El cuervo de las alas de acero, Masamune.

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— ¿Qué se supone que hagamos con él? —preguntó Ino, mirando al recién capturado Sai. Él tenía una mueca inexpresiva en el rostro, observando como Shikamaru y Choji revisaban sus cosas, incluso habían aventado a un lado el libro de dibujos que tanto quería.

—En Konoha se encargarán de él. —respondió Shikamaru, dando una bocada de aire al cigarrillo que fumaba. —Él es un verdadero traidor de Konoha después de todo.

— ¿Eso quiere decir que Sakura no lo es? —cuestionó Sai, intrigado.

—Todos conocemos las razones que llevaron a Sakura y Sasuke para dejar la aldea. —Shimakaru lo miró de manera fría, prefería dejarlo noqueado antes de lidiar con el comportamiento que ya antes le describió Naruto.

—Es decir que son razones válidas solo porque son sus amigos, ¿eso no es muy egoísta de su parte?

Ino frunció la boca, cruzando los brazos sobre su pecho. Él tenía razón. Pero no importaba que la tuviera, no importaba que se comportaran como un montón de egoístas si eso significaba tener a Sakura a su lado una vez más. Así que se encogió de hombros y tomó con cuidado la libreta que estaba a unos centímetros de Sai, observándola una vez más; ya lo había notado, él tenía reacciones más humanas cuando alguien la tocaba.

— ¿No son todos los humanos egoístas, Sai? —preguntó Ino, devolviéndole la libreta, poniéndola entre sus piernas.

—Ino...—llamó Shikamaru, en modo de reproche.

—Déjasela, no hay nada más que recuerdos en ella. —respondió la chica, dándole la espalda a ambos.

Los tres ninjas de Konoha en automático olvidaron el tema cuando Rock Lee se presentó delante de ellos, pidiendo que atendieran las heridas de ambos Uchiha. Sai entonces contempló la espalda de la rubia que se apresuró en el ninjutsu médico, sin protestar, aun cuando se trataba de un asesino de clase S. Es decir, era obvio que habían tomado medidas para controlarlo, sin embargo, el hecho de que cuando Lee nombró a Sakura, pudo ver el rostro de preocupación absoluta en ella, y a pesar de que parecía querer salir corriendo a donde se encontraba, se dedicó a hacer lo indicado.

Sai sin duda no podía entender a las personas por más que lo intentara. Podían admirarte con toda su alma, pero asesinarte, tal y como Kabuto lo hizo con Orochimaru. Podían traicionarte, romperte el corazón y el alma como Sakura Haruno, y aun así, seguirían apoyándola.

Quería entenderlo. Comprender esos sentimientos que yacían olvidados en su interior. Pero, ¿podría hacerlo antes de llegar a Konoha y demandaran su ejecución? Esperaba que sí, no quería morir con la duda.

Quería al menos sentir miedo de su muerte inminente.

—.—.—.—.—

[Tres años atrás...]

Habían pasado apenas tres días de la partida de Naruto, siendo él quien partió al final, pues Kakashi y Sasuke, aun con las quejas de ambos, no pudieron evitar que Anko se los llevara a rastras de ahí, una semana antes de lo planeado. Naruto sin poder prolongarlo más, partió de igual forma con Jiraya y ahora Sakura se encontraba sola, en esa cabaña donde apenas el día anterior Tsunade le ofreció vivir.

—Sakura, de nuevo estás en tus pensamientos. —Masamune picoteó su cabeza, reprochando el verse ignorado de forma tan directa. — ¿Qué te pasa?

—Me quede pensando en Naruto, Kakashi-sensei y Sasuke. —comentó ella, fingiendo una sonrisa para su cuervo. Masamune aleteó, inconforme con su gesto fingido. — ¿Crees que me extrañen?

— ¿No estás siendo muy codependiente a ellos? —preguntó Masamune, echándose en la mesa. Sus alas se esponjaban, haciéndolo ver adorable. Sakura ladeó su cabeza, sin entender. —Solo han pasado tres días, Sakura. Ellos se irán por tres años, no puedes extrañarlos todos los días en este tiempo, tienes que volverte más fuerte tú también.

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