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—Estas preciosa — dice mi hermana saludando a mi chica. Toca su vientre disimuladamente y sonríe orgullosa.

La situación sigue tensa. La seguridad se ha triplicado desde el atentado, y ya el equipo de seguridad va más allá de agentes especializados, ahora son mayoría asesinos pertenecientes al cártel. Eso, sumándole a los rusos que custodian a mi hermana y mis sobrinos.

Entramos en una gran cafetería todos juntos. Las pocas personas que se encuentra en el lugar nos miran con disimulo, evitando el contacto visual. Nos llevan hasta una parte más solitaria y alejada del exterior.

—Quiero montar a caballo — Emmy se queja cruzándose de brazos sentada a un lado de Mhia —. Extraño a Ave, no me lo regresaron.

Cierto, su caballo tuvimos que llevarlo al club de equitación para que lo entrenaran y no ha vuelto.

—Después merendar podemos ir a verlo — dice Cami con una sonrisa para que se tranquilice —¿Qué quieres pedir?

—Yo quiero un trozo de tarta de chocolate, con helado de vainilla por encima y fresas — pide mi diosa apenas llegan a tomar la orden —, por favor.

—A mi me traes un helado de chocolate con oreos y nutella — pide Emmy motivada.

—A mi solo un batido de fresa — Cami es muy amable al hablar con la gente, y esta no es la excepción.

El resto pedimos cosas simples al igual que mi hermana y se retira para traer los pedidos.

—¿Qué tal llevas los síntomas y eso?— pregunta mi hermana interesada.

—Casi no tengo. Solo antojos y sueño — responde riendo —. Creo que los desmayos y eso eran más por el hierro bajo que por el embarazo.

—O por ambas cosas — bromea Gabriela enfrente de ella —¿Ya saben el sexo?

—La verdad es que no me ha importado. Quiero que sea más sorpresivo — sus ojos brillan con ilusión y sonríe tan amplío que no puedo dejar de mirarla.

En algún momento creí que mi obsesión por ella se acabaría. Así como paso con el resto de chicas con las que salía, que me aburrían después de una semana o dos. Pero ella es tan contradictoria, un día parece una asesina en serie que es capaz de acabar con un país entero, y al momento es una bebe que solo pide mimos y atención. Y no es una cuestión psiquiátrica como con Mhia.

Es más bien una parte de su personalidad, esa que creó para el mundo y para cubrirse del abandono que siente por sus padres, pero que en el fondo sigue siendo una niña que no le dieron atención ni afecto, sino solo dinero y viajes que al final, trajeron mucha inestabilidad a su vida.

—¿Nico?— salgo de mis pensamientos al escuchar como me llama —¿Pasa algo?

—No, solo estaba pensando — respondo tranquilo para no agobiarla —¿Qué decían?

—Te preguntaba por la casa que me comentaste — repite mi hermana burlona.

—Ah — digo captando el tema —. Está en proceso de remodelación, quiero que esté apta en todos los sentidos.

—¿Cuándo presentan los exámenes finales?— pregunta Gabriela.

—La semana que viene de hecho — responde Mhia un poco nerviosa —. No quiero ni saber cómo van a salir.

—Créeme, es más fácil de lo que parece. Estuve meses sin ir a clases, y aprobé todo con tanta facilidad — Camila nos anima a su manera y lo agradezco —. Es solo llegar, presentarte a unas preguntas que ya verán que son tontas y seguir con los siguientes.

Vida perfecta (III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora