María no se encuentra con buenos ánimos después de la reunión de ayer. Las preguntas aumentaron y el silencio de Horacio al que nos habíamos acostumbrado, ahora es perturbador; el incidente de ayer no parece haberle afectado en nada. En la mañana pintó sobre el lienzo nuevo figuras geométricas de color morado. En la tarde cogió la pelota de baloncesto y lo acompañé a la cancha. Ahora está durmiendo después de haber visto la primera parte del noticiero.
Hace un par de horas, me despertó el llanto de María. Conversamos en voz baja, contemplando todas las probabilidades: Horacio es bueno y los otros niños X son malos. Horacio es malo y está en contra de la misión. La energía de Nimrod estuvo presente en la reunión e influyó en las cartas que señalaron a Horacio. Cualquier cosa puede estar pasando.
Cuando abracé a María recordé los primeros días después de la muerte de Arturo. Olga no podía dormir y cuando lo lograba, se despertaba llorando a medianoche. La abrazaba y mi cuello se humedecía; con el transcurso de las semanas la relación se fue desmoronando; poco a poco nos fuimos abrazando menos hasta que terminó por coger todas sus cosas y despedirse de mí con un beso frío. Mi cuello se ha vuelto a humedecer con María.
No hemos perdido la fe en la bondad de nuestro hijo, pero la enorme cantidad de información escondida por el proyecto Sasha no nos ayuda con la incertidumbre. Ya he perdido la cuenta del número de veces que María entró en la página web secreta buscando algún mensaje de Román, escribiéndole, indagando sobre el día de la próxima reunión. No ha recibido respuesta.
—¿Y si deciden hacer la próxima reunión sin Horacio y nunca nos avisan? —me preguntó María con ojos cansados.
—Siempre quedan los otros padres. Podemos escribirles para saber qué opinan de todo. No creo que nos dejen de hablar —respondí.
En la televisión, un oso, con gran esfuerzo, intentaba caminar sobre los escombros producidos por una inundación en Georgia. El desastre había terminado arrasando con el zoológico de la ciudad. Igual que el oso, me sentí desorientado. Trataba de encontrar el camino de regreso a casa, no como un lugar físico, sino como un espacio mental donde yo vivía antes de la muerte de Arturo. Un zoológico de tres dimensiones, donde estaba cómodo, sin la menor intención de comprender lo que hay más allá de los sentidos. Le comenté esto a María, que poco antes de quedarse dormida, dijo:
—Lo que importa es que salimos del zoológico de tres dimensiones, y seguimos vivos.
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La vida de Horacio
General FictionLa vida de Horacio es la historia de un niño con un ADN especial que nace el primero de enero del 2015. Página oficial: www.lavidadehoracio.com