Dos hermanos.

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Lo primero que recibió Sasuke fue una patada en el estómago, que lo hizo retroceder, dando dos giros mortales hacía atrás, logró estabilizar su caída. Su cuerpo aún se sentía entumecido por la aplicación de Kabuto, pero poco tiempo tenía para pensar eso, pues en cuanto miró al frente el Katon ya venía directo a él, alumbrando todo alrededor. Sasuke chasqueó la lengua, moviéndose con rapidez hacía otro lado, apareciendo justo arriba de la roca donde antes estuvieron Jugo y él platicando.

Tuvo que detener rápidamente la mano de Itachi que amenazó con golpearlo, haciendo una pirueta logró girar la muñeca de su hermano mayor para voltearlo contra el suelo. Dando un brinco, Sasuke buscó clavarle la espada a su hermano, directo en el rostro, siendo detenido por este con un kunai en mano, rozando con el filo de la espada. Aún en la oscuridad, Sasuke podía verse reflejado en los ojos negros de su hermano.

—Sigues siendo muy lento, pequeño hermano tonto. —dijo Itachi, apareciendo detrás de Sasuke, apresándolo con el brazo sobre su cuello. Sasuke jadeó, buscando librarse dio una patada hacía atrás, misma que Itachi esquivó, tomando de los cabellos a su pequeño hermano y deshaciendo el clon, hecho por cuervos que salieron dispersándose en el aire, estampó el rostro de su hermano en el suelo, seguido de una patada en el estomago que lo hizo restregarse en la tierra por al menos diez metros.

El brazo de Sasuke comenzó a sangrar, al igual que su nariz y los raspones que tenía en su cara. Jadeó y en un parpadeo ya iba corriendo a Itachi con chidori en mano. Itachi se quedó esperando justo frente a él, no obstante se vio sorprendido cuando un nuevo Sasuke apareció detrás de él, clavando la misma espada en su espalda.

—Genjutsu de nuevo. —sonrió Sasuke, deteniendo a su clon.

Las luces de la noche hacían más grandes las sombras. Entre la monocromía del cielo, pudo contemplar el silencioso movimiento de su hermano, con algo más que el sharingan activado. Al verlo, Sasuke sintió como su cabeza fue tomada por completo, en sentido figurado y literal; corriendo para adelante, Itachi estrelló de nuevo el cuerpo de su hermano contra un árbol, al tiempo en que el tsukuyomi infinito comenzaba a hacer efecto en él.

— ¿Eso es todo lo que Sasuke podía hacer? —preguntó Kabuto, con aburrimiento. —Itachi ganó como era de esperarse.

— ¿Sabes que recompensa quiero, Sasuke? —dijo Itachi, concentrándose en su hermano menor. —Esos ojos que tienes, ahora me pertenecen.

Sakura sintió las lágrimas escurrirle, sin poder limpiarlas, sin poder hacer nada. Incluso si su mente seguía luchando, su cuerpo no obedecería.

—Debiste recordar mi advertencia, debiste darte cuenta que los Uchiha tenemos un destino que va cubierto de sangre, no podemos amar a nadie ni dejar que nadie nos ame. Estamos destinados a matarnos unos a otros para satisfacer nuestros propios deseos. Matar hermanos, matar amigos, ¡TODO ESO LO LLEVAMOS EN NUESTRA SANGRE!

—Ah, ya.

Sasuke abrió los ojos, sin ninguna expresión por las palabras antes dichas, golpeando a su hermano justo en el rostro, logrando alejarlo de él y que Itachi lo observara con cautela. Sasuke tronó su cuello, queriendo recuperar el movimiento perdido, su cuerpo comenzó a reaccionar mucho mejor en el instante que sacó el poder que Orochimaru le había impuesto.

— ¿Cómo has logrado hacerlo? —preguntó Itachi.

—Resulta que tuve a la peor sensei del mundo. —dijo Sasuke. —Daba unas palizas horribles y no importa en cuantos genjutsus Kakashi me metiera, nada era peor que verla a ella cada mañana, cada tarde y noche.

— ¿Sensei?

—Su nombre es Anko. —sonrió Sasuke, retirándose la capa negra que llevaba. Algo en su mirada había cambiado, estaba más seguro, menos temeroso de enfrentarlo. Itachi sonrió. Así era justo como debía ser.

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