32

2 0 0
                                    

Cambié los planes de mi madre de ir al club por tomar unas copas en casa, cómodos y sin tanto ruido que atormente a mi hermana que lo único que quiere es silencio.

—Diría que ronda de chupitos, pero alguien me los prohibió — se queja Sam porque no le permito repartir chupitos como si fuera agua.

— No te vas a morir por no beber hasta caer muerta una noche Samantha — Sam le saca la lengua de forma infantil a mi madre y esta ríe, por eso se llevan tan bien, son polos opuestos.

—Gabriela y Mateo han venido — informa Marie desde la puerta que da al exterior y me pongo tenso en el acto, pero la mirada de Mhia me relaja.

—Déjalos pasar Marie — respondo con una sonrisa cansada, no me apetece verlo.

— Es mi mejor amiga Nico, entiéndelo porfa — Cami me mira suplicante de que no arme ningún drama y me sienta mal eso.

—No sería capaz de impedirles el paso, se que es muy importante para ti — sonrío sincero y su mirada cambia —, debería estar ofendido porque dudes de mi madurez, hermanita.

Finjo estar muy ofendido, pero las manos de Luci causando cosquillas en mi barriga me hacen explotar de la risa, sin importar que todos nos vean como raros, comenzamos un juego de cosquillas que termina en un beso suave y profundo.

— La habitación está a pocos metros — escucho a Melissa con su tono de siempre y me separo de Lu, al mirarla, noto algo raro, molestia quizá.

Luci se mueve incómoda porque todos nos ven y acabamos de hacer una escena, aunque eso es lo que menos me importa. Me centro en la mirada tan fija de la peli negra que siento que quema, pero la ignoro cuando escucho voces acercarse.

—Felicidades malcriada — chilla Gabriela trayendo una caja con un regalo para mi hermana, Cami se levanta y se abrazan con mucha fuerza —. Espero que te sirva, sé que ahora eres toda una señora de casa y te he comprado algo útil.

Por estas cosas, detalles mínimos es que recapacito sobre todo. Mi hermana se siente feliz de recibir un electrodoméstico, que parece ser aburrido y de abuelas, pero para mi hermana que está forjando su propio hogar es maravilloso y un regalo genial.

—Me están haciendo sentir vieja — llora un poco y todos reímos.

—Cariño, siempre has sido una vieja prematura — bromea el padre de Adonai y ella lo mira muy mal, pero cambia al instante y saca una de sus mejores sonrisas.

—Lo se, por eso todos me aman y no pueden vivir sin mi — expresa con egocentrismo y da un leve toque en sus hombros sintiéndose superior, cosa que nos hace reír a todos —. De verdad gracias. Definitivamente es el mejor cumpleaños.

—¿Segura? — pregunta coqueto Isaac y todos reímos porque sabemos la respuesta.

—Bueno, el segundo mejor cumpleaños — le da un beso en la mejilla a Isaac y luego  se da cuenta de la cercanía.

Todo este rato he ignorado a Mateo que solo habla con Mhia, la única que no estuvo el día del problema de mi madre que causó nuestra pelea. No la culpo, también es su amiga, pero me molesta verlos tan cerca y que ella se ría como si él no fuera un hipócrita interesado. Ella ahora tiene una gran fortuna en sus manos y está a cargo de mi madre, ¿qué mayor ganancia que esa para él?

Descubrí lo interesado que es cuando aun sin hablar por lo que había pasado, me seguía pidiendo favores, como que le prestara el apartamento para llevar a una chica, o que le consiguiera tragos y droga gratis en el club del sur para sorprender a sus nuevos amigos. Ir a la fiesta en Grecia fue lo que colmó mi límite, su ironía al hablarme y lo mucho que se lució besándose a la chica con la que estuve y que fue hasta ahí por mí, aunque eso sea lo de menos.

Vida perfecta (III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora