Cuando cometes un error, debes pagar las consecuencias.

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[Capitulo inspirado en la canción de: Sum 41- Best of me]

Sakura dejó que su cabeza se recargara en la dura pared, contemplando la infinita nada. La habitación estaba iluminada por una pequeña antorcha atorada en la pared, cortesía de Kakashi para que Sakura no tuviera problemas al momento de salir de golpe a la luz en cada una de sus juntas con Tsunade. Llevaba dos semanas así, con los ojos en el fuego que se consumía al llegar la mañana.

Los días pasaban cada vez más lento, sobre todo porque Tsunade ya no la sacaba tanto de la celda como antes. No porque no quisiera, sino porque la mayor parte de la estrategia estaba siendo planeada por ella y Jiraya. Sakura había cumplido toda su promesa de decir lo que sabía, por el momento no se le requería más. Sin embargo, Sakura anhelaba que así fuera, que la sacaran de ese aire casi irrespirable.

Y sobre todo, cada que salía de la celda, buscaba por todos lados con la mirada a Naruto. No la había ido a visitar ni una sola vez. Quería verlo. Solo con verlo ella tendría suficiente fuerza para afrontar todo lo que venía.

El sonido de las cadenas moviéndose por parte de Sasuke Uchiha la sacó de esos pensamientos agonizantes, Sakura lo observó por unos segundos de reojo, antes de volver la mirada al fuego. Sasuke no entonaba ni un suspiro en todo el tiempo que llevaba ahí, sentado siempre en el mismo lugar, a veces acostado, durmiendo. Aunque en realidad no era así, si Sakura pudiera ver bajo la venda que cubría sus ojos y una parte de sus pómulos, sabría que Sasuke contaba con unas predominantes ojeras, las cuales venían con su incapacidad de conciliar el sueño debido a los absurdos pensamientos que inundaban su mente.

Estaban al borde de la desesperación.

Sakura cerró los ojos lentamente, por el cansancio de su cuerpo ya de por si débil y quedó dormida en un sueño profundo.

Cuando volvía a abrirlos se dio cuenta que estaba vagando sola por una oscuridad que parecía infinita. Ella camino por un largo tiempo, escuchando sus pasos resonar entre un suelo invisible, envuelto en color negro. Miraba para todos lados, buscando cualquier tipo de señal de que no estaba sola; y como si aquel lugar escuchara sus pensamientos, el fondo oscuro fue suprimido de inmediato, transportándola a un bosque en el atardecer. Las cigarras cantaban a su alrededor, anunciando la noche.

Siguió caminando, parecía saber a donde ir, cosa que le extrañó pero no le tomó demasiada importancia. Al menos hasta detenerse y escuchar las barbullas de unos niños. Con genuina curiosidad se asomó para ver que estaba pasando, una ceja se crispó en su cara al reconocer la escena. Era su yo más pequeño, siendo golpeada como cientos de veces lo fue. Los niños se regodeaban a su alrededor, incapaces de parar sus burlas y golpes.

No se sintió capaz de intervenir, hasta que una figura llegó corriendo a su lado, seguida de otros dos niños pequeños.

¿¡Qué le estáis haciendo a Sakura, malditos!? —gritó Naruto, lanzándole unas rocas.

Iruka-sensei ya dijo que tenemos que llevarnos bien. —se quejó Shikamaru, molesto.

Todos somos ninjas de Konoha. —reprochó Ino. — ¡¿Quieren que me ponga ruda, imbéciles!?

Sakura entreabrió la boca, formando una pequeña sonrisa al final. Los otros niños comenzaron a correr cuando Ino se puso en modo matanza y lanzándoles varitas de árbol logró correrlos de ahí. Naruto corrió a ayudarla, preocupado por sus heridas, mientras que Shikamaru bostezó y se tiró perezosamente en el suelo, decidido a tomar la siesta ahí.

¿Otra vez? —se quejó Ino, llegando a ellos. — ¡Ya te dije que te defiendas!

El pequeño Sakura hizo un mohín mirando a su amiga.

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