Día 130

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Diario de Marco

Hoy, después de despertar, fui a ver la jaula. Estaba vacía. Traté de darle algún significado a la visita del ave pero no encontré ninguno.

Horacio Papá me llamó por teléfono. No hay muchas novedades en Óbninsk, Román no se ha comunicado con ellos de nuevo y María está contando los días para la primera reunión oficial de los niños X.

Después de tomar desayuno, fui al mercado a comprar comida para el resto del día. A mi regreso, mientras ponía los víveres en el refrigerador, vi al colibrí entrar por la ventana llevando en su pico una ramita que depositó en el interior de la jaula, donde había más ramitas y hojas. Estaba construyendo un nido.

Intenté de nuevo buscar un significado al evento. Había comprado la jaula para criar una paloma mensajera, y apareció un picaflor. ¿Una buena o mala señal? Quizás funcione como una paloma mensajera y algún mensaje tengo que entregar a alguien, que solo puede ser entregado con un picaflor. Pero qué tal si ha venido para que yo evite criar palomas mensajeras y me concentre solo en el nuevo visitante. Como una distracción enviada por el enemigo. En todo caso, ¿quién es el enemigo?

Salí a comprar otra jaula. Dejaría al picaflor hacer su nido y seguiría con el plan de criar una paloma mensajera.

Cuando puse una jaula al lado de la otra, tuve el presentimiento de que la paloma nueva atacaría al picaflor y a sus crías, y que eso era justo lo que el enemigo quería. Intuí que en alguna parte del universo, Nimrod se reía de todo esto.


La vida de HoracioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora