La desaparición de la señorita White
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—Exijo que me la devuelvas en este mismo instante.
La baronesa Lanyer se saltó cualquier formalidad y fue directa al meollo del asunto. No estaba siendo tranquila ni elegante, pero no le importaba. La gente como Elyan White no merecía consideraciones.
—¿De qué está hablando? —dijo Elyan. Apestaba a alcohol y tenía una expresión boquiabierta en su rostro. Tenía el pelo grasiento y la tez mortalmente pálida junto con su atuendo descuidado. La baronesa pudo ver que Elyan había caído muy bajo desde la última vez que lo vio.
—Estoy hablando de que me devuelvas a Candy a mi cuidado —dijo la baronesa una vez más.
—¿Por qué?
—No quiero que Candy esté contigo, eres un padre terrible y has arruinado la reputación de esa pobre niña.
—Mire, vieja bruja, si no fuera por mí, habrían perdido la casa, así que deberías tener más cuidado con las acusaciones que lanzas.
—No necesito esa casa. —La baronesa fanfarroneó levantando la barbilla. Había estado dispuesta a perder la casa desde que descubrió cómo trataban a su nieta, la casa tenía un gran valor sentimental, pero nada era más preciado para la baronesa que Candy.
—Es solo una casa —continuó la baronesa—. Quédatela, vendela, haz lo que quieras, pero no me iré sin Candy.
Fue clara y contundente en sus demandas, había estado ensayando lo que iba a decir en el largo viaje a Surwhich. Con el tono autoritario ejecutó impecablemente sus duras exigencias. Se aseguró de no dejar espacio para la negociación.
—No puedes hablar en serio —dijo Elyan atrapado por las palabras. Miró a su ex suegra con los ojos entrecerrados y una expresión feroz, al igual que Bárbara, que estaba sentada al lado de Elyan.
—¿Candy no volvió a Bertford? —preguntó Bárbara en voz baja, la baronesa apenas y logró escucharla.
—¿Qué quieres decir con que Candy volvió Bertford? —Toda la severidad desapareció de la baronesa y ahora su voz temblaba un poco.
Elyan dejó escapar una risa áspera, tal vez la anciana no sabía dónde estaba Candy después de todo. Había dudado de que Candy se hubiera escapado con el pintor, sin embargo, la pequeña astuta se había escapado de todos modos, ¿pero a dónde?
Fue la mañana después de la tormenta que se dieron cuenta de que Candy se había ido. Se enteraron de su desaparición por la criada de Candy, Lisa, quien gritó y dejó caer la bandeja del desayuno que había estado cargando.
Candice White había desaparecido.
Elyan había bebido toda la noche y no estaba en condiciones de hacer nada para evitar que Candy se escapara. No era nada de lo que preocuparse, después de todo, el único lugar al que podía ir era a ese pueblecito pequeño. Tenía la intención de salir y recuperarla cuando estuviera sobrio, después de todo, ahora que su valor era mínimo, no había prisa por casarla.
Tenía que tomar esto en serio ahora. Su garganta ardía y sus labios estaban secos. Un martilleo comenzó a retumbar en su cabeza y sintió que lo invadía un mareo. La baronesa se puso de pie y dejó escapar un suspiro de impaciencia.
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FLOR VENDIDA
RomanceLady Candice es lanzada al mercado matrimonial tras ser engañada con la promesa de que si accedía a ser una debutante, podría conservar la propiedad de sus abuelos, los barones de Lanyer, quienes estaban en una precaria situación financiera. El prí...