Día 68

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Horacio apagó su vela número ocho con algo de desgano. Se siente que ya le aburre celebrar su cumpleaños, aunque María le regaló un poster con un cuadro de Mondrian y eso le gustó mucho. Ayer le compramos camisas nuevas; hoy viste una camisa azul, su color favorito. Es curioso, el cabello de Horacio siempre fue negro, pero ahora luce castaño. Hasta pensé que María había usado algún tinte con él, pero me dijo que no tuvo nada que ver. ¿Cómo puede cambiar tan rápido el color de cabello de alguien? Por otro lado, lo lleva largo. Marco dijo que le recordaba a un amigo que toca violín. Seguimos esperando que llegue una paloma mensajera respondiendo a nuestro último mensaje. Tengo la sensación de que me he acostumbrado a vivir con la incertidumbre de ser padre de Horacio. Pero eso es algo pasajero. Ya tiene diecisiete años y la verdad es que sigo tan desconcertado con su existencia, como cuando abrí la puerta y lo encontré en su canasta. Mientras escribo esto, él también escribe cosas en un cuaderno. En vez de letras, usa figuras geométricas. Quizá está escribiendo su diario.

La vida de HoracioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora