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Maté por primera vez sin querer, con Melissa burlándonos de un hombre a través de programas que hackeamos, se volvió loco y sé suicido. Después, busque venganza por la muerte de mi padre de la misma manera, esta vez fue intencional y más traumático. Partí un par de cuellos en peleas clandestinas a las que iba para distraerme y perdí el control defendiendo a Melissa de un hombre que quería violarla.

Por mi familia soy capaz de matar las veces que sea, porque después del primero ya el resto no importan, no te atormentan ni los sientes.

La única que conoce mi lado más sanguinario es Mel, y bueno, Lizzy lo conoció hasta cierto punto, incluso Tiago ha visto una pequeña parte de todo lo que soy. Pero el resto, incluso mi madre y mi hermana, creen que soy lo que les muestro, el chico inteligente de negocios que quiere alejarse de este mundo de mierda.

No me sorprende la cantidad de personas presentes al llegar a casa. Es asunto de familia y de negocios, por tanto vinieron los rusos y mi hermana.

La mirada de todos va hacia mí qué camino despreocupado con el torso desnudo y la pistola en la mano.

—¿Puedes explicarme qué coño te ha pasado? — Jessie está al borde del colapso, se siente fuera de control y es cuando más se molesta —. Pudieron hacer algo los escoltas o el resto, casi todos los presentes trabajan para mí y tú vas a ensuciar tus manos delante de todos... como si fueras un vil asesino.

—No sabía que en esta familia asesinar era un tema tabú — respondo sarcástico y me mira furiosa —. No me mires así Jessie, que todo lo que soy es gracias a ti, así que tómalo como algo bueno o malo. Como prefieras.

—No me hables así Nicolás — aumenta su tono y es más amenazante, pero me da igual.

—Termina el show, ya está todo resuelto — comenta Melissa dejando su móvil en su bolsillo —. Cadáveres desaparecidos, gente silenciada y el resto en los galpones — se cruza de brazos observando a todos con aburrimiento —. Cada vez te comportas mas como una vieja, relájate que te saldrán arrugas.

Iván se mantiene sentado indiferente, pero su mirada está fija en la menor de las leonas, su padre está al lado de mi madre serio al igual que siempre y el tío Jo habla por llamada. Mi hermana llora en el sillón mientras Isaac la tranquiliza.

—¿En dónde está Mhia? — pregunto al fin por lo que de verdad me interesa, pero nadie responde —¿no me dirán? Perfecto, la busco yo.

Me muevo en dirección a las escaleras al recibir solo silencio, me estresa que ahora quieran fingir ser moralistas.

—Está dormida, le inyectaron un calmante porque estaba muy alterada — dice Tiago bajando las escaleras con Adara a su lado, con las heridas cubiertas —, estará bien.

—Muchas felicidades Adara, cumpliste con lo que querías — hablo con mucho sarcasmo y molestia, me mira apenada pero no dice nada —¿querías demostrar que lo que digo es por simple capricho? Maravilloso te ha salido todo.

—Yo no... no quería que nada de esto pasara — su voz es baja, temblorosa.

—¿Entonces que querías? — le pregunto molesto, sin importar que todos estén escuchando al estar en medio de las escalera, aún con el arma en la mano—, te digo lo que querías, llevarme la puta contraria y demostrar cosas que sólo pasan por tu cabeza — me mira con los ojos llorosos —¿ sabes que tenía que haber hecho? Dejar que te llevaran y que te vendieran en un burdel de mala muerte para que así entiendas que lo que digo no es juego, que si doy una orden se debe cumplir — me acerco más y da un paso hacia atrás asustada —. Metete en la puta cabeza que esto no es un juego, que no es fantasía ni estamos en una serie de televisión — algunas lagrimas corren por sus mejillas pero no emite ningún sonido —. Mañana vas a pelear, y vas a ganar, porque no respondo como suceda lo contrario.

Vida perfecta (III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora