Hubiera sigo genial.

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A veces Sasuke se preguntaba como todo acabo así, a pesar de tener todas las respuestas, seguía cuestionándose si no pudo hacer algo para cambiarlo. Desde pequeño ese sentimiento de inseguridad se fue albergando en su corazón, la primera vez que lo sintió fue cuando le pidió a Itachi jugar con él pero este lo rechazó, diciéndole que tenía otros deberes que hacer.

"¿No podría ayudarlo? Así acabaría más rápido y podría volver a casa para jugar conmigo."

No mucho después volvió a sentirlo, un poco más intenso que el anterior.

"Si entreno más, Itachi verá que me puedo convertir en un gran ninja y querrá entrenar conmigo."

Por supuesto, no resultó.

"Quizás de haber sido más fuerte... no habrían matado a mamá y papá."

El pequeño Sasuke contempló los cuerpos de sus padres siendo llevados por el cuerpo médico de Konoha, sin alguna expresión en el rostro. Los ninjas decidieron que él podía soportarlo solo, después de todo, ¿no era el último Uchiha sobreviviente? ¡Era fuerte!

Sin embargo, Sasuke solo quería que alguien lo reconfortara, un abrazo cálido de su madre, recibir un cariño de su padre. Cualquier cosa estaba bien, podía ser cualquiera, él se encargaría de que su mente pensara que eran sus queridos padres. Pero nunca pasó. Simplemente lo miraban con curiosidad, lastima y recelo, sin poder creer que Itachi hubiera podido hacer tal cosa, es decir, miraban la sombra en su espalda.

—Sasuke, ¿estás bien? —preguntó Karin, acercándose. —Estás sudando mucho.

—Estoy bien. —comentó él, indiferente. —No tienes que preocuparte por mí.

Karin miró alrededor con cautela, Suigetsu y Jugo habían ido a recolectar algunas cosas al pueblo más cercano, dejando a esos dos solos, a pesar de las quejas de Jugo sobre que podría salirse de control en cualquier momento, Sasuke los ignoró cuando le pidieron que los acompañara.

—Puedes desahogarte conmigo, Sasuke. —sonrió ella, quitándose las gafas e inclinándose mucho más a él, logrando incomodarlo. —De cualquier forma que tú desees.

—Hmp.

—Vamos, Sasuke. —y esta vez, la chica se puso justo enfrente, guiñándole el ojo. —Te desestresarás.

— ¿No vas a alejarte? —preguntó él, mirándola con desprecio.

—Eres muy frío, Sasuke. —bufó Karin, volviéndose a colocar las gafas. —A pesar de que estamos en la plena juventud, no muestras ningún interés en mí.

Sasuke dio un suspiro pequeño, ¿por qué Suigetsu no llevó a esa chica también con él? Lo ponía incómodo.

— ¡No me digas que después de todo sí te gustan los chicos! —exclamó Karin, aterrada. A Sasuke en cambió le crispó una ceja, comenzando a irritarse por el comentario. —Esa chica, Sakura, de verdad te puso en duda, ¿cierto? Aunque ella es una chica, ¡no puedes terminar con ella! Entonces, si no es Sakura, ¿será tu compañero de equipo? ¿¡Naruto!?

— ¿Por qué solo me tengo que encontrar con idiotas no importa donde vaya? —murmuró Sasuke, aguantando las ganas de golpearla.

—Sasuke, no conseguirás nada bueno de una chica así. —dijo Karin, señalándolo.

¿Lo dice quién estaba ofreciéndose hace un momento? Pensó Sasuke, con una gotita bajándole por la sien. —No hables de Sakura como si la conocieras. Tampoco de Naruto y Kakashi. —habló Sasuke con voz glacial. Karin pasó saliva. —La única razón por la que estoy con ustedes, es porque tenemos un objetivo en común, no me importan tus sentimientos ni cualquier cosa que quiera hacer Suigetsu o Jugo después de esto.

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