Aún estoy procesando lo que hice, como me comporté. La forma en que me deje llevar por la rabia y actúe como un idiota. No me arrepiento de haberla humillado, y eso es lo que más me asombra.
La hice llorar, suplicarme que parara, y aún así la obligué a verse a sí misma, desnuda y vulnerable ante dos chicos que creyeron en ella. La imagen se repite una y otra vez volviéndome loco. Ella abierta con él entre sus piernas, mi reacción tan espontánea, ella viéndose en el espejo, a cuatro patas como una perra, llorando y mirándome con odio.
No estuvo bien, pero, si vamos al caso, ¿qué está bien y qué no?
¿Estuvo bien que me engañara y jugara conmigo a su antojo? No. ¿Estuvo bien haberla humillado de esa manera? No.
—Señor llegamos — Ernesto me saca de mi tortura mental y bajo del auto para entrar en la mansión.
La reunión tuvo que haber comenzado hace cinco minutos, así que voy directo al despacho para unirme. Están Tiago, Mhia y Melissa hablando por videoconferencia con Bruno, en el fondo se ven el resto del equipo.
Melissa me mira mal, Mhia está concentrada hablando al punto de que no me nota y Tiago, bueno, siendo él.
—Siento llegar tarde — me disculpo en voz alta llamando la atención de todos.
—Acabamos de empezar — me sonríe la rubia girándose a verme —. Bruno dará inicio a las obras hoy.
—¿Todo está controlado? — pregunto interesado, el arquitecto alemán asiente —. ¿Cuántos trabajadores?
—Por ahora cuarenta — responde tranquilo y asiento pensativo.
—¿Materiales completos?— asiente tras decir un 'sí' —, perfecto, puedes enviar los avances semanalmente o como prefieras. Mantennos informados.
Hablamos un poco más sobre la organización que decidió darle a las obras, como distribuyo a los trabajadores y que tiene pensado contratar más para agilizar el proceso.
—Muchas gracias Bruno, nos vemos — se despide Mhia sonriente y cuelgan la vídeo conferencia.
—¿En dónde coño estabas? Te he llamado tres veces y te dejé varios mensajes — Melissa no tarda en bombardearme con preguntas, pero cambia la actitud al verme caer sentado en el sillón en silencio —¿Qué hiciste?
—Humillar y hacer sentir una mierda a mi novia infiel — respondo a su pregunta tranquilo, viendo al frente, sin arrepentimiento.
—¿De qué hablas? — pregunta Mhia confundida, suspiro y me atrevo a mirarlos.
— Fui a buscar a Lucía para terminar, o arreglar las cosas, no sé — comienzo a contarles todo porque necesito dejar de sentirme tan asqueado —. Le dije de vernos después de clase, pero me dijo de excusa que estaba en la agencia — me levanto para buscar un vaso de agua y siento que todos me miran esperando que siga —, ahí la encontré en el baño dejándose comer el coño por un chico que ni sé cómo se llama — eso último lo digo con una risa irónica, lo único que supe fue que era becario —, nadie en la agencia sabía que era mi novia, imagínate mi vergüenza al preguntar por ella y ver sus caras...
—¿Qué hiciste Nico? — vuelve a preguntar Melissa y me giro para verla, mi sonrisa me delata porque se pone mas seria —. Espero que no hayas matado a nadie a golpes porque no estoy de humor para tapar mierdas...
—Lo que se merecía — respondo con un movimiento de hombros, pero no parece ser suficiente —. Los obligué a follar delante de mí.
—Que asco — dice Mhia con las cejas fruncidas y los labios en una sola línea.
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Vida perfecta (III)
General FictionLibro 3 de la trilogía"Vidas" Dicen que los cambios son buenos, pero no todos te ayudan, algunos sacan lo peor de ti. Ella nos ayudó y a la vez nos transformó. O quizá no fue su culpa, y mi búsqueda de la perfección siempre estuvo, motivada por ese...