La vida de Horacio

Día 363

En la mañana, María, Marco y yo fuimos al zoológico de Bratislava en Eslovaquia, al norte de Hungría. Todo empezó con un sueño en común. María soñó con un león blanco visitando a la reina de una tribu africana, yo soñé con un león blanco bebiendo en una laguna bajo la luna llena y Marco no soñó con nada, pero contó que en una conversación con Isabella, hablaron de vidas pasadas de Horacio hijo en la cámara de congelación. Según su lista, Horacio encarnó por primera vez como humano en su vida de X-7, y al entrar en la cámara una de las vidas que fue "creada" para él fue la del hijo de una reina africana de tiempos muy antiguos. La reina enfermó un día gravemente y los miembros de la tribu vieron una luz caer del cielo en la noche. Al día siguiente un león blanco apareció de la nada mientras la reina enferma caminaba cerca de un lago sagrado. Los brujos de la tribu aseguraban que el león blanco venía de una estrella lejana. En esta vida Horacio era el hijo más callado de la reina y dicen que se comunicaba con el león, que le advertía sobre el futuro y le daba consejos para interpretar. Según lo que investigué, existe un mito sobre una reina, pero allí la historia cambia porque aparecen seres de otro planeta bajando de la luz y curando a la reina de su enfermedad. Desde entonces, ancianos sabios de tribus africanas consideran a los leones blancos como animales sagrados, hijos del dios Sol y mensajeros divinos que traen el orden y el equilibrio. Esta creencia también dice que los leones blancos simbolizan cambios radicales en el mundo.

Averiguamos si había un lugar cercano donde ver leones blancos y este era el zoológico de Bratislava, a unas horas de Budapest. Cuando nos acercamos al león blanco Horacio hijo parecía comunicarse con él. Algo en común entre un león blanco y un niño X es que su genética es extraña. Es muy raro encontrar un león blanco y antes de los años 70 nadie sabía de ellos, lo que aumenta sus atributos como animal sagrado para las tribus.
Horacio hijo se tomó su tiempo hablando telepáticamente con el león, más de una hora. Hubiera querido saber en qué lenguaje se comunicaban, pero después del fuerte trajín de los últimos días, mis habilidades telepáticas se vieron afectadas. Imagino que todo el tiempo Horacio hijo hacía lo mismo con nosotros y no nos dábamos cuenta. Leía nuestras mentes y se encargaba de tranquilizarnos a su manera, dentro de toda la adrenalina que producía su presencia.

Se despidió del león levantando la mano y giró las ruedas de su silla guiándonos a la salida. Quise creer que ver al león blanco era una especie de "último deseo" de Horacio antes de despedirse de nosotros, pero quizás era también una forma de decir "cuando vean un león blanco, acuérdense de mí".