Un futuro que no se puede imaginar.

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Sakura tocó un mechón de su cabello, era la primera vez en todo ese tiempo que volvía a mirar su reflejo en el lago; usualmente lo ignoraría o simplemente desviaría la mirada, avergonzada de sus acciones o en lo que se tuvo que convertir para proteger a lo que más amaba. Su cara estaba más delgada que la última vez que se vio, las ojeras crecían por debajo de sus ojos y pequeñas cicatrices quedaban marcadas en su rostro. Nada que decir de su cabello, al parecer no era necesario Masamune para que pareciera un nido de aves, estaba asqueroso; los mechones disparejos, el rosa opaco y el cabello seco por no haberle dado el cuidado adecuado.

¿Cómo es que Sasuke podía tenerlo tan bien después de tanto tiempo?

Supuso entonces que el Uchiha tenía un lado vanidoso también.

— ¿De qué te estás riendo? —preguntó Ino, apareciendo a sus espaldas. —Pareces muy feliz.

—Solo pienso en Sasuke. —sonrió Sakura, metiendo la mano en el agua, difuminando la imagen en ella.

Ino puso una cara pícara. —Lo estás imaginando... ¿haciendo qué?

—Cuidándose el cabello. —se burló ella. Ino suspiró, aunque una parte de ella también se alegró; sin duda Sakura seguía siendo su Sakura.

—Por cierto, Sakura...

— ¿Humm?

— ¿Debería arreglar tu cabello? —preguntó con una gran sonrisa, acercándose mucho más a ella. —Te haré ver como la chica más linda de toda Konoha. —aseguró.

—Imposible.

— ¿Eh?

—Ese puesto lo tienes tú, Ino. —sonrió, clavando la mirada en ella. Ino solo tuvo el tino de sonrojarse con fuerza. —Aunque seas un cerdo.

— ¡Tsk, tenías que arruinarlo! —farfulló, golpeando la cabeza de Sakura con fuerza.

— ¡Me dolió, tonta!

— ¡Solo quédate quieta antes que decida raparte la cabeza! —Ino la apresó con un brazo, buscando inmovilizarla.

— ¡Espera, Ino! ¡Guarda ese kunai! ¡INOO!

Sai que había acompañado a Ino hasta ese lugar se quedó observando la escena con cierta curiosidad en sus ojos. Un vago recuerdo de su hermano se hizo presente en su cabeza, pero la emoción que le llegó con ella no fue descifrada, definitivamente tenía que estudiar más, aunque con el ataque a Konoha la biblioteca quedó destrozada.

Sin que se diera cuenta una sonrisa pequeña se formó en su rostro mientras observaba la propia de Ino. Se sentía maravillado por esa diminuta acción de la joven Yamanaka, como si quisiera preservarla por siempre en su interior. Sai bajó un segundo la mirada, poniendo la mano sobre su boca, evitando una risa cuando notó que un gran trozo de cabello había sido arrancado de la cabellera rosada de Sakura.

Antes de escuchar el grito de Sakura, una carcajada inundó la pequeña burbuja de ambas chicas; que demasiado concentradas en su juego, se olvidaron por completo del contrario.

Sakura alzó una ceja y pronto el sentimiento de querer golpearlo se apoderó de ella; no obstante, se detuvo en un parpadeo, delante de ella estaba una de las imágenes más bonitas que hubiera visto. Se quedó sorprendida porque jamás pensó ver aquello, ni mucho menos pensó que alguien pudiera poner semejante cara por estar viendo a una persona reír. Pasó saliva, las ganas de golpear a Sai se habían ido por completo, no obstante, unas crecientes ganas de mandarlo al otro mundo las sustituyeron.

Como ese imbécil... de entre todos... ¿cómo había conseguido enamorar a querida amiga?

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