— ¡Mami! —llamó el pequeño Sakura, corriendo a ella. La mochila pequeña que le habían comprado hace unas semanas ahora se encontraba desgastada, casi rota por las tantas veces que las llevaba a sus entrenamientos. Los cabellos le caían por la frente, limitándole el campo de visión y provocando que tropezara más veces.
— ¿Qué pasa, Sakura? —preguntó Mebuki, girándose a él. Estaba sentada en la mesa, esperando que la comida que había puesto en la olla estuviera lista. Sakura notó el cansancio de su madre apenas verla.
—U-Unos chicos comenzaron a molestarme en la academia. —se quejó, haciendo un mohín de querer llorar. —Ya van tres veces que lo hacen, les he pedido que paren, pero...
— ¿Y por qué te molestan? —Mebuki dio un suspiró, haciéndole una seña a Sakura para que se acercara.
—Dicen que parezco una chica, ¡ya les dije que soy hombre! —comentó Sakura, enfurruñado. —No me dejan jugar con ellos.
—En vez de estar jugando, deberías estar entrenando. —reprochó Mebuki, quitándole los mechones de cabello de la cara. —Le has insistido tanto a tu padre para que te deje ir a la academia, usualmente nuestro clan es entrenado por nuestros ninjas y solo toman el examen para aprobar, pero tú lo has querido y se te ha permitido, para hacer sonar tu nombre desde temprana edad.
—Pero...
—Aun así llegas con quejas todos los días. —Sakura bajó la cabeza, sintiéndose culpable de darle más problemas a su madre. —Si esos niños te han molestado, ponlos en su lugar, demuestra que eres un hombre, Sakura, o te estarán pisoteando toda la vida.
—Sí, madre. —murmuró Sakura, comenzando a retirarse; cuando Mebuki ya no pudo verla, Sakura volvió a cubrirse el rostro con su cabello, avergonzado de este. Si no tuviera esos rastros tan finos, nadie se metería con él.
Al subir a su habitación, se dejó caer en la cama, abrazando la almohada y alzando ligeramente su manga para ver el moretón que tenía en antebrazo, ni qué decir del dolor que sentía en el pecho o en el vientre por estar recibiendo las continuas patadas de los demás. Sakura dio un suspiro, volviendo a cubrirse, dejó la almohada a un lado y se limitó a observar la ventana que daba a la calle, había dos mujeres caminando con la cabeza gacha, llevando consigo las compras del mercado. La tristeza en sus rostros era apreciable incluso en esa distancia.
—Lucen igual que mi madre. —suspiró Sakura, volviendo a meterse.
Sakura miró su rostro frente al espejo, notando a través de su cabello, unos ojos que no reconocía como suyos. Los niños de su edad tenían miradas alegres, infantiles, felices. Los de él ni siquiera tenían ese brillo de inocencia.
—Luzco igual que ellas. —se murmuró, agachando la mirada y volteándose para no continuar viéndose.
—Sakura, ¿estás bien? —Itachi le puso una mano en su hombro, preocupado por ella. Había estado mirando el fuego por largos minutos.
—Sí, solo recordaba algo del pasado. —comentó Sakura, rascándose la mejilla. —Suena algo estúpido sabiendo lo que estamos a punto de hacer.
—Tus pensamientos no son estúpidos, Sakura. —sonrió Itachi. —Además, es natural recordar el pasado en estas situaciones, pero solo no te quedes atrapada en él.
—No lo haría, jamás. —afirmó Sakura, seria. —Una vez que esto suceda, no recordaré nada de esos días. Mi vida habrá comenzado desde el instante en que conocí a Ino, Naruto y Sasuke. No antes.
Itachi la miró con cierta ternura mezclada con tristeza. ¿Cuánto dolor estaba dispuesta Sakura a soportar por alcanzar aquello que llamaba felicidad? Se había esforzado en creer que al terminar con todos esos recuerdos del doloroso pasado, podría empezar de nuevo, pero nunca se comenzaba desde cero, siempre tendría esas cadenas rotas amarradas a los tobillos, arrastrándolas hasta el fin de sus días. Podría reír y ser feliz con ellas, sentirse libre, no obstante, el recuerdo de aquella opresión nunca se iría.
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Reflejo
FanfictionEl clan Haruno siempre ha tenido varones, evitando así que se pierda la descendencia del clan. Sin embargo, cada que nace una niña es obligada a volverse un chico, esta ha sido la vida de Sakura hasta ahora, disfrazada, obligando a mantener sus sent...