La vida de Horacio

Día 337

Diario de Amanda

Duermo en el sofá de mi habitación con la cuna de Alanis al lado. Otra vez los dolores de cabeza. Los tengo desde el día de los golpes de mi padre, vienen sin avisar, en la noche o en el día. Siempre voy a ser una mujer marcada, incluso cuando me digan que es algo en lo que puedo trabajar.

Alanis está en su cuna, me recuerda al bebé que fui antes de ser marcada el día de los golpes. Bastó solo un día para que me convierta en la otra Amanda, la de los dolores de cabeza que nunca terminan. El silencio es lo mejor, no pensar. O pensar cosas que desaparezcan rápidamente.

Sería bueno no pensar y dejar que los días pasen, pero siempre uno tiene que pensar cosas. Es lo que envidio de ser un niño X, son solo 365 días de pensamientos y luego se acabó todo.

Doctora Ruth y Toshiro andan preocupados por mí, también por el proyecto Sasha. Están llenos de acertijos en sus cabezas que tienen que resolver para traer la Figura. Sé que en el fondo desearían que Alanis hubiera nacido igual que los otros. Así no necesitarían que yo esté aquí, sería un problema menos.

Cuando los contrarios de los niños X, sean quienes sean, vayan en busca de la Figura, sé que me atacarán a mí, que no tengo ADN Sasha ni los dones de un niño X. Pero nadie tiene la menor idea en qué consistirán sus ataques contra nosotros para quedarse con la Figura.

En la noche la doctora Ruth me trajo ropa nueva para Alanis. También me dijo que traerían a un maestro de una extraña variante de kung fu, la cual sería enseñada a todos los niños X y a mí. Estoy segura de que los niños X la aprenderán en cuestión de días. Para mí, por lo menos, será algo diferente, una razón para poder pensar en cosas nuevas.