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Un capítulo especial para que admiremos un poco más la complicidad entre N&M y no, no hablo de esa M.

Recuerdo

Bajo las escaleras en busca de alguien, quien sea. Es de esos días en los que parece que vivo solo dentro de esta mansión-cárcel. Jessie viaja demasiado, ahora que estamos acostumbrados sigue con sus negocios y todas sus cosas con normalidad. Emmy vive en su mundo, tan centrada en aprender que sigo dudando de la edad que tiene, pero no la juzgo, todo lo contrario, aprovecho que quiere cosas nuevas que la motivan para ayudarla. Camila vive su vida, tiene una familia, un trabajo que le exige mucho tiempo y planes a futuro grandiosos que la mantienen emocionada.

Así que solo quedo yo, y Tiago que viene a acompañarme en mi soledad de mierda, porque tampoco tiene mucho más que hacer. Ah y Melissa que va y viene, está en ese proceso donde trabaja con mi madre y con Josep pero no del todo, es confuso.

—¿Necesita algo niño Nicolás?— pregunta Marie al escucharme entrar en la cocina.

—Me prepararé un café, gracias — me acerco a la máquina y pongo en marcha mi café —¿Sabes en donde están todos?

—La única que está en casa es la niña Melissa, su hermana se fue con la señora Jessie por la mañana — responde amable, continuando con lo que sea que esté haciendo.

—¿En dónde está Melissa? — vuelvo a preguntar y agarro mi café al estar terminado.

—Creo que en su habitación, no sé decirle, lo siento — me mira apenada por no saber responderme y le doy una sonrisa tranquila.

— No te preocupes, ya la buscaré, gracias Marie — salgo de la cocina y pienso un par de veces antes de moverme.

¿Busco a Melissa? ¿Voy a dar un paseo?¿Veo una película?¿Entreno un poco? ¿Juego al baloncesto? Tantas cosas que puedo hacer y no tengo ganas de nada,  todo me parece aburrido.

Suspiro y mientras bebo de a sorbos mi café, subo las escaleras en busca de la hermana de mi madre, aunque parece su hija porque actúan igual y se parecen demasiado.

Toco un par de veces la puerta y entro al recibir respuesta, tiene la música moderada y se arregla un top viéndose al espejo. Va maquillada y bastante arreglada para lo que le gusta, cosa que me extraña.

—Me aburro, ¿a dónde vas? — le pregunto como un niño pequeño que quiere acompañar a su hermana mayor a dónde sea —¿puedo ir?

—Parece que tienes cinco años — bromea viéndome a través del espejo y me encojo de hombros con una mueca —, voy a una fiesta, puedes venir, pero cámbiate.

—¿Una fiesta?¿Un... martes? — pregunto extrañado y se ríe por mi asombro, aún no me acostumbro a cosas como esta.

—Cuando las fiestas las montas tú, pueden ser el día que desees y será la mejor — se gira y me enfrenta divertida —¿vienes o no?

Asiento y salgo de la habitación para ir hasta la mía a cambiarme. Aunque ya ha pasado tiempo, siento que aún las cosas están tensas entre nosotros, después de que el tipo se suicidara por nuestra culpa... todo es muy confuso. Solo queríamos bromear con los programas de hackeo de Melissa y se nos fue de las manos, no siento culpa, pero es algo extraño, que de solo pensar su significado me preocupo por mí mismo.

Vida perfecta (III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora