No siempre hay arcoíris después de la lluvia.

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—Espero que me tengas algo bueno. —comentó Tobi, llegando a la entrada de la cueva. —Digamos que mis planes no han salido al pie de la letra.

—No me extraña si confías en los Uchiha para llevar todo a cabo. —comentó Kabuto. —Si tu final es similar al de Orochimaru-sama, no me extrañaría. Los Uchiha conducen a la muerte.

—Pues no parece tu lleves a otra parte.

—Solo estoy diciendo que deberías expandir tus horizontes. —siguió Kabuto. Tobi lo seguía de cerca a través del enorme pasillo repleto de humedad e insectos, lo único que alumbraba era la linterna de gas que Kabuto llevaba en la mano; giraron a la derecha y aunque solo fue por segundos, logró visualizar otras dos habitaciones a los lados, repletas de ataúdes.

—Prefiero apegarme al plan.

—No son los únicos poderosos. —declaró él. —Hay más linajes, como el Hyuga, si me lo preguntas.

—No lo hice.

— ¿Por qué no crear un arma destructiva con los mejores atributos de los clanes más poderosos? —Kabuto parecía estarlo ignorando. —Transmutar personas, combinando sus sangres, sus linajes. ¿Imaginas a un ejercito de híbridos luchando solo para ti?

Tobi ya no respondió.

—Y para eso necesito los ojos de Nagato también. —dijo Kabuto, llegando al fin al enorme laboratorio que tenía aún más ataúdes que los que pasó con anterioridad, en las paredes había cajoneras, donde supuso que habría instrumentos médicos y, ¿por qué no?, más cadáveres.

—Me encargaré de eso. —comentó Tobi, observando a todos lados. — ¿Qué tal vas con el jutsu?

—No es fácil de dominar. —admitió. —Pero estará listo dentro de pocos meses.

—Más vale. —amenazó. Kabuto rodó los ojos.

—Un ejercito de híbridos y muertos vivientes. —la risa de Kabuto estalló por todo el lugar. — ¿Hay algo mejor que puedas pedir?

***

Aunque Naruto hubiera querido que el festejo durara para siempre, la realidad los volvió a golpear de pronto.

El equipo médico estaba improvisando un campamento con ayuda de los civiles que no estaban heridos de gravedad. Los ninjas restantes, dependiendo de sus habilidades habían sido separados por los jounins, dividiéndose la búsqueda de supervivientes, provisiones y equipo médico que pudiera servir.

—Ponte esto. —dijo Ino, pasándole a Sasuke un uniforme de Konoha. Él le agradeció internamente, estaba cansado de las burlas de Naruto a su ropa. Ella le sonrió de forma juguetona. —Reserva la mejor parte para que solo Sakura la vea.

—Cierra la boca. —gruñó, comenzando a marcharse para tener más privacidad. Ino soltó una risita detrás de él. —Por cierto, dale uno a Sakura también, sus ropas están peor que las mías.

—Oh, Sasuke, —Ino negó con la cabeza, sin borrar aquella mueca que ponía de malas al Uchiha. —oh, Sasuke.

— ¿Qué?

Ino se inclinó sobre su hombro, susurrándole al oído. —Lee ya se te adelantó.

— ¿Eh?

— ¡Te ves increíble, Sakura! —gritó Rock Lee, alzando las manos al cielo, con estrellitas en los ojos. Ella se rascó la mejilla, avergonzada. Sasuke dirigió su mirada a ellos, sabiendo que lo que vería no le gustaría.

— ¡Vas por el buen camino de la juventud! —Guy alzó un pulgar en su dirección, causando mucho más bochorno en la chica.

Sakura se arremango las mangas, le quedaba algo grande debido a que era de Lee, pero a decir verdad, las mallas eran muy cómodas. Además, cualquier cosa era mejor que esa ropa andrajosa que tenía huecos por todos lados, se podía ver muy claramente a través de su cuerpo.

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