Decisión

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Desde el día que comenzó a tener conciencia sobre su persona Sakura recordaba que siempre se la pasaba a su padre. Al nacer, le dijeron que era un chico y como ella no distinguía uno del otro, lo aceptó. Lo duro fue cuando, después de leer un montón de libros que tenía el clan Haruno, los libros de la biblioteca de la Academia y alguno que otro prestado por Iruka-sensei, se dio cuenta que su cuerpo era totalmente diferente al de un chico.

Y fue en ese tiempo, que entendió por qué su padre le estaba enseñando un jutsu para cambiar su cuerpo.

Sakura desde el principio se dio cuenta que podía razonar más rápido que sus compañeros, por eso comprendió casi de inmediato que solo a ella le ocurría eso, que no era normal. Y cuando habló con su padre de ello, él le ordenó mantenerlo en secreto y si no podía hacerlo, entonces debería buscar otro lugar al cual pertenecer.

Ese día fue el que conoció a Ino.

Desde entonces Ino comenzó a abrirle los ojos al mundo, que existía algo más que las absurdas reglas del clan Haruno. Y conoció a Naruto y Sasuke; la primera vez que Sakura vio a este último, se encontraba con Ino y sus amigas, jugando a las escondidas, las niñas tímidamente le preguntaban si quería jugar con ellas a lo que el Uchiha las ignoró por completo y siguió su camino. Sakura pensó que era un chico muy grosero y altanero, ¿por qué rechazaba la compañía de las personas cuando ella estaba buscando justo eso? ¿a quién le gustaba estar sólo en realidad?

La siguiente vez que lo vio, de nuevo se encontraba solo, aunque Naruto llegó corriendo a Sasuke para retarlo. Sakura desde el barandal donde lo observaba, sonrió cuando ambos comenzaron a pelear. Después de todo no se encontraba tan solo y eso le alegró.

Fue ahí que comenzó a observarlo cada vez más, hasta que entendió sus sentimientos, ese chico Sasuke, le gustaba.

Sakura sintió que cada parte de su cuerpo dolía más que la anterior, las punzadas se iban extendiendo por cada centímetro de su piel y despertó gracias a eso. Pese a que sólo pudo abrir uno de sus ojos y entreabrir el otro; lo primero que notó fue que se encontraban en una pequeña cueva, a fuera estaba oscuro y lo único que iluminaba era la luz de la luna que se filtraba por los árboles.

De lo primero que se dio cuenta, es que gracias al cielo, el jutsu para cambiar de cuerpo no había desaparecido. Suspiró aliviada, al menos pudo guardar esa pequeña energía que necesitaba para mantenerlo.

— ¿Sasuke...Naruto? —llamó en voz baja; si estaba capturado por aquel equipo del sonido, no les quería dar la noticia que ya había despertado.

Tanteando poco a poco, guiándose por los pequeños rayos de luna que entraban en la cueva, comenzó a sentir un cuerpo que estaba acostado de lado. No tardó nada para que aquel sujeto le tomara la mano, apretándola con fuerza cuando intentó apartarla.

—Tranquilo, Sakura, soy yo. —dijo Sasuke, poniéndose entre la poca luz para que lograra distinguir su rostro. Sakura se relajó, sonriéndole.

—Me alegra. —comentó. Sakura se extrañó entonces de que Sasuke no hubiera soltado su mano, por lo que volvió a tirar de ella, buscando apartarla; se comenzaba a poner colorada, demonios, maldito Uchiha de cara bonita. Sin embargo, pese a ese intento, Sasuke no lo soltó. — ¿Sa...?

—No tenías que hacerlo, Sakura. —intervino Sasuke, mirando la mano con el listón rojo desgastado; la mano de Sakura era suave, blanquecina. —Terminaste lastimándote mucho.

— ¿Qué dices, Sasuke? —preguntó ella, acercándose un poquito más a él, sin retirar el contacto. —Lo hice porque esos sujetos trataban de matarte.

—Pero llegar a ese límite...

—Gracias a eso descubrí mi camino. —aseguró él, mirándolo a los ojos. Las orbes verdes de Sakura, observaban a Sasuke sin ninguna pizca de duda o resentimiento. —Quiero proteger lo que es importante para mí, Sasuke. Y tú entras en esa categoría.

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