo más, pero no le dije que me gustaba, no directamente.

Monto a Salem y espero desde arriba que ella haga lo mismo con Sol, pero me sigue viendo extrañada.

—¿Qué? ¿Te arrepentiste o algo? — intento disimular la decepción—. Si quieres nos quedamos.

— No no, vamos — no tarda en subirse y me mira esperando algo, no lo sé —¿Lo dijiste enserio Nic?

— ¿Que me gustas? — pregunto repitiendo lo que dije de broma no broma —. Claro que me gustas Lucia.

Mi semblante es sereno, no pienso obligarla a nada, pero tampoco me voy a ocultar. Una sonrisa tierna se muestra en su rostro y baja la cabeza para mirar sus manos, nerviosa quizá.

— No necesitas ser Sol para decirte que me gustas — responde al fin, viéndome un momento y bajando la cabeza de nuevo, aún con esa sonrisa tierna.

— ¿Lucia Boukhari nerviosa?eso sí es una sorpresa — bromeo para aligerar sus nervios y se ríe un poco por lo bajo, pero sigue sin mirarme —. Debo admitir que te ves tierna así toda tímida .

—¡No te burles de mí!— exclama entre risas, ahora me mira y se siente más segura supongo —. Vamos, que te voy a ganar.

Comienza a cabalgar con mucho ánimo y le sigo sin problema, me gusta este tipo de diversión en donde me siento yo mismo y puedo actuar sin esforzarme demasiado por agradar.

Vida perfecta (III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora