Rock Lee

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Lee estaba entusiasmado, desde hace varias semanas que iba e iba a ese lugar y hasta ahora pudo volver a verla. Estaba ahí, entrenando arduamente junto a su padre que le reprochaba cada vez que le propinaba un golpe, diciendo que había vuelto mucho más débil que antes. Gracias a eso, Lee pudo enterarse de que ahora aquella linda chica de nombre Sakura era un gennin ahora y que tuvo una misión de rango C.

No es que fuera un acosador, aunque bueno, Tenten solía llamarlo así; sin embargo, le gustaba ver mucho a Sakura y a su padre entrenar. Como ella se levantaba a pesar de cada golpe, le daba mucha motivación para sus propios entrenamientos.

Había sido un día cualquiera, cuando Gai le envió a recorrer cada metro de la aldea corriendo, con pesas en cada muñeca y tobillo; desfalleció ahí, junto a los árboles de cerezo. Entonces, al despertar, escuchó los quejidos de alguien seguido de los regaños de un adulto, Lee se levantó a duras penas, agotado por el entrenamiento, miró adelante. Los pétalos de cerezo danzaban como los cabellos cortos de aquella chica, que miraba con dolor a su padre, buscando que sus brazos temblorosos la consiguieran levantar del suelo. Sus mejillas estaban coloreadas de rojo, producto del esfuerzo casi sobrehumano que estaba haciendo, Lee sintió muchos deseos de animarla, y al parecer sus pensamientos llegaron a ella, pues fue capaz de ponerse de pie.

Ya solo con eso, Lee sintió que le habían flechado el corazón.

—Paremos aquí. —suspiró su padre, agotado también. Sakura estaba tendida en el suelo, con respiración agitada, limpiándose el sudor con el brazo. — ¿Cuándo serán los exámenes Chunin?

—En una semana. —dijo ella entre jadeos. —Kakashi-sensei nos recomendó para los exámenes, así que los tomaremos está vez.

—Bien dicho. —sonrió él, dando media vuelta. —Entonces tendremos que entrenar más para ese día. También tú mente, descansa un poco y vuelve a casa, tu madre te estará esperando para nuevas lecciones.

Sakura no respondió, solo cerró los ojos y dejó que su padre se fuera. Pasaron largos minutos hasta que decidió sentarse, mirando los árboles que se veían verdes, las flores todavía no florecían. A decir verdad no estaba tan segura de ir a los exámenes, según Kakashi era opción de cada uno por lo que podría optar por rechazar la oferta e intentarlo el próximo año, no obstante, sabía que si no tomaba esa oportunidad jamás podría alcanzar ni a Naruto ni a Sasuke, ellos se alejarían todavía más y jamás podría volver a alcanzarlos.

— ¿Tomaras los exámenes Chunin? —preguntó una voz a su lado, Sakura pegó un grito de muerte, echándose a un lado.

Los orbes de Sakura inspeccionaron con inquietud a la persona a su lado, un sujeto con mallas verdes, con el pañuelo de Konoha alrededor de la cintura y una mascara de juguete de esas que se usaban en los festivales, con la imagen del segundo Hokage.

— ¿Q-Quién...?

— ¡Soy un admirador tuyo! —dijo de pronto, con las manos en la cadera, haciendo una pose triunfal. — ¡Te he estado observando desde hace tiempo!

— ¿Acosador? —preguntó ella, poniéndose de pie casi de inmediato, sacando un kunai. Lee hizo movimientos torpes con las manos.

— ¡No, no, no! ¡Soy un admirador! —se excusó, dando varios pasos atrás. — ¡Yo sé que tú eres muy fuerte, Sakura!

— ¿Cómo sabes mi nombre? —dijo ella, todavía a la defensiva.

— ¡Yo también participaré en los exámenes! —gritó emocionado. — ¡Estoy deseoso de que comiencen!

— ¿Qué?

— ¡Me muero de ganas por poder verte de frente! —sonrió, alzándole el pulgar. Sakura se sorprendió, pese a no poder ver su rostro con claridad, aquellos ojos negros parecían demasiado sinceros, de verdad estaba esperando aquel día. — ¡Hasta entonces!

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