Día 297

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Diario de Marco

Gracias a Toshiro, entré en un sueño lúcido que me llevó al lunes 13 de noviembre de 2017. En un patio gigantesco, donde la figura de Etchilhampton estaba marcada a gran escala, vi a hombres y mujeres con las piernas y los brazos extendidos. Luchaban por mantenerse en esa posición, porque corría un viento salvaje. Cada uno estaba vestido de colores diferentes, pero no con trajes especiales como los que me enseñó Román. Eran simples buzos deportivos. Un hombre, que vestía un buzo rojo, se dio cuenta de mi presencia; me hizo señas con la mano para que me acercara. Corrí hacia él con mucho esfuerzo; mientras más entraba en la figura, más densidad percibía alrededor.

—Ya perdimos —me dijo—. Cometimos un error, no armamos la estructura como se debía. ¡Ustedes tienen que aprender! Tienen que hacerlo mejor que nosotros.

—¿Quiénes son ustedes? —pregunté alzando la voz. Me sentía como en el centro de una tormenta eléctrica, el viento chocaba con fuerza contra mis cabellos.

—Vinimos a traer la figura multidimensional —dijo el hombre—, pero es imposible ahora. ¡Estamos bloqueados por todos lados!

—¿Ustedes son niños X? —pregunté, protegiéndome del viento con mis brazos levantados formando una aspa.

—¡No te entiendo! ¿Qué quieres decir con eso?

—¿Ustedes envejecen un año cada cuatro días?

—No. Yo nací en el año 1975. Los otros han nacido en años cercanos.

Vi a dos hermanos gemelos ubicados uno al lado del otro. Ambos vestían de color azul. Luchaban, igual que todos, contra la tempestad que se generaba desde el centro de la figura. En un momento, ya no pude mantenerme cerca del hombre del buzo rojo, que al verme empujado por el viento, lejos de él, gritó "¡ayúdennos!" con toda su fuerza.

Al caer duramente contra el suelo, desperté.

La vida de HoracioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora