Sakura y Uchiha, parte I.

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Sakura miró a Naruto delante de él, el pobre chico tenía ramitas por el cabello y arañazos en la cara, de hecho se había quedado dormido cuando Sakura apenas preparó la comida. No tuvo el valor para despertarlo. A pesar de que se notaba lo duro de su entrenamiento, Naruto siempre estaba ahí para la cena y el desayuno, llegando a prisas, jadeante y sucio; esto puso a pensar al otro, sobre lo inconveniente que estaba resultando para Naruto que él estuviera ahí.

Además de eso, ese día en específico, al ir a visitar a Sasuke y Lee, las enfermeras le informaron que el primero había escapado del hospital, hace unos días precisamente. Aunque Sakura podía suponer donde se encontraba, es decir, entrenando ya fuera con Kakashi, que era lo más probable, o por su cuenta.

Dando un suspiro, terminando su propia comida, tomó a Naruto con cuidado y lo puso sobre la cama, dejándolo descansar. Preparó el almuerzo que el rubio llevaría al día siguiente y apagó las luces, mirando la mochila que Naruto le había puesto al fondo, como si esta se fuera a quedar mucho tiempo ahí.

—Lo siento, Naruto. No quiero detener tu entrenamiento. —suspiró, acariciándole los cabellos, colocándole el gorro que usaba para dormir. —Buscaré un nuevo lugar donde quedarme.

Al despertar, Naruto bostezó perezosamente, gracias a su motivación por el entrenamiento había acostumbrado a su cuerpo a levantarse temprano.

— ¿Sakura? —miró a la silueta que estaba arreglando sus cosas en la mochila. — ¡Sakura! ¿A dónde vas?

—Oh, conseguí un lugar en el hospital. —mintió, sin voltear a verlo para que no descubriera su mentira. —Me quedaré por un tiempo allá, será mejor por todo lo que tengo que estudiar.

— ¿No vendrás más a mi casa? —preguntó el rubio, decaído. — ¿No desayunaremos ni cenaremos más juntos?

Sakura suspiró, mirando la caja de almuerzo que preparó para Naruto. Definitivamente no le salía bien mentirle a él.

— ¡Claro que lo haremos! —dijo volteándose, caminando a Naruto y sentándose en la cama. Este lo miró sin creerle. —Escucha, he notado que estás gastándote de más, forzando a venir para comer conmigo. Quizás lo mejor sea que entrenes por completo con ese tal viejo pervertido del que me hablaste, de esa forma, no me sentiré como una molestia para ti.

— ¡No eres para nada una molestia, Sakura! —reprochó Naruto inclinándose a él. — ¿Alguien lo ha dicho? ¡Lo golpearé!

—Nadie lo ha dicho, tranquilo. —pidió él, haciendo ademanes con las manos. —Pero no me gusta que no estés dando todo en tu entrenamiento, ese no es el Naruto que yo conozco. Dijiste que ese viejo es muy fuerte, entonces debes aprovecharlo al máximo.

—Pero...

—Sasuke está haciendo lo mismo. —dijo Sakura, sabiendo que palabras ocupar. Naruto dejó de protestar entonces. —Realmente no puedo apoyar a uno más que al otro, sin embargo, creo que esa rivalidad que tienen en fantástica, los hace superarse una y otra vez.

—Quiero pelear con Sasuke. —Dijo Naruto, serio.

—Lo sé. Por eso mismo quiero que entiendas que tu entrenamiento es lo más importante de ahora. —continuó Sakura. —No te preocupes, en cuanto acabe tu entrenamiento y los exámenes finales Chunnin, lo más probable es que vuelva aquí. Dejarte vivir solo sería un tremendo error, y más con la limpieza de fondo que hice hace dos días, me niego a que el departamento vuelva a quedar así. —reprochó, recordando la ropa interior que encontró detrás del refrigerador.

— ¿Lo prometes? —preguntó Naruto, más tímido, agachando la mirada a la sábanas.

Un latido intenso se hizo presente en el pecho de Sakura, que carraspeó, ruborizándose por Naruto y la escena tan bonita que vio.

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