Promesas del pasado.

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—Llevará algo de tiempo, pero lo conseguiremos, Tsunade-sama. —dijo Kurenai.

—Partirán en dos horas, así que alisten todo lo que puedan. Y prioricen su seguridad, no intenten pelear con ningún Akatsuki.

— ¡Entendido! —dijo Kurenai y los demás miembros del equipo ocho.

Hinata salió en silencio, preocupada por Naruto. Según Tsunade, los cuerpos de Sakura y Lee estarían en el hospital para extraer el veneno de Sasori y poder estudiarlo, en esos momentos Shizune y otro personal médico de Konoha se encarga de ello.

— ¿No deberías ir a verlo? —preguntó Kiba, subiendo a Akamaru. Hinata lo observó, sabiendo perfectamente a que se refería. —Sé que tu relación con él no es tan cercana como nos hubiera gustado, pero... al menos asegúrate de que esté bien.

—Debo ir a arreglar mis cosas.

—Deja de preocuparte por cosas insignificantes. —bufó Kiba, dándole un golpecito en la cabeza. —Hanabi, tu padre e incluso Neji ya me conocen demasiado bien, estoy seguro que no se opondrán si les digo que estoy ahí para preparar tu equipaje.

—Kiba...

—Si te preocupa que vea tu ropa interior le diré a Hanabi que la aliste por mí. —sonrió, simplón.

— ¡Kiba!

—Que repulsivo, Kiba. —intervino Shino.

— ¡No quiero escuchar eso del sujeto que tiene insectos en su cuerpo! —reprochó Kiba, ruborizado.

—Solo ve. —masculló el castaño, emberrinchado. —Basta con ver tu rostro para saber que te mueres de preocupación por Naruto, así que deja de perder el tiempo.

—Kiba tiene razón, Hinata. —se metió Kurenai. —Si vas con todas esas preocupaciones a la misión, será peligroso. Solo charla un rato con él y después pasa por Kiba, nos veremos en la entrada de la aldea en dos horas, ¿de acuerdo?

— ¡Entendido!

Hinata fue la última en marcharse, rascándose una parte de la cara, suspiró y avanzó. Era estúpido pensar que ella se sintiera mal al no poder cumplir la promesa que le hizo a Naruto cuando niños, él, Sasuke y Kakashi deberían estarla pasando fatal, lo mismo sucedía con su primo Neji y su equipo. A pesar de que no había convivido mucho con las personas muertas, el hecho de pensar que eso podía sucederle a Kiba, Shino o Kurenai, le partía el corazón, y pensar que en vez de Lee pudo ser Neji, le destrozaba el alma.

Si bien eran limitadas las misiones que compartía con el equipo Guy, debido a que preferían separar a los dos Huyga para tomar más terreno, Hinata estaba considerando comenzar a pedir más misiones con él, de esa forma se aseguraría de protegerlos.

Y la posibilidad de que pasaran estas tragedias, aunque fuera un dos por ciento, reduciría.

Al estar frente a la casa de Naruto, tardó bastante en lograr tocar la puerta, aunque nadie contestó pudo escuchar el quejido de Naruto. Así que volvió a intentarlo, ahora no escuchó nada de nada.

—N-Naruto, soy Hinata. —dijo, preocupada. ¿Y si se había lastimado?

De nuevo hubo silencio.

— ¿Naruto?

— ¡Quiero estar solo, vete! —gritó Naruto. Hinata se encogió en sus hombros, sorprendida por el grito y la intensidad del mismo, la voz de Naruto estaba rota.

—Tsunade-sama nos encargó la misión de ubicar a Sasori, Naruto. —bien, aunque fuera un truco sucio, necesitaba saber que Naruto se encontraba bien.

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