Calma antes de la tormenta
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«Su belleza es verdaderamente excepcional», pensó William mientras veía a la dama que le devolvió la mirada. Al igual que Olivia Fergunson, Candice White poseía un encanto que destacaba entre las demás. A pesar de que ambas mujeres tenían linajes completamente diferentes, ambas tenían una belleza incomparable que podía causar un alboroto dondequiera que fueran. Tal vez esa era la razón por la que no le interesaba involucrarse en un escándalo con ella, ah, pero era una pena que una apariencia tan hermosa terminara siendo desperdiciada debido a su linaje insuficiente. No tuvo aversión al reconocer aquello, porque obviamente era un hecho, ella solo era la hija de un noble caído, por supuesto, era plenamente consciente de lo grosero que podía sonar eso.
—¿Estás seguro de que no hay nada entre ustedes dos? —Adrien, que también observaba atentamente a Candy, preguntó con severidad.
—Bueno, si estás interesado en ella... puedo ayudarte a seducirla. —William mantuvo su mirada en la dama por unos segundos, luego giró lentamente la cabeza para mirar a Adrien— ¿Qué tipo de relación quieres tener con ella? —sus labios contenían una elegante sonrisa que contrastaba con las implicaciones vulgares de la pregunta que hizo.
—Estás loco... —Adrien, quien no pudo evitar reírse ante una afirmación tan absurda, decidió dejar de dudar de su hermano mayor en este punto. William De Ardley ciertamente era un loco en muchos sentidos, pero al menos era un loco fiel a sus deseos.
—¿Por qué no vas y le pides un baile?, ¿crees que ella se atrevería a rechazarte, príncipe heredero? —preguntó William mientras tomaba una copa de champán que le entregaba el sirviente.
—¿Por qué tendría que hacer eso?
—Te gusta ella, ¿no?
—¿De qué estás hablando? —preguntó Adrien con el ceño fruncido.
—Me estaba preguntando..., tal vez te preocupa que la chica que te gusta tenga una aventura con tu hermano.
—Para nada, no estoy interesado en ella.
—Eres tan rígido, relájate. —William se encogió de hombros ligeramente y tomó de un sorbo todo el licor que había en la copa.
Las mujeres podían socializar libremente y expandir sus conexiones sociales durante esta temporada, sin embargo, algunas recurrirán a medios desagradables solo para lograr resultados rápidamente. Aunque lograran alcanzar la popularidad, este tipo de fama solía ir acompañada de animosidad.
Una familia que decidió vender a su hija después de haber caído en bancarrota, y una hija que cooperaba voluntariamente sin importarle su propia dignidad. Al final, tales sucesos nunca serían vistos de manera favorable, y nadie jamás se interesaría en conocer a una mujer así.
Adrien estaba dispuesto a retirarse luego de ser llamado por los ancianos de la familia real, sin embargo, se detuvo después de dar unos pasos y miró hacia atrás, sugiriendo a William que lo acompañara, pero éste sólo agitó la mano y rechazó la amable oferta, luego de eso el príncipe heredero se retiró.
William había dado un breve saludo acompañado de un ligero asentimiento, y la condesa Amery había respondido con cortesía haciendo una pequeña reverencia. Los eventos sociales eran la mesa de juego de Sonia Amery. Un lugar donde podías disfrutar de "juegos" que podían ser un estímulo emocionante para la vida aburrida. William admitía que también disfrutaba de esos juegos y, naturalmente, él era alguien que podía idear estrategias detalladas y lograr Sonias sobresalientes una tras otra. Tenían la misma osadía de no dejarse atrapar por jugadas triviales y probar sus límites.

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FLOR VENDIDA
RomansaLady Candice es lanzada al mercado matrimonial tras ser engañada con la promesa de que si accedía a ser una debutante, podría conservar la propiedad de sus abuelos, los barones de Lanyer, quienes estaban en una precaria situación financiera. El prí...