Alma rota.

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Shizune miró a Tsunade, aún sentada en el banco, frente al gran salón. Todos comenzaban a retirarse después de la sentencia, los primeros en salir, los prisioneros que apenas pudieron entablar conversación con alguien. Naruto, estaba aún de pie, incapaz de seguir a Kakashi que escoltaba a Sasuke y Sakura.

—Naruto. —llamó Shimakaru, colocándole una mano en el hombro. —Vayamos a hablar a otro lado.

Shikamaru notó que el cuerpo de su amigo era lo único que lo seguía, pues sus pensamientos parecían estar por otro lado.

Al final, los únicos que quedaron en esa habitación fueron Tsunade y los consejeros de Konoha, los cuales estaban dispuestos hablar un poco más del asunto. La Hokage estaba cansada, harta de tener que sentenciar a su propia alumna, a la niña que había visto como casi una hija, le entregó su propia muerte. Pero dejar a los consejeros, a Danzo hablar como le placiera, tampoco era una opción. Se vería como un fallo de liderazgo irse a descansar.

—La sentencia ha tomado poco tiempo. —comentó Mikotado. —Se ha juzgado más a Sakura Haruno que a cualquiera de los otros tres.

—Es porque ella ha manipulado el juzgado a su antojo. —replicó Koharu. Los otros tres permanecieron callados. —Y es bueno que lo haya hecho, sentenciar al Uchiha a muerte no es lo más sabio que podíamos hacer, menos cuando no ha dejado descendencia. Perder un clan tan poderoso como el Uchiha nos traería más conflictos que beneficios, es similar a perder a los Hyuga.

Tsunade escuchó con resentimiento sus palabras.

— ¿Qué se hará con el Uchiha cuando acabe la sentencia que le has puesto, Tsunade? —preguntó Mikotado. — ¿Se enviará a La Raíz tal y como lo teníamos previsto?

—No. —respondió ella, seria. Una sensación de amenaza inundó toda la habitación, pero ninguno de los tres pareció inmutarse. —Me haré cargo del Uchiha personalmente.

— ¿Qué tan conveniente es eso? —preguntó Danzo. —Hay un límite de lo misericordiosa que puedes ser, Tsunade. Ya le has perdonado la vida a un traidor-

—Y he dado una sentencia de muerte a otro. —remarcó Tsunade, interviniéndolo. —Sasuke Uchiha no irá a La Raíz. Se quedará en el equipo siete, con Naruto y Kakashi.

—Oh, Tsunade. —suspiró Koharu, mirándola como si se tratara de una niña inocente. — ¿Crees que el equipo de Sakura Haruno se quedará de brazos cruzados mientras esperan tres meses a que se ejecute a su compañera? —Tsunade frunció el gesto, irritada. —Has visto como ha reaccionado el kyubi. El Uchiha se ha declarado culpable cuando no lo es, y te aseguro que fue para confirmar que Sakura seguiría viva hasta el día de la ejecución. Ni qué decir del Ninja Copia.

—Cada uno de ellos son leales a Konoha.

Danzo sonrió. — ¿Así como Itachi Uchiha? —preguntó, poniéndose serio. —El ataque al clan Haruno hace tres años, fue orquestado por él. ¿No lo recuerdas? Cada uno de los niños del clan Haruno fue devorado.

— ¿Pretendes decir que Itachi vendrá a salvarla?

—Los rumores corren rápido. —dijo Mikotado. —Y hay que estar preparados, tanto por un ataque de Akatsuki como por un nuevo ataque de Itachi.

—Lo mejor que podemos hacer ahora es no fomentar más conspiraciones. —suspiró Koharu. —Haz que el kyubi parta a una nueva misión; cual sea, una que le tome al menos medio año completar. Lo mismo con el Ninja Copia.

— ¿De qué están hablando? —protestó Tsunade. —No los haré irse a ninguna parte.

—Podrían provocar un golpe de estado, o peor aún, el niño kyubi puede perder el control del nueve colas. —se metió Danzo. — ¿Serás la responsable de la muerte de cada aldeano inocente cuando eso pase, Tsunade?

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