El comienzo de los rumores
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—¡No quiero verte! ¡Sal de mi habitación en este momento! —La baronesa Lanyer gritó enojada, rompiendo el tranquilo silencio de la casa. Los fuertes gritos espantaron a varios pollos y gansos que deambulaban libremente por el patio trasero.
—Lo siento abuela, sé que lo que hice estuvo mal... —dijo Candy en voz baja mientras daba unos pasos cautelosos hacia su abuela.
La baronesa Lanyer siguió ignorándola mientras se sentaba en la silla junto a la ventana. Las dos habían estado en una larga discusión después de que la baronesa descubriera lo que hizo Candy mientras estuvo en Surwhich.
—Si eres realmente consciente de tus malas acciones, entonces cancela rápidamente el acuerdo que hiciste con ese hombre. ¡Nunca debiste hacer un trato tan absurdo con Elyan White!
—Sabes que no puedo hacer eso, abuela. El abogado de los White se reunirá hoy con Adam Lanyer para cerrar el trato, mi padre será el dueño legal de esta casa, pero prometió hacerme su heredera, así que después de eso podremos vivir aquí sin preocupaciones.
—Mi querida nieta, ¿por qué tienes que venderte por esta vieja casa? —preguntó abatida.
—¿Venderme? ¿Qué estás diciendo, abuela? ¡Yo no hice eso! —respondió Candy con el ceño fruncido—. El arreglo actual beneficiará a todos los involucrados, puedo proteger esta casa y vivir junto a mi padre por un tiempo.
—¿Hablas en serio, Candy? ¿Es esto lo que realmente quieres?
—Sí —dijo con una pequeña sonrisa en sus labios—. Esto es lo que deseaba, abuela —agregó mientras miraba a la anciana, sin embargo, al ver los ojos de la baronesa llenos de tristeza, supo que su mentira no podía engañarla por completo.
Elyan White había accedido a echarle una mano, asegurándole que le compraría la casa de campo a Adam Lanyer y se la entregaría. Candy se había sorprendido al escuchar tal propuesta, al punto de que casi lloraba de alegría frente a él. Aunque al final le desilusionó el hecho de saber que aquello no sería gratis, tenía que pagar un precio a cambio.
«Quédate en Surwhich durante un año. Sal y socializa con otros nobles, así podrás ampliar tus conexiones. Piénsalo como una inversión para tu futuro, además, es mi deber como padre, sentar esas bases para que debutes en la sociedad».
Esa había sido la condición del vizconde, quien le había hablado con fervor. Su entusiasmo por ayudarla a vivir como una dama noble llegó a conmoverla, quizá era el acto más patCandyl que había tenido hasta el momento, sin embargo, casarse con un buen partido y vivir una vida lujosa podía ser la meta de cualquier señorita noble, pero para Candy solo eran ilusiones sin sentido. Le gustaba la vida tranquila en Bertford junto a su abuela, donde la vida le resultaba tan pacífica y hermosa, no obstante, ella había accedido a la petición de su Padre porque era lo mejor que podía hacer, y quería proteger la casa de campo a toda costa.
—No quiero escuchar más de tus excusas —dijo la baronesa con severidad mientras apartaba la mirada de su nieta.
—Abuela...
—Candy, por favor, necesito algo de tiempo para estar sola —suplicó solemnemente, sus ojos que miraban por la ventana se pusieron aún más rojos.
Candy no pudo hablar más y al final salió de la habitación, seguida solo por la sombra de sus pasos vacilantes.

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FLOR VENDIDA
RomanceLady Candice es lanzada al mercado matrimonial tras ser engañada con la promesa de que si accedía a ser una debutante, podría conservar la propiedad de sus abuelos, los barones de Lanyer, quienes estaban en una precaria situación financiera. El prí...